La primera vez que supe sobre un club de lectura, fue en la televisión. No sé si fue por el famoso club que organizó la presentadora Oprah en 1996 o porque salió en alguna película, pero sí recuerdo el que más me gustó, y fue en la película The Jane Austen Book Club (2007), donde las protagonistas se juntaban a comentar los libros de Jane Austen y veían como se relacionaban con sus vidas.
Con eso en mente y luego de un par de conversaciones con amigas, en marzo del año pasado decidí invitarlas a armar nuestro propio club de lectura dedicado a la obra de Jane Austen. Nuestro objetivo era leer toda su bibliografía de manera cronológica y juntarnos a comentar.
Claramente no somos las únicas que están buscando espacios donde compartir en torno a un buen libro. Y no piensen que es algo "moderno", porque se puede rastrear hasta personajes como Benjamin Franklin, quien organizó en 1727 una sociedad literaria en Filadelfia. Y no solo eso, la mayor constante de los clubes han sido las mujeres, quienes al ser relegadas en términos educacionales, por siglos se han reunido para discutir literatura y otros temas. De acuerdo a la encuesta realizada por BookBrowse, una revista online para amantes de la lectura, un 93% de los participantes de los clubes de lectura son mujeres.
En Chile, en 1910 Amanda Labarca (primera mujer titulada como profesora, además de escritora, feminista, embajadora y política) creó el Círculo de Lectura, una agrupación que buscaba fomentar la educación para las mujeres, reuniéndose de manera semanal para discutir sobre libros nacionales y extranjeros.
Desde hace un par de años se ha visto muy marcado el boom por los clubes de lectura. Uno de los más notables es el Club de Lectura de la Librería Catalonia, dirigido desde hace dos años y medio por María José Navia (licenciada en literatura y profesora de la Facultad de Letras de la UC) y por Gerardo Jara (pedagogo en Artes y librero en Catalonia), con quien tuve el placer de conversar.
─ ¿Dónde nació la inquietud de hacer un club de lectura?
"La inquietud nació de un foco externo de la librería. Fue María José quien luego de visitar unas veces la librería llega con esta idea que era reunir personas alrededor de comentar un libro y tener este club de lectura. Yo en un momento no pensé si iba a funcionar tanto, ya que entendiendo que la gente trabaja, está ocupada, no había un boom de lectura como el que siento hay ahora, etc. Pero me convenció y le quisimos dar una vuelta tratando de enfocarnos en la literatura contemporánea latinoamericana.
El club de lectura de Poesía (que va a cumplir un año) nació por una inquietud mía y de un amigo, James Steig, de leer poesía para sacarle el estigma de que es muy complicada, que no se entiende, que hay demasiada, que es fome. Entonces partieron bajo estos dos focos de narrativa y poesía".
─ ¿Qué buscan/cuál es su propuesta con el club?
"Lo que trato de meterle en la cabeza a las personas, es que cuando uno lee no siempre la idea es ganar u obtener un beneficio, sino que someterse a una experiencia a través de un medio distinto, que es la lectura así como puede ser la música, el teatro u otras artes. Buscamos que exploren algo que no están acostumbrados mucho a ver, porque generalmente en un principio en los clubes de lectura las personas participaban porque querían obtener algo, un rato agradable, algo que fuese cómodo, y eso un poco a pesar de que igual está bien tener ese acercamiento a la literatura ya que no todo tiene que ser tan trascendental tampoco o puede basarse en el entretenimiento, igual creo que es importante, ya sea para el campo literario, para la experiencia artística de las personas al momento que leen, someterse a experiencias nuevas.
Lo que buscamos con María José y James es que las personas tengan una experiencia nueva a través de la literatura, algo que no conozca siempre, por eso estamos eligiendo libros que estén sonando de alguna u otra forma, tal vez dentro de un nicho, y que desde ese nicho salga y vaya a estos clubes de lectura. Salir de la zona de confort, porque al final qué es lo que te propone la zona de confort, consumir siempre lo mismo, estar siempre en los mismos lugares, tener la misma rutina, y eso al final es fome, me aburre eso, y lo ves en otras personas, y cuando hemos intentamos otras cosas al final la gente lo agradece".
─ ¿Cómo has visto el proceso de pasar de leer en privado a hacerlo en colectivo?
"Es muy nuevo, está ya inserto. Había una figura o manera de leer que, como tú dices, es muy solitaria, muy privada y ahora apareció este nuevo método de lectura que es compartirla y sacarla de estos espacios privados, entendiendo que siempre se va a partir del privado, pero por lo menos ahora logramos salir. Entonces más allá de algo que esté instaurado o algo que vaya a suceder así para todo, es un nuevo espacio o una nueva manera en que las personas entienden que son capaces de llevar y que alguna le acomoda más que a otras.
Hay personas del club que les encanta ir, no se pierden nada y cambian toda su vida en torno al club de lectura y es un grado de compromiso muy alto, y hay otras que picotean, van y vienen, vuelven cuando hay un libro que les interesa y les llama mucho la atención ver qué sucede en otras personas con este mismo libro, porque no es un club de amigos a pesar de que pueda verse así. Es un lugar, un espacio seguro donde las personas van a exponer y someter a evaluación o experimentación la cosa que ellos hicieron en privado. Eso lleva a escrutinio público, depende de cada persona".
─ ¿Te has fijado si es que ahora estas mismas personas comentan más de los libros fuera del club?
"Sí, hay personas que ya lo hacían, pero hay otros que están mal por los libros, van a comprar a librerías, a ferias, comentan, los suben, usan aplicaciones para compartirlas, Instagram y Twitter con hashtag y todo eso, que también ocupo. No sé si atribuirlo al club de lectura, a este ánimo que hemos creado, o a este boom que se ha dado. Pero todo suma y crea como una ola que si no estuviese, sería contraproducente. Son opiniones que antes no se compartían, la foto del libro, la cita, el comentario, el sabes dónde puedo conseguir esto. Puede que vaya a decantar luego, pero está el ánimo, se crea una comunidad que apoya al libro en Chile".
─ También el mismo uso de las redes sociales por parte de las librerías y editoriales, las hace mucho más cercanas para el usuario avezado y para el novato, porque ya no lo ven como algo inalcanzable.
"Qué bueno que lo dijiste porque ha sido algo super interesante, como de bajarle un poco el humo a este libro tan magnánimo, tan de difícil llegada o acercarse a él por medio de las redes sociales, por medio de crear comunidad más amable, ayuda mucho. Pensemos en los libros de Editorial Cuneta, los libros de Laurel, los Libros de la Mujer Rota, los catálogos de Cuadro de Tiza, todos ellos han tomado la literatura, tomado buenos autores y buenos libros, los han pasado por una estética buena y los han llevado al cotidiano. Libros como Rabia de Sergio Bizzio llegan acá, empiezan a correr boca a boca, se empiezan a recomendar, etc., y fue un boom, independiente de las ventas y los rankings, es un libro muy bueno que tal vez por una razón u otra no hubiese llegado y lo terminaron leyendo cientos de personas. Cientos de personas comenzaron a leer porque alguien de al lado, no alguien de arriba, les dijo que un libro es muy bueno, y eso es lo que permiten estos clubes de lectura, llevarlo a algo más cálido que es lo importante. Al cotidiano".
─ Para terminar, ¿cómo vez el fenómeno para adelante?
"Ya quedó. Yo lo relaciono con que es una manera que ya cayó y no la podemos olvidar, yo creo que va a seguir, ya encontramos una forma distinta y entretenida de llevar la lectura de la literatura, ya se encontró esa herramienta y ahora solo falta perfeccionarla. Eso es lo que hemos estado haciendo desde el club de lectura de narrativa y poesía, tratar de controlar tiempo, generar dinámica, por mi parte estudiar un poco, tratar de que la cosa vaya llegando a otra parte. Esto ya llegó, ojalá todas las librerías lo hagan, ojalá las mismas personas se empiecen a juntar para experimentar, llevar la lectura que uno tiene a un punto en que se pueda ver mutada junto con la experiencia de otras personas".
Bueno, ahora están siendo más comunes, por lo que mi primera recomendación es que pregunten directamente en su librería regalona si tienen algún club, en el mejor de los casos tendrá. En el caso contrario, hay algunos que me gustaría sugerir que chequeen.
En Librería Catalonia, tienen tres: narrativa y poesía, como nos contó Gerardo, y uno de
ensayo feminista dirigido por María José Cumplido, historiadora y autora del libro Chilenas
(2017) y Chilenas Rebeldes (2018). Una vez al mes se reúnen en Catalonia Las Urbinas
(Providencia). La inscripción es con la compra del libro de cada sesión.
En Librería Lolita (Providencia), también encontramos un club, que lleva más de cinco años funcionando a cargo del dueño de la librería, Francisco Mouat, quien se declara a sí mismo como un facilitador de la lectura.
Otras opciones son los clubes que se están armando en Biblioteca Viva (busca las direcciones en el link) o aquellos que se están generando en las universidades, como el que dirige María José Navia en la Biblioteca de Humanidades de la UC (Campus San Joaquín), enfocado este año en la obra de la escritora Virginia Woolf.
Además de las librerías y bibliotecas, hay más personas armando clubes. Una gran destacada es Carolina Mouat (licenciada en Literatura Hispánica de la Universidad de Chile), quien elige libros con una impronta de literatura de escritoras. Por su parte, Rodrigo Pinto, crítico literario para la revista Sábado del Mercurio, comenzará con dos clubes de lectura, uno de novela corta universal donde planea revisitar títulos como Bartleby, Jekyll & Hide, La transformación (ex metamorfosis) y Pedro Páramo; el otro, de narrativa latinoamericana, desde Rulfo al presente. El club durará desde la última semana de mayo hasta noviembre.
Por último, Gerardo nos recomienda que las personas empiecen a armar sus propios clubes de lectura, para no depender de alguien más, que busquen la ayuda de bibliotecarios y libreros para armar un criterio. "Es importante que la gente se acepte no conocedora y pida ayuda para armar algo interesante", comenta. Una gran opción es lo que yo hice con mis amigas, vimos una inquietud en común y nos juntamos a explotarla.
En tiempos en que pantallas y aplicaciones abundan en nuestras vidas, la lectura conjunta nos trae de nuevo alrededor del fuego.