Un ejemplo. Hace poco estrenaron Breaking Bad (maestra) en Mega, un canal de televisión abierta famoso por la calidad de su programación y por tener rostros que se han ganado el cariño de la gente, tales como Kike Morandé, Patricia Maldonado y el Kaminski.
La serie la rompió qué rato y ahora por fin llegaba a las pantallas chilensis. Se notaba que los del canal le tenían fe, de hecho pusieron una casa rodante como la de la serie y la pasearon por Santiago, con sus rostros sonriéndole a la gente y saludando niñitos en la plaza, todo esto vestidos con la ropa que el asesino y narcotraficante Walter White usaba para hacer metanfetamina. Muy tierno todo. Yo creo que se acuerdan, si no fue hace tanto tiempo.
Apenas salió la serie al aire, todos montamos en cólera por lo charcha que era la serie doblada al español. Ninguna de las voces tenía la intensidad de la original, el protagonista Walter White hablaba como Simba buena onda y Jesse sonaba como cuate de teleserie mexicana órale buey.
Algunos fanáticos incluso se sabían los diálogos de memoria y dijeron que la traducción suavizada no le hacía justicia a la original. Rápidamente todos (me incluyo) nos reímos de esta versión charcha de una de las series más maestras de todos los tiempos y cambiamos de canal para siempre. Sorry, Kaminski.
Otro ejemplo. Hace dos semanas estaban todos embalados esperando el regreso de la serie Cosmos, el documental ochentero sobre el espacio que muchos vieron cuando chicos, y con el que rallaron la papa al punto de terminar estudiando astrofísica, la ciencia que estudia la galáctea y el fondo del alma, etc.
Ahora la serie venía conducida por Neil deGrasse Tyson y todo el mundo se paró frente a los televisores para el día del estreno mundial. ¿Y cuál fue la principal queja de los que estaban viendo tele con el Twitter abierto? Que la serie estaba doblada, y no en el idioma original con subtítulos. Todos alegaban que no podía ser que la transmisión no tuviera SAP, que cómo es posible que pague cable para tener esta aberración monolingüe, y por el amor de Morgan Freeman, queremos escuchar la narración original de Neil deGrasse Tyson.
Y es aquí donde vengo yo a hacerme una pregunta de vital importancia: ¿En qué minuto nos pusimos tan intolerantes al doblaje? ¿De a dónde salieron todos estos bilingües tan defensores del idioma original? ¿Y por qué son tan selectivos con el doblaje que sí aceptan?
He escuchado a un millón de personas distintas alegar porque el estreno de animación no llegó en versión subtitulada a los cines de Chile, al punto de que prefieren no ver la película y esperarla en versión Home Video para poder escuchar al pingüino de monitos hablar en inglés.
Pero muchos de estos que alegan salen después con que Los Simpsons es mucho mejor doblada que en el idioma original, porque la voz de Homero no es tan buena en inglés. Nadie quiere escuchar a Gokú de Dragon Ball Z hablar en japonés y todos defienden la voz típica del doblaje. ¿Y las películas de Disney? Casi todos se las saben en español. Las canciones las cantan con la letra hispana, citan a las hienas de El Rey León con los diálogos doblados, y alegaron porque en Toy Story 3 cambiaron las voces del doblaje que venían de las otras dos películas. ¿Aló SERNAC? ¿Cómo es posible que nos cambien a los del doblaje? Giles.
Con las películas de “acción real” tampoco se deciden. Casi todos están de acuerdo con que ver películas dobladas es una aberración, pero si hablan de Volver al Futuro por ejemplo, muchos PREFIEREN la versión doblada que repitieron diez millones de veces en la tele (en Mega, el canal de Breaking Bad).
Todos le tienen buena al compadre que hace los doblajes de Will Smith. Muchos asocian la cara de Bruce Willis con la voz del compadre que siempre lo doblaba en la tele. Y cuando estrenaron la película del Súper Agente 86 con Steve Carell, todos estaban felices porque la dobló el mismo señor que hacía de Súper Agente 86 en la serie vieja que daban en la tele.
La nota triste es que hace unos días todos lamentaron la muerte de ese señor que hacía la voz del Súper Agente 86. Era un tatita llamado Jorge Arvizu que desde los años sesenta venía haciendo setecientas millones de voces de doblaje clásico, entre ellas la de Pedro Picapiedra, el Pájaro Loco, el Tío Lucas, el Pingüino de la Batman sesentera, Mr. Magoo, Bugs Bunny y muchos más. (Vean este YouTube para que cachen que este señor es la infancia de millones de personas)
Y aquí tengo que volver a mi pregunta: ¿Cuándo es aceptable ver algo doblado y cuándo no? ¿Por qué algunos doblajes nos gustan y otros nos dan rabia? Lamentablemente la respuesta tiene que ver con la nostalgia, como se habrán dado cuenta. Si lo vimos doblado cuando chicos, lo aceptamos. Si aparece doblado ahora, puaj.
La mayoría de nosotros no sabía nada de inglés cuando éramos péndex, y obviamente todo lo consumíamos doblado. En la tele, en el cine, en VHS. Era una época sin SAP, sin formatos con múltiples canales de audio para seleccionar idioma, donde la primera vez que vivimos Volver al Futuro lo hicimos con ese doblaje que todos recuerdan. Cuando nos reímos con el Príncipe del Rap no escuchábamos a Will Smith sino a su doblador oficial, y todos los que crecieron viendo Star Wars, Superman y Los Goonies lo hicieron viéndolas primero en la tele, dobladas, y después, mucho después, en inglés.
Obviamente siempre va a ser mejor el idioma original, porque obvio, es el original. Así se hizo por primera vez, ahí está la intención de los peliculastas, el arte de los actores, el acento, la manera de hablar de los personajes y todo. Pero el señor don Alfred Hitchcock algo de razón tenía cuando decía que es mejor ver películas dobladas que subtituladas.
Nosotros estamos acostumbrados a leer al mismo tiempo que vemos las películas y no nos molesta. Pero ver una película buena en pantalla gigante sin la presencia de las letras abajo es increíble. Poder mirar todo el cuadro, fijarse en los rinconcitos y mirar a los actores a los ojos es algo que no siempre conseguimos, justamente porque nuestras pupilas están corriendo de izquierda a derecha tratando de sincronizar lo que leemos con lo que vemos en pantalla.
Lo que estoy tratando de decir es que no se enojen tanto con el doblaje. Tal como ustedes se acuerdan con cariño de las voces del señor Arvizu, o cuando viene Humberto Velez a la Comic Con y todos hacen fila para grabar al pobre viejo hablando como Homero con el celular, los niños de hoy día quieren disfrutar películas y series sin tener que aprender inglés ni estar leyendo. Ya llegará el momento en que ellos crezcan y evolucionen y se vuelvan bilingües como ustedes. Pero mientras tanto piensen en los niños. ¿Es que nadie va a pensar en los niños?
Para mí hay tres instancias en que es aceptable ver películas dobladas. En estas tres instancias de hecho PREFIERO verlas dobladas. No tienen por qué estar de acuerdo conmigo, pero les voy a contar igual. Primero, cuando las películas son Disney. Estos compadres deben ser los más secos del mundo para doblar películas, y se nota que no solo escogen las mejores voces para los personajes, sino que además traducen muy bien los textos y la letra de las canciones. Incluso los soundtracks son tan buenos en español como en inglés, así que vayan al cine con confianza.
Segundo, cuando la película es en 3D. Si van a pagar más por ver una película en tres dimensiones, mi recomendación es que la vean doblada, y se sienten bien adelante en el cine. Si la peli tiene buen 3D, al estar adelante van a “sumergirse” en la película, y van a poder mirar para todas partes sin tener que estar enfocando permanentemente la mirada en las letras allá abajo, que además interfieren con la ilusión de profundidad.
Y tercero, cuando las películas están en un idioma absolutamente incomprensible para mí. No estoy hablando ni del inglés, el francés, ni el alemán ni el portugués. En esos casos uno todavía alcanza a distinguir qué está diciendo quién, o la intención de lo que se está diciendo, o cuando empezó el texto de uno y terminó el del otro. En esos casos mi cerebro todavía puede hacer la sincronía entre lo que lee y lo que escucha.
Pero cuando la película está en un idioma realmente marciano para mis oídos como su urdú, su chino mandarín o su sueco alemán, prefiero mil veces que esté doblada para poder ver la película en paz. Al principio es raro, pero después de un rato uno se acostumbra y puede apreciar mejor lo que está pasando en la pantalla hasta el último detallito.
Y bueno al final a Breaking Bad en Mega le fue como el forro, igual que a casi todas las series populares que llegan a la tele abierta. Mega empezó a darla cada vez más tarde, hasta que un día zuácate no la dieron más. ¿Será porque la dieron doblada, o porque la tele no se atreve a darle el tiempo al público para que se enganche con las series? Yo en verdad creo que fue más bien lo segundo. Bueno ahora los dejo que tengo que ir a ver Los Muppets 2 al cine y… Momento, ¿llegó solo doblada? No pienso ir, yo quería escuchar a Ricky Gervais y Tina Fey, no a Héctor Romero y Silvia Godínez. No way, man. No way.