Estamos a dos semanas de una de las festividades más importantes para las familias, porque independiente de el credo que se profese, Navidad y su víspera es un tiempo esencialmente para compartir en familia.
Paradojalmente, esta época que debiese ser un tiempo de tranquilidad y fraternidad, se ha convertido en “el estrés de fin de año”, pues al cierre de año laboral y escolar, hay que sumarle la agobiante compra de regalos navideños. Pero, ¿por qué tiene que ser así?¿Podemos transformarlo en un tiempo positivo, de enseñanzas y aprendizajes?
Algunas familias podrían optar por no hacer regalos, pero muchas veces la tradición social lo hace difícil. Sin embargo, no tiene porqué convertirse en una tediosa tarea, sino que podemos aprovecharla para hacer regalos que aporten para la familia y el desarrollo de los hijos.
Así mismo, podemos verlo como una oportunidad para enseñar a los hijos, que así como ellos reciben, deben aprender a dar y darse.
Con estas dos dimensiones podemos dar un vuelco al estrés “pre-navideño” que existe generalmente y dotar de sentido al hecho de regalar y recibir.
Enseñar a regalar y recibir
Lo primero es hablar sobre el significado de recibir regalos, mostrarles la importancia de dar las gracias, ya que es una muestra de cariño, y explicarles que hay que valorar y cuidar los regalos que les llegan.
De ahí, hacer notar que así como nos alegra y nos agrada que nos regalen, es importante aprender a dar a los demás. Regalar es un acto de cariño y generosidad. En cuanto a enseñar a regalar, hay distintas formas de hacerlo, entendiendo por regalar no solo cosas materiales, sino el tiempo y a uno mismo:
- Antes que nada, es fundamental darle el sentido familiar a la Navidad, regalando el tiempo a través de visitas a familiares o amigos tal vez más alejados o solos, quienes con unos pocos minutos sentirían una inmensa felicidad.
- También se puede aprovechar que los niños recibirán nuevos juguetes, para enseñar el desprendimiento. Que ellos elijan alguno (que esté en buen estado) y lo regalen a otro niño que no recibirá (existen distintos lugares donde llevarlos, como parroquias, hogares, colegios, entre otros).
- Ideal es realizar alguna actividad en concreto para ayudar a personas que no tienen la misma suerte de recibir regalos o de celebrar la Navidad. Dependiendo de la edad de los niños, se puede organizar o participar de alguna actividad donde se viva el compartir: ya sea el tiempo, el cariño u algo material. Esto puede ser desde ir a un hogar a visitar a niños que no tienen familia, a hogares de ancianos, regalar una “Caja de Navidad” e ir a dejarla en familia, llevar algún regalo a personas privadas de libertad, enfermos, etc. También se puede ir simplemente a acompañar a bomberos, conserjes, guardias, etc., personas que pasan la fiesta en su lugar de trabajo. De esta manera, se les enseña a los niños de forma concreta que la Navidad no es solo para recibir, y ayudando a otras personas se puede agradecer todo lo que se tiene.
Y si vamos a hacer un regalo a los hijos, qué mejor que aprovechar la oportunidad de que sea algo que le aporte a su desarrollo.
Ocho ideas de regalos constructivos:
- Rodados: (bicicletas, correpasillos, autos, patines, etc). Incentivan la vida al aire libre y el deporte y hay una gran variedad según la edad.
- Bloques, Legos y armables: Desde que cumplen un año pueden usar los bloques para construir más grandes y se puede encontrar para todas las edades. Éstos estimulan la creatividad y la motricidad además de que son una gran entretención para los niños de todas las edades.
- Disfraces y accesorios: Potencian el juego de rol, la imaginación, la comunicaicón y el juego grupal.
- Artículos de manualidades (hojas de block, papeles, tijeras, pegamento, lápices, etc.): Hay gran variedad para las distintas edades y potencian el lado artístico de los niños a la vez que realizan una actividad que, por lo general, les entretiene.
- Libros: Muestran el valor y la importancia de la lectura a la vez que la estimulan. Existen infinitos tipos y para todos los gustos y ededes.
- Juegos (naipes, de mesa, puzzles, etc.). Potencian el juego en grupo y el desarrollo de distintas habilidades.
- Instrumentos musicales: A partir del año la música les llama la atención y son capaces de utilizar distintos instrumentos, desde tambores hasta guitarras de juguete o de verdad. Estimulan el oído y el gusto por la música.
- Figuritas: A través de sus súper héroes, princesas o figuras de oficios, se estimula el juego de rol. Además, a través de su juego podemos aprender mucho de nuestros hijos.
Navidad y el contexto de fin de año puede ser un tiempo estresante y sin valor si no somos capaces de darle un sentido a esta época, donde el Viejo Pascuero no solo venga para regalar, sino que también venga a llenar de amor, generosidad y fraternidad nuestra vida familiar.
¿Qué haces tú en Navidad?