Es razonable, sobre todo para quienes no poseen el hábito de la lectura: atreverse a comenzar una novela con cientos de páginas puede presentarse como un desafío mayor, inabordable, intimidante… y hasta contraproducente si lo que se busca es “tomarle el gustito” al leer. Ante ese escenario, lo lógico (y más efectivo) es empezar de a poco, con historias más breves y tramas más simples. Leer cuentos, podría decirse, es la puerta de entrada a drogas más duras, como las novelas. Y cuando hablo de droga no exagero: un buen libro es capaz de despertar una adicción muy poderosa, cuyos periodos de abstinencia son similares a los reportados por cocainómanos en rehabilitación. Afortunadamente la literatura es una droga saludable, que sólo brinda beneficios.
Así, un buen cuento puede ser como esa primera “pitiada” que le dimos a un cigarro en el colegio o la universidad… y que hoy tiene a muchos fumando una cajetilla diaria. Personalmente –lo recuerdo como si hubiese sido ayer-, fue “El diablo en la botella” de Robert Louis Stevenson el relato que gatilló mi gusto por los libros, cuando tenía 15 años. Desde entonces no he parado, y no tengo intenciones de hacerlo.
Quiero, por tanto, transmitirles en esta columna el placer “diferente” que representa la lectura de cuentos breves, tanto para quienes quieran empezar una relación con la literatura de ficción, como para aquellos que –quizás cansados de novelones- quieran reencontrarse con esa mágica e infantil tradición del “cuéntame un cuento”. Son miles los escritores que hoy publican antologías con relatos fabulosos. Los cuentos están de moda.
No sé quién fue el que lo dijo, pero es muy muy cierto: “Los cuentos sirven para dormir a los niños y para despertar a los adultos”.
A continuación, les dejo una cuidada selección de 10 cuentos que hice especialmente para El Definido. Se trata de joyitas literarias, que bien pueden leer de noche, antes de dormir. Mi compromiso es que todos son mucho más entretenidos que la tele… y probablemente los harán soñar con lugares y personajes interesantes. También pueden leer en el Metro, la micro, el baño, la sala de espera del dentista, la plaza, la piscina o volando en avión. Gran parte de los cuentos recomendados forman parte de valiosas antologías, que fácilmente pueden encontrar en librerías. Otros están disponibles en internet y basta con googlearlos (en tal caso es mejorimprimirlos).
1 “Actos de caridad” (César Aira), editorial Hueders.
2 “La dama salmón” (QuimMonzó), disponible en la antología “Ochenta y seis cuentos”, colección Compactos Anagrama.
3 “Pelando a Rocío” (Alberto Fuguet), forma parte de los cuentos que conforman “Sobredosis”.
4 “El niño bien” (Francis Scott Fitzgerald). Incluido en “Los mejores cuentos”, editorial NAVONA.
5 “Un día perfecto para el pez plátano” (J. D. Salinger), incluido en “Nueve cuentos”.
6 “Fiesta en el jardín” (Katherine Mansfield). Todos los cuentos de la autora fueron editados en la colección DeBolsillo.
7 “Reflexoputa” (Chuck Palahniuk), forma parte de “Fantasmas”, editado por Mondadori.
8 “Póngase usted en mi lugar” (Raymond Carver), parte de los cuentos de “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?”, el primer libro de relatos del estadounidense.
9 “Tatuaje” (RoaldDahl), editado en “Relatos de lo inesperado” (Compactos Anagrama).
10 “Orgullo” (Rubem Fonseca)… pueden leerlo aquí.