“¡Gato gratis con este departamento!” es cómo la protectora de gatos japonesa Tokyo Cat Guardian ha logrado encontrar hogar para los mininos abandonados que recoge y cuida. A medida que la población nipona envejece, son más y más edificios que están permitiendo tener mascotas, lo que se volvió una excelente oportunidad para quienes quieren promover la adopción de felinos. Dado que las viviendas japonesas rara vez ofrecen lujo alguno, aquellas que permiten mascotas son muy apreciadas. ¿Cuánto más apetecidas serían si, además, el animal viniese incluido?, se preguntó Yoko Yamamoto, miembro de Tokyo Cat Guardian, quien veía con impotencia que, pese a los esfuerzos de su organización, 220 mil gatos callejeros son sacrificados al año en ese país.
Fue así que se alió con diversas inmobiliarias para ofrecer esta opción, con gran éxito, según Business Insider. Las personas que buscan arrendar son entrevistadas de antemano para asegurarse de que sean responsables con el nuevo miembro familiar y luego llevadas a uno de los refugios para elegir su nuevo felino.
Japón tiene una relación especial (y casi ancestral) con los gatos. Tradicionalmente son vistos como símbolo de buena suerte, por lo que cuando la situación económica flaquea, se dice que todo lo relacionado con los gatos surge con fuerza para compensar. Te invitamos a conocer algunos aspectos de la fascinante relación que tienen los japoneses con los gatos.
En Japón y, particularmente, en Tokio, el metro cuadrado es carísimo (en promedio, más de 90 U.F. por metro cuadrado para departamentos usados). Esto, junto con la regla de muchos edificios que no permiten animales (aunque esto está cambiando), se hace difícil tener mascotas. ¿Qué mejor, entonces, que ir a un café donde puedes acariciar gatos por el tiempo que desees y después volver a la casa?
El concepto partió en Taiwán en el año 1998, pero fue llevado a Japón y luego exportado al mundo. En la actualidad, hay más de 150 establecimientos con felinos en todo Japón.
¿Cómo funciona? Al igual que otros tipos de establecimientos de comida o entretención en este país, pagas por tiempo. Alrededor de cinco o seis mil pesos la hora, más menos. Dependiendo del lugar, el té, café o galletas pueden estar incluidos. No molestar a los gatos durmiendo, no alimentarlos (a no ser que sea comida especial comprada en el lugar), y no tomar fotos con flash; las reglas son bastante transversales a todos los establecimientos.
El éxito de los cafés gatunos ha sido tan rotundo que solo en los dos últimos años se han inaugurado cafés en más de una docena de países en Europa, Norteamérica, Asia y Oceanía, y otros más tienen fecha de inauguración anunciada.
Según la prestigiosa revista Business Insider, hay 11 islas llenas de gatos en Japón, pero la más famosa es –lejos- Tashirojima, al noreste de Tokyo. Hace varias décadas, el rubro de la isla era la seda, por lo que se introdujeron gatos para que acabaran con las ratas (un depredador del gusano de seda). Hasta se erigió un templo dedicado a los gatos, y hasta el día de hoy los habitantes locales alimentan a los felinos semisalvajes bajo la creencia de que traen buena suerte y fortuna. Puedes ver una galería de fotos en el siguiente link.
Lo más probable es que en algún punto has visto uno de estos, ya sea en algún restaurante japonés, chino o tienda asiática. Cuenta la leyenda que en el Japón del siglo XVII o XVIII un señor feudal caminaba de vuelta a su mansión cuando lo pilló una tormenta. Mientras tomaba refugio bajo un árbol, vio –o creyó ver– a un gato dentro de un templo al frente suyo haciéndole señas para que viniera. Y fue donde el gato. A los pocos momentos, un rayo cayó sobre el árbol donde se encontraba. Agradecido, se convirtió en benefactor de ese templo y, al fallecer, se construyó una estatua de un gato en su nombre.
Por ello, los maneki nekos tienen la mano que sube y baja, como si estuvieran haciéndole señas a clientes y a la buena fortuna para que vengan.
Otros personajes de la mitología japonesa incluyen gatos y zorros que eventualmente se convierten en humanos, o toman forma de humanos para bendecir, engañar o atormentar a la gente alrededor suyo.
Esos mitos eventualmente pasaron al animé, donde hay una categoría completa mujeres y hombres con orejas y colas de gato y otros animales. Y, obviamente, al ser animé están dibujados de manera que sean atractivos para los fans. De ahí que salieran varias de las modas que están en boga en países de Asia y el mundo.
El look tierno de los personajes de series animadas no tardó mucho en permear a la realidad, y hasta el día de hoy el peinado “nekomimi” (orejas de gato) tiene relativa popularidad en Japón.
Por otro lado, la ropa con motivos gatunos se ha masificado, en especial los gorros y cintillos. No importa en qué país te encuentres, siempre hay una pequeña (o no tan pequeña) posibilidad de que veas a alguien usando un gorro o cintillo con orejitas.
Y cuando creías haberlo visto todo, viene una compañía tecnológica japonesa con un adminículo de última generación. Un cintillo con orejas de gato que se mueven de acorde a tu actividad cerebral. Dependiendo de si te concentras, pones atención o te relajas, las orejas se agitan, se paran o caen. Puedes ver el video promocional del producto aquí abajo.
Este curioso cintillo, producto de años de investigación en neurociencia, está disponible en Estados Unidos por poco menos de 40 mil pesos.
Lo que muchos locales de cafés felinos en el mundo están incentivando es la tenencia responsable de mascotas y la adopción a avanzada edad. El maltrato animal y abandono es un tema recurrente en prácticamente todos los países, y no hay solución que sea humana y simple a la vez. Mientras que para muchos el perro es el mejor amigo del hombre, los gatos también ocupan un lugar especial en el corazón de muchos amantes de las mascotas. Cabe esperar que iniciativas como los cafés gatunos y la creciente cultura del buen trato a los animales se siga expandiendo, tanto para el bien de estos pequeños héroes de siete vidas como para nosotros.