La mayor prevalencia de obesidad entre la población ha traído consigo también un mayor número de casos diagnosticados de diabetes. En el caso de Chile, la proporción de casos de este tipo de diabetes es de aproximadamente seis casos por cada cien mil habitantes, cifra superior a la media latinoamericana, y muy superior a las cifras de 1990 cuando la prevalencia en la población infantil era de apenas 1,2 casos por cada cien mil habitantes. Esto ha traído consigo la preocupación de médicos y especialistas, debido a los costos del tratamiento y a la inversión que se requiere para atender a la cantidad creciente de casos.

Actualmente el tratamiento para la diabetes tipo 1 y tipo 2 está garantizado para todos quienes cotizan en la seguridad social a través del Plan de Acceso Universal a Garantías Explícitas (AUGE).

Si bien esto es un gran alivio para el bolsillo de muchas familias, los tratamientos existentes son un paliativo aún bastante limitado, y acceder a tratamientos de última generación muchas veces implica un costo adicional. Universidades y clínicas de todo el mundo han invertido tiempo y recursos en desarrollar nuevas estrategias e innovaciones para el tratamiento de la diabetes, así como en la prevención y en la difusión sobre esta enfermedad. Es aparentemente el caso de Arturo Vidal y su hijo.

¿Un páncreas artificial?

Quienes usamos a diario la red social Twitter quedamos sorprendidos, incrédulos y un tanto inquietos en la mañana del sábado 5 de Septiembre cuando el seleccionado nacional y jugador del Bayern Münich, Arturo Vidal, escribió un post respecto a la situación de su hijo:

^{— Arturo Vidal (@kingarturo23) septiembre 5, 2015}

Independiente de la opinión particular que tengamos de Arturo Vidal, lo cierto es que los avances científicos en el tema han sido significativos.

#PedERPan o también conocido como UVA, desarrollo de la Universidad de Virginia (Estados Unidos) junto a universidades y centros de estudios de Francia e Italia, es la última innovación en cuanto al tratamiento de la diabetes tipo 1 y es probablemente el tercer dispositivo que se prueba en el mundo (junto con la Dexcom G4 y el dispositivo Enlite Sensor). Es el resultado del trabajo que ha realizado la Juvenile Diabetes Research Foundation (JDRF), un consorcio de universidades y clínicas de cinco países (Italia, Israel, Estados Unidos, Reino Unido y Australia) que han liderado y emprendido muchas de las investigaciones e innovaciones en esta materia. Durante más de diez años, este consorcio ha trabajado en el desarrollo de un páncreas artificial que permita mejorar las expectativas de vida de quienes padecen la diabetes tipo 1.

Qué hace el páncreas

El páncreas es una glándula encargada de secretar una serie de enzimas y hormonas, particularmente relacionadas con la nutrición, entre las cuales se encuentra la hormona insulina. 

Recordemos que la insulina es una de las hormonas que regula el consumo y almacenamiento de la glucosa que extraemos de los alimentos. Cuando el páncreas detecta un alza en el nivel de glucosa sanguíneo, libera insulina para hacer que las células abran las compuertas que permiten su consumo para generar energía; la glucosa que no puede ser consumida, se guarda en el hígado. Por el contrario, cuando el nivel de glucosa en la sangre es bajo, el páncreas secreta glucagón, otra hormona que ordena al hígado liberar la glucosa acumulada al torrente sanguíneo. Así, la acción coordinada de ambas hormonas permite regular la cantidad de glucosa en la sangre. Sin embargo, cuando existe una deficiencia en la producción de insulina, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo generando una serie de complicaciones. A este fenómeno se le conoce como diabetes.

Cómo funciona el páncreas artificial

¿Qué es un páncreas artificial? Básicamente es un dispositivo electrónico que cumple las funciones de un páncreas sano.

^{Roman Horovka, investigador de la Universidad de Cambridge, explica el funcionamiento de un páncreas artificial.}

El páncreas artificial consta de tres partes: el dispositivo propiamente tal (o monitor continuo de glucosa), una bomba de insulina o sonda, que suministra la insulina necesaria y un sensor. Gracias a la información que proporciona el sensor, el dispositivo puede regular –mediante un algoritmo- la cantidad de insulina apropiada. En el caso de la Dexcom G4 y de UVA, el dispositivo puede regularse desde un smartphone o un reloj inteligente, a través de una aplicación incorporada, algo similar a lo que ocurre con algunos marcapasos de última generación disponibles en la actualidad.

Las expectativas de vida mejoran al instante, como queda demostrado en las pruebas que se hicieron en el año 2012 en Israel a través del proyecto DREAM en el que participaron investigadores y doctores de tres países.

Su mayor desventaja es el tamaño y el costo de mantenimiento de los dispositivos. Si bien los dispositivos cumplen las funciones de un órgano, el tamaño, el peso y lo que significa tener todo a la mano, puede a ratos ser incómodo y dificultar a veces tareas tan simples como correr o jugar al fútbol. Los dispositivos deben además ser resistentes a la temperatura y a condiciones extremas. Esto ha sido un argumento importante para quienes creen en la bioingeniería.

Las fronteras de la bioingeniería

La creación de órganos artificiales y los tratamientos con células madre son también el horizonte de varios investigadores y desarrolladores en la materia. El debate ha sido amplio, toda vez que desde el punto de vista ético se ha discutido mucho acerca de los riesgos que existen y a los costos de experimentar con humanos. Quienes abogan por los tratamientos a través de células madre, ven un costo-beneficio mayor como queda explicado en este video:

La bioingeniería ha tenido avances extraordinarios en el último tiempo. La creación de órganos artificiales abriría muchas puertas y una gran esperanza a muchas personas que por diversas razones no pueden acceder a tratamientos de calidad.

Sólo una muestra. En el año 2014, ya se estaba probando en Estados Unidos cómo crear un sistema circulatorio artificial.

En el futuro no sería para nada extraño que los órganos artificiales superen a los dispositivos en términos de costo-beneficio, tamaño y mantenimiento.

No podemos negar, entonces, que hoy las posibilidades que nos entrega el desarrollo de nuevas tecnologías irán de la mano con las necesidades de muchos que padecen diabetes y que tratamientos como el páncreas artificial y otros que se desarrollarán en el futuro, revolucionarán la vida de quienes hoy conviven con la diabetes.

¿Te has controlado los niveles de glucosa en la sangre?