Javiera e Ignacia,
Lamentablemente, no estoy para nada de acuerdo con ustedes. Desde mi punto de vista, tengo varias replicas a varios de los puntos que ustedes comentan:
1. Es cierto que existen varias corrientes psicológicas que hablan sobre métodos de crianza, pero no existen corrientes que se planteen o estudien el tema a cabalidad, solo se basan en epistemología y supuestos teóricos para los que se puede aplicar a cualquier proceso, en este caso, la crianza. Con respecto a Amanda Céspedes, me parece que es una persona con título que se refiere a un tema desde su opinión profesional y su experiencia personal, pero lamentablemente, sigue siendo una opinión, no una verdad. No existen estudios que avalen la eficacia a futuro de éstas técnicas, es decir, no existen estudios longitudinales replicables para estos conceptos.
2. En segundo lugar, IGNORAR UNA PATALETA ES EFECTIVAMENTE UNA TORTURA PARA EL NIÑO, no así para el padre (eso es evidente, pues no somos nosotros quien la sufrimos). Si lo dudan, es cosa de recordar cómo nos hacía sentir a nosotros mismos de niños una de nuestras propias pataletas (ya sea porque no nos compraban algo de deseabamos, o porque nos hacía cosas que nosotros no queríamos que nos hiciera, como en el caso de peirnarnos todos los días el cabello largo, para las que somos niñas...). Cuando ustedes mencionan el "no le haría nunca eso a mis hijos", SÍ, LO HACEN, por el motivo que sea, eso no reemplaza el hecho de que nuestros hijos sufren cuando atraviesan por una pataleta, o más, cuando son ignorados (recuerdo que a mí me dolía más por esa misma razón). El hecho de que ustedes no reconozcan el sufrimiento efectivo de un niño, no quiere decir que éste no exista (y en todo caso, prefiero pensar que sí es doloroso para mi hijo, porque así puedo hacer algo al respecto... en caso contrario, mi comportamiento no resta en nada).
3. Cuando ustedes mencionan lo del supermercado: A mi parecer, las lecturas acerca de las situaciones de la vida SON MÚLTIPLES. A veces, como padres, creemos tener la verdad sobre nuestros hijos. Yo pienso que es es un resabio de aquello con lo que nosotros mismos fuimos criados. Cuando ustedes mencionaron "quiero que se haga mi voluntad", a mi se me rompió el corazón: Creo que ningún niño se enfrasca en esta PELEA DE PODERES con los padres. No se trata de quien le gana a quien!!!! Esa pelea la inventamos nosotros los adultos, porque es una forma de compensar esa misma vivencia que tuvimos en nuestra infancia... sin ir más lejos, creo que los hijos amamos tanto a los padres que repetimos sus comportamientos como forma de honrarlos... que loco, verdad!!??
La voluntad está intrínsicamente relacionada con el YO. El Yo en los niños se encuentra en formación, por lo tanto, la lucha de poderes solo viene a alentar una cosa en nuestros niños, y es lo mismo que ustedes dicen: "moldear la voluntad", que no es otra cosa que crear adultos sumamente obedientes y sumisos para esta sociedad. No es mi afán criticar su modo de crianza, sino, defender a los verdaderos indefensos: padres que son presas de su historia, y niños que son amantes de padres "locos"!! y que por lo demás, siempre pierden estas batallas: aman locamente a los padres, nos necesitan más que nosotros a ellos y somos sus héroes, para bien o para mal.
Insisto, en lo que comenta Sebastián acerca de exigirle a nuestros niños aquello que como adultos no somos capaces de hacer. Yo estoy criando a mi hija para que tenga voluntad, para que sea ella misma, para que no haga la voluntad de los demás sino la de ella, para que pueda ser creativa y solidaria, empática y amable consigo misma y con la sociedad. La mejor manera de lograrlo, creo yo, es con la crianza respetuosa, con el respeto al hijo por el solo hecho de ser persona. Y eso se logra porque nuestros niños aprenden de nuestro ejemplo: si solo le doy amor, comprensión y empatía, eso hará en el futuro, y eso es un aporte a la sociedad.
4. Para finalizar, creo que confunden "no ignorar una pataleta" con "dar lo que el niño pide". Muchas veces no podemos dar al niño aquello que pide, porque no tenemos dinero, ni tiempo, ni capacidad... pero si mi hija quiere "una muñeca del supermercado", debe ser porque se ilusionó, porque se imaginó jugando con ella y porque de verdad la quiere con todo su corazón!!! No es mi voluntad quebrantar la de ella por el simple hecho de enseñarle cosas que aprenderá por sí misma y de todas formas en la vida. Si le decimos que no podemos dársela, debemos explicar porqué, y esa es la diferencia con ignorar al niño y a su pataleta.
Así es, las invito a empatizar con sus hijos, y no desde su punto de vista de adultos, sino como niños que fueron alguna vez: Un niño de 3 o más años no entiende de sistema monetaria, ni de compra-venta, ni de oferta-demanda... ella solo ve la muñeca y la quiere tener, pero no entiende porqué no puede. Si nosotros viéramos una piedra en la playa (entiéndase que las piedras en general son gratis, puede cambiar el ejemplo por una flor) y la queremos porque es el detalle que nos falta para adornar nuestro jardín, la cogeríamos sin dudar. Pero en este caso, nosotros sabemos que podemos tomarla porque es un territorio libre para tomar piedras. En el caso de los niños, es lo mismo, pero ellos aún ni tienen la capacidad de entender porqué no puede tomar la muñeca que tanto añora. Al ignorar, se ignora al niño, porque TAMPOCO SABE DIFERENCIAR ENTRE ÉL MISMO Y SU COMPORTAMIENTO, nosotros sí. Y al ignorar, se ignora su falta de entendimiento sobre la vida y sus emociones.
Lo mejor para criar es seguir la intuición: si se nos rompe el alma, por algo será. No lo dejemos pasar.