Siempre me ha gustado que en Kill Bill vol. 2 metieran eso del corazón que explota. ¿Se acuerdan? La hacen muy piola al principio, cuando el mismísimo Bill nos cuenta que el viejo maestro Pai-Mei conoce el golpe más mortífero de todas las artes marciales. “La técnica de los cinco puntos de palma del corazón que explota” o qué sé yo, no cacho mucho de defensa personal. La cosa es que es una técnica milenaria letal que consiste en golpear el pecho del contrincante en cinco puntos estratégicos precisos, lo cual hace que el pobre gil camine cinco pasos y el corazón le explote en el pecho. Mal.
Al principio uno cree que esta información da lo mismo, pero después en el clímax la Beatrix Kiddo le hace justamente esa técnica al Bill y el compadre en vez de picarse se admira porque comprende que la Beatrix fue la única guerrera digna de aprender la técnica del maestro. Con su último aliento alcanza a preguntarle a ella por qué no le había contado, y ella llorando le dice que es porque es una perra. Diálogos de personas que se aman, ustedes entienden.
En mi opinión hay que ser un peliculasta maestro como Tarantino para mandarse una escena así, que es el clímax de una historia épica de cuatro horas sobre karatecas sangrientosos. El golpe más letal lo da una mujer enamorada al hombre que ama, y le hace explotar el corazón. Justo después de que el otro le confesó que le disparó en la cabeza por despecho. O sea que a Bill le rompieron el corazón dos veces. Primero cuando ella lo dejó y terminó casándose con otro, y después cuando le hizo la técnica que secretamente había aprendido. Una metafórica, la otra literal pero también metafórica al fin y al cabo, ustedes entienden.
Bueno pues yo creo que Mike Nichols era un director de cine que conocía la técnica para hacernos explotar el corazón. Un Pai-Mei de las películas que sabía exactamente cuándo y dónde golpear, para dejarnos tirados en el piso. Desde su primera película, Quién teme a Virginia Woolf (1966) el compadre supo ir al hueso. Como uno de los personajes hace en esa película, el director sabía sacarles las etiquetas a sus personajes y dejarlos desnudos, expuestos. Aunque era su primera película y estaba trabajando con divos de aquellos (Elizabeth Taylor y Richard Burton, imagínense) el loco se las arregló para sacarles las actuaciones más increíbles de sus carreras, y de paso nos mostró un análisis del matrimonio y la vida en pareja que sigue doliendo hasta el día de hoy.
Después hizo El Graduado (1967) y se mandó no sé cuántos aportes a la cultura popular, no digan que no. Primero por ser la primera película en usar música pop preexistente (Simon and Garfunkel), segundo por darnos para siempre un referente de “mujer mayor metida con un cabro más joven” (Mrs. Robinson) y tercero por incluir imágenes que se nos quedaron metidas para siempre en la cabeza (la pierna levantada y Dustin Hoffman de fondo, el final en la iglesia, los dos compadres riéndose y asustándose en la micro). Además de todo eso el loco logró mezclar tan bien la comedia con el drama, que las películas y series siguen usándolo como referente (cuenten la cantidad de referencias a El Graduado que hay en Los Simpsons, por ejemplo).
Con estas dos películas el compadre acumuló nominaciones y premios para tirar para arriba, pero igual siguió haciendo películas increíbles. DesdeCatch 22 (1970) sobre un pobre gil tratando de ser declarado demente para dejar la guerra hastaEl día del delfín (1973) sobre unos delfines que son entrenados para asesinar al presidente (lo juro), siempre vamos a recordar al seco del Mike Nichols como un peliculasta que amaba a sus actores, y que sabía manejar a las estrellas de Hollywood mejor que nadie.
EnEl difícil arte de amar (1986) el compadre hizo la media teleserie con Meryl Streep y Jack Nicholson, basada en cosas que le pasaron de verdad a la guionista Nora Ephron (de Cuando Harry conoció a Sally) cuando su marido el periodista Carl Bernstein (el de Todos los hombres del presidente), en una película que más encima fue el debut de Kevin Spacey (como un ladrón).
En resumen, esta película es una leyenda en sí misma. Y qué me dicen de Silkwood, un dramón en que Meryl Streep es expuesta al plutonio para evitar que hable de la corrupción en su empresa. Y ni hablar de Secretaria Ejecutiva (1988), esa historia de una cenicienta Wall Street (Melanie Griffith) que quiere conquistar a un príncipe (Harrison Ford) mientras se enfrenta a una bruja cuática (Sigourney Weaver). A propósito de Harrison Ford, ¿les tincaría una película en que a Indiana Jones le disparan en la cabeza y el compadre tiene que aprender todo DESDE CERO? Entonces vean Regarding Henry(1991), una de las primeras películas escritas por el Pontífice Ñoño Jar Jar Abrams, en el que sería su primer contacto con Han Solo y que ahora está haciendo la nueva Star Wars.
Y para no llenarles la pupila con películas por ver hablemos finalmente deLa jaula de los pájaros y de Closer. La primera habla de la familia y del amor de padres y pareja mientras hace reír como nadie, porque toda esa “cena” en que Robin Williams y Nathan Lane conocen a sus consuegros es la risa misma, y la segunda es sobre cómo las rupturas y la infidelidad te sacan el corazón y se lo comen crudo (metáfora). Tal como enQuién teme a Virginia Woolf el compadre tomó una obra de teatro con cuatro personajes, y terminó haciéndonos bolsa con giros inesperados y escenas de dolor increíblemente bien actuadas. ¿Quién no se acuerda del momento en que Clive Owen increpa a la infiel Julia Roberts? ¿O cuando el mismo loco va a ver a la stripper Natalie Portman y el compadre es puro despecho y ganas de ponerle Wendy?
Mike Nichols sabía mostrarnos personajes increíblemente bien escritos y contarnos historias que terminaban conectándose con nuestro corazón para en la mayor parte de los casos, hacerlo pebre. El compadre creía en el amor, se nota, pero también le tenía miedo y lo despreciaba un poco, así que no deja de sorprenderme que se haya muerto de un paro cardíaco. El corazón del hombre que tan bien rompía corazones falló. Adiós, Pai-Mei de las películas.