¿Qué pensamos cuando nos hablan de patrimonio? ¿Algún edificio antiguo en color sepia? ¿Un barrio de sólidas construcciones? ¿Una roída casa abandonada? ¿La Torre del Costanera Center? ... creo que esta última imagen no es la que se nos viene a la cabeza. Sin embargo, no sería del todo descabellado que así fuera, porque cabe la posibilidad que ese entorno se convierta en una Zona Típica de nuestro país el día de mañana. Al menos, cumple con los requisitos, descripciones y es coherente con lo que se ha escogido hasta ahora.
Antes de partir, acá la definición oficial de patrimonio cultural para que todos estemos hablando de lo mismo: "Herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que ésta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y futuras".
En cuanto a cómo se eligen los Monumentos Nacionales, la ley que responde al tema es bastante amplia en cuanto a los requisitos que debe cumplir un bien para convertirse en monumento. De hecho, no se establecen determinadas características con las que deba contar, sino que se da por entendido que el criterio técnico del Consejo de Monumentos Nacionales operará correctamente en cada caso.
Los bienes que se declaren Monumento Nacional, deben pertenecer a alguna de estas cinco categorías: Monumentos Históricos, Zonas Típicas y Santuarios de la Naturaleza, Monumentos Arqueológicos y Públicos.
Hoy nos hace mucho sentido que la Plaza de Armas de nuestra capital sea una Zona Típica, declarada Monumento Nacional. Pero si vamos a 1541, cuando se trazaron las primeras líneas del plano de Santiago, con esta plaza rodeada de los principales edificio administrativos y en cuyo centro estaba la horca para ejecutar a los sentenciados, todo era nuevo para nuestro compatriotas.
También La Tirana puede parecernos coherente que se declare Zona Típica, especialmente por la vida que cobra cuando se celebra su fiesta y lo "folclórica" que puede parecernos. Sin embargo, el origen de su popularidad responde a la veneración a la madre tierra vinculada a la Virgen de Copacabana, por parte de los obreros bolivianos que trabajaban el salitre en Tarapacá.
Así mismo el Cerro Alegre de Valparaíso, destino infaltable cuando se va al puerto, que debe su nombre a los enormes jardines de las casas habitadas por los inmigrantes ingleses y alemanes.
En el fondo, cada Zona Típica, hoy parte de alguna postal de nuestro país, esconde en su historia, una biografía de la época en que se formaron, una realidad que entonces podría haber parecido vanguardista en muchos casos y que, finalmente, lograron darle una identidad a Chile, que lo hace diferente de sus vecinos.
Mirando el patrimonio desde esa vereda, ¿no sería el "Sanhattan" un candidato a Zona Típica el día de mañana? Hoy nos debe resultar chocante que estas torres levantadas una al lado de la otra, con fachadas de cortina de vidrio y sin grandes áreas verdes o espacios públicos que funcionen en pro del transeúnte, pueda ser una zona típica, declarada monumento nacional. Pero viendo cómo ha transcurrido la historia, tiene sentido de que en algún momento esto ocurra.
Nuestro sector financiero, compuesto por más de 50 torres destinadas a oficinas, ha venido adquiriendo importancia desde finales de la década del 80', logrando desplazar al centro de Santiago como eje económico. Uno de los hitos que convirtió este punto donde dialogan las comunas de Providencia, Vitacura y Las Condes, fue la construcción de la Torre de la Industria (1993), que superó en altura a la Torre Santa María. Ya no cabía duda en que ese sector era el nuevo "centro alto de la ciudad". Y sigue construyéndose y validándose en ese rol. La misma Torre del Costanera Center, el rascacielos más alto de Latinoamérica, se convirtió en un símbolo de nuestra capital y es sin duda una de las nuevas postales que hablan de Santiago. Independiente de si nos gusta o no, lo que se ha hecho en esa zona, habla de un paso desde un Chile provinciano hacia uno en vías de desarrollo, al que ha avanzado nuestro país en las últimas décadas.
A ojos de las revistas internacionales , la Torre del Costanera Center es la representación del despegue económico de Chile y ahora gran parte de los turistas que visitan nuestra capital se toman una foto en dicho lugar. Hace medio siglo fueron los edificios Turri de Plaza Italia, luego el de la Telefónica y hoy... Sanhattan.
En base a cómo se describe una Zona Típica según la Ley del sobre Monumentos Nacionales, éstas son: "Agrupaciones de bienes inmuebles urbanos o rurales, que forman una unidad de asentamiento representativo de la evolución de una comunidad humana y que destacan por su unidad estilística, su materialidad o técnicas constructivas; que tienen interés artístico, arquitectónico, urbanístico y social, constituyendo áreas vinculadas por las edificaciones y el paisaje que las enmarca, destaca y relaciona, conformando una unidad paisajística con características ambientales propias, que definen y otorgan identidad, referencia histórica y urbana en una localidad, poblado o ciudad".
Considerando esta la definición y el carácter abierto y analítico del Consejo de Monumentos frente a lo que declaran Monumento Nacional, puede que estemos presenciando la solidificación del nuevo patrimonio para las generaciones futuras.
La invitación, entonces, es a cambiar nuestra percepción de que el patrimonio es algo estático y heredado del pasado, pues se trata de una construcción social permanente y, por lo tanto, deberíamos preguntarnos qué tipo de patrimonio es el que queremos construir para nuestros descendientes.