Si hay una fuerza que tiene un impacto tremendo en todas las áreas de tu vida, es la fuerza de voluntad o la capacidad de autocontrol. Algunos experimentos científicos han logrado dilucidar un poco más acerca de esta importante cualidad. Hoy se sabe que nuestras reservas de autocontrol no son ilimitadas. Por ejemplo, si te abstienes de comer un rico trozo de torta, luego te será más difícil evitar fumar un cigarrillo o cualquier otra cosa que requiera de tu fuerza de voluntad, lo que explica por qué solemos recaer en nuestros vicios luego de un día particularmente difícil o cansador.
Al pensar en una persona disciplinada, inmediatamente viene a la mente la imagen de alguien de alguna manera reprimido. No obstante, esta es una visión distorsionada de una bella cualidad. La ciencia hoy nos explica, que más que tener una gran capacidad para resistir tentaciones, las personas con mayor autocontrol evitan llegar a la difícil situación de “resistir la tentación”, si no hay tentación es más difícil equivocarse. Las personas que controlan de mejor forma sus impulsos tienen menos conflictos entre sus metas y una vida más tranquila.
Si observamos a los grandes científicos, músicos y deportistas, podemos apreciar que, en general, sus logros son el resultado de un arduo trabajo, que sólo se puede concretar mediante el dominio de la voluntad. Por ejemplo, Gari Kasparov, quien logró ser campeón mundial de ajedrez por 15 años, describe su talento como su capacidad de trabajar durante días sin perder el foco, o mantenerse absorbiendo nueva información después de largas horas de estudio. En otras palabras, Gari tiene una gran fuerza de voluntad. Probablemente si hubiese compulsivamente pasado de estudiar ajedrez a revisar su correo electrónico o distraerse cada 5 minutos, nunca habría sido campeón mundial.
La fuerza de voluntad es un buen predictor del nivel de satisfacción que tendrá una persona con su vida. Hay un notable experimento que se realizó por primera vez en los años '60 en la universidad de Stanford, en donde un niño era dejado en una sala con un dulce sobre la mesa, si era capaz de esperar 15 minutos sin comerse el dulce, se le daba un dulce adicional. Se descubrió que los niños que fueron capaces de esperar para obtener una mayor gratificación, se convirtieron en adultos más felices y exitosos.
Hoy es mucho más difícil esperar por una gratificación mayor, sólo basta con tomar el celular y comunicarnos o ver en qué están nuestros amigos, para que nuestro cerebro libere una pequeña dosis de dopamina y obtengamos un momento de placer. Lamentablemente, esto es adictivo ¡a quien no le gusta la dopamina! Esto nos impide trabajar concentradamente rumbo a nuestras metas y en consecuencia entramos en un círculo vicioso muy común, que a fin de cuentas nos aleja cada vez más de convertirnos en la mejor versión posible de nosotros mismos.
La evidencia científica indica que la fuerza de voluntad funciona como un músculo, es decir, se agota con su uso, pero con ejercicio constante se puede hacer crecer y además transferir de un área a otra. A continuación algunas técnicas que acorde a la ciencia, pueden aumentar tu fuerza de voluntad.
1. Un pequeño cambio en tu rutina
La manera más sencilla de incrementar tu fuerza de voluntad es realizar un pequeño cambio en tu rutina. Usualmente andamos en modo piloto automático y no tomamos control consciente sobre gran parte de nuestras acciones, al hacer esto, no estamos ejercitando de forma alguna nuestra fuerza de voluntad. Debes comenzar por algo que sea muy fácil de hacer, como por ejemplo, si sueles dejar la toalla húmeda sobre la cama y eso vuelve loca a tu pareja, hacer el esfuerzo consciente de romper el hábito. La idea de que sea fácil, es que realmente lo puedas cumplir y de esta forma puedas ganar impulso para hacer cambios mayores. Esto funciona debido a que estas obligándote a hacer algo que antes hacías de manera automática, por lo tanto estás entrenando tu “músculo” de la voluntad. Esto es beneficioso porque este pequeño entrenamiento te servirá de base para comenzar a hacer cambios más interesantes, además de que la “masa muscular” que ganes, puede ser utilizada en cualquier otra actividad de tu interés.
Lo mejor es que, en el largo plazo, esos cambios que lleves a cabo, se transformarán en nuevas rutinas que pasarán a funcionar en "piloto automático", liberando tu energía y fuerza de voluntad para otras actividades más demandantes.
2. Aleja las fuentes de tentación
Una buena manera de tener una mayor cantidad de fuerza de voluntad disponible, es evitando gastarla innecesariamente. Por ello, si requieres de mayor fuerza de voluntad, puedes intentar quitar del camino aquellas cosas que te la absorben, dejando así una cantidad mayor disponible para cosas más importantes. Por ejemplo, si te complican las notificaciones de tu celular, prueba desconectandolo de internet mientras quieres estar concentrado trabajando o si estas en modo dietético, lo más fácil es simplemente no tener comida chatarra a mano. Así evitas estar luchando contra ti mismo para evitar caer en la tentación y de paso mantienes tu batería de voluntad “cargada”.
3. Practica meditación por un par de minutos
Para practicar meditación no tienes que ir a la montaña ni estar una hora inactivo, sólo bastan 5 o 10 minutos escuchando tu respiración (u otro centro de atención) con tus ojos cerrados en una postura cómoda (que no tiene por qué ser como "flor de loto", sino que puede ser simplemente sentado en una silla en buena postura) para desconectarte y acceder a los beneficios de esta práctica. La clave de la meditación es no dejarse llevar por los pensamientos que inevitablemente afloran mientras meditamos, sino que dejarlos ir y volver permanentemente al objeto de meditación, sin frustrarse ni enojarse por sorprendernos una y otra vez desviándonos del objetivo. El meditar, en sí mismo, requiere gran fuerza de voluntad.
Hoy sabe que quien practica meditación regularmente cambia su cerebro para bien, por ejemplo, aumentando el volumen del hipocampo y la actividad en las zonas del cerebro asociadas a la autorregulación y el control de los impulsos. Por ello, se cree que la meditación es una de las mejores formas de aumentar la fuerza de voluntad.
Aumentar la fuerza de voluntad implica de una u otra forma alterar tu rutina y mantener un cambio a lo largo del tiempo. Te recomiendo escoger sólo una de las recomendaciones dadas anteriormente, porque de esta manera podrás dedicar más energías a llevarla a cabo.
La parte difícil de cualquier cambio de rutina, contrario a lo que muchos creen, no es comenzar. Lo difícil es continuar haciéndolo después de que fallamos. En el momento en que no pudimos realizar lo que nos habíamos propuesto con tanta energía inicialmente, llega la desagradable frustración y en esta situación, el camino más fácil es dejar de intentarlo. Aquí es donde mueren los sueños. Esto se puede evitar o al menos minimizar, si estamos conscientes de ello. El conocer el punto más débil, permite reforzarlo. Sea cual sea el hábito que deseas cambiar, recuerda que donde más energía vas a necesitar va a ser en retomar el rumbo una vez que fallaste.
Si hiciésemos algo pequeño, pero constructivo todos los días, llegaríamos muy lejos. Por ejemplo, leer 15 minutos al día significa leer 182 horas en dos años ¡alrededor de 20 libros!