Si ser adulto mayor significa tener 60 años o más, claramente no se trata de una población inactiva. Es un segmento de la población chilena (más del 17%) que hoy más que nunca tiene inquietudes de todo tipo; que es capaz de reinventarse profesionalmente, hacer deporte, querer aprender sobre tecnología o simplemente vivir “a concho” los años que tiene por delante.
Cada día este segmento de chilenos exige más garantías y hace valer sus derechos. Esta misma semana, protagonizaron una marcha para presentar una carta con peticiones al gobierno entrante que, entre otras cosas, exige que se extienda su beneficio de pagar $220 en el Transantiago.
Pero, de acuerdo a las últimas encuestas realizadas por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, la mitad de los adultos mayores dice sentirse menos feliz de lo que era en su juventud. Es por eso que como sociedad es importante movilizarse para que esa población pueda sentirse acogida y brindarles oportunidades que les permitan ser parte de la comunidad y no aislarse de ella.
En vista de esto, Caja los Andes ha creado nuevos centros para el adulto mayor llamados CIAM (Centro integral del adulto mayor), incorporando varias innovaciones que van en beneficio de los pensionados de la Caja. ¿Eres o conoces algún pensionado que podría verse beneficiado con estos centros? ¡Mira de lo que se trata!
Nuevos centros “gratuitos” y personalizados
En El Definido conversamos con Iván Cubillos, subgerente de procesos de gestión y estudios de beneficio de Caja los Andes, quien ha estado en todo el proceso de creación de los nuevos centros. Nos cuenta que en 2014 la Caja creó en Chile los Centros Día para el adulto mayor, adaptando un modelo europeo a la realidad de nuestro país. La idea era que los pensionados pudiesen pasar su día en un lugar que los acogiera con talleres, atención médica y estimulación física, cognitiva y socioafectiva.
Estos centros funcionaron perfectamente hasta el año pasado, pero quisieron mejorarlos, pues los tres que existían tenían una capacidad muy limitada para atender a los pensionados (no más de 240 personas) y además ellos debían pagar $30 mil pesos para acceder al beneficio, lo que aproximadamente correspondía al 15% de su pensión.
Por eso, Caja los Andes tomó nota de estos problemas y perfeccionó el modelo a los CIAM, que se encuentran en Alonso de Ovalle, Maipú y Viña de Mar. ¡Y ahora son gratuitos!
Obviamente el servicio lo están pagando con parte de su pensión, al igual que los otros beneficios de Caja Los Andes (lo que corresponde al 1% de su pensión), pero los 30 mil extra que debían cancelar en los Centros Día, ya no se requieren. ¿Y qué otras innovaciones traen los CIAM?
En primer lugar, se olvidaron de los planes estandarizados para todos, pues es importante “atender al adulto mayor como un individuo y no como un colectivo”, nos cuenta Iván. Cada abuelita o abuelito es distinto y tiene sus particulares intereses, fortalezas y vulnerabilidades que hay que tratar de manera individual. Por eso ahora cada pensionado participa en talleres y atenciones de acuerdo a sus propias métricas y evaluaciones. Y lo mejor de todo es que los planes son indefinidos. Si el centro les gusta, se pueden quedar todo el tempo que quieran.
Los miembros del centro pueden utilizar tantas prestaciones y servicios como requieran, no hay límites en esto. Por ejemplo, Javier (84) es atendido por un grupo de profesionales que establece las atenciones y talleres que convendría que hiciera, de acuerdo a un camino determinado que él debiese seguir para evitar un envejecimiento precipitado e impedir un deterioro físico demasiado rápido. Entre los talleres disponibles están: nutrición, gimnasia kinésica, desarrollo psicosocial, afectividad, autocuidado, arteterapia, gimnasia integral, vida activa, entrenamiento cognitivo y gerontomotricidad.
Y anexo a esto, ¡Javier lo pasa bien durante el día! Llega en la mañana, se toma un té con sus compañeros del centro, va al taller de arteterapia, hace educación física, almuerza y se ríe con sus amigos y, en la tarde, tiene una hora al médico si lo requiere.
En definitiva, Javier se está ahorrando la plata que se gastaría en la prevención de patologías, en su mantención física (kinesiología, por ejemplo) y en la mitigación de las enfermedades existentes (nutricionista, por ejemplo, en el caso de que sea diabético).
El último cambio es la incorporación de más prestaciones y más profesionales a los centros, así una mayor cantidad de personas puede acceder a los beneficios, algo importante para esos abuelitos que no pueden pagar servicios anexos. Las áreas de atención que CIAM cubre son: orientación social (trabajadores sociales), psicología, nutrición, educación física, kinesiología, medicina general, enfermería y talleres recreativos sobre temas específicos.
“Aquí a nadie se le da una charla magistral sobre nada, sino que el enfoque es súper práctico, se les inculcan buenos hábitos que sean cosas simples de abordar en el día a día. No hay ningún catedrático detrás. Los profesionales no sólo son expertos en sus temas técnicos, sino que cuentan con experiencia en adulto mayor. No nos sirven quienes no puedan abordar sus vulnerabilidades, porque la forma de explicarles todo tiene que ser distinta, cinco, seis u ocho veces si es necesario, eso es propio del envejecimiento”, recalca Cubillos.
Atención psicológica: la pieza clave
Y si se trata de una atención integral para la tercera edad, lógicamente no debe descuidarse la salud en todos sus sentidos, particularmente la salud mental. De acuerdo a Cubillos:
“La depresión, de acuerdo a las encuestas a nivel nacional, es una de las patologías relevantes a nivel transversal. A medida en que envejecen muchos van quedando solitos, van perdiendo ciertos vínculos y lazos afectivos, entonces la depresión se vuelve un aspecto importante. La tristeza, la soledad, la sensación de abandono, de pérdida, de que pasan los años y como que se me va la vida, son factores de riesgo que llevan a otras cosas, como el deterioro cognitivo. Con estos temores y angustias las personas quedan enclaustradas y un poco desorientadas. Pierden la capacidad de seguir entrenando la mente. Es clave esa ayuda, desde una escucha activa, una orientación, hasta derechamente terapias”.
Iván Cubillos nos cuenta que los adultos mayores que pasan por estos centros, muchas veces sienten que “renacen” al encontrar a personas que están en la misma situación que ellos y que han sufrido sus mismas pérdidas (de un hijo, de un cónyuge, etc.). Es así como la socialización es tan importante como las terapias psicológicas que se imparten dentro.
De acuerdo al subgerente, la idea de Caja Los Andes este año es planear una estrategia para continuar creciendo, ya que a sólo un mes de su puesta en marcha, ya cuentan con 230 pensionados participando (casi el límite al que llegaban los Centros Día). Pronto pretenden tener CIAM en cada capital regional a lo largo de Chile.
Y esto vendría muy bien para complementar el trabajo de los Centros Diurnos para los adultos mayores del Ministerio de Desarrollo Social, presentes en ciudades como Tucapel y Concepción. De hecho, hay uno que acaba de abrir en febrero en Chillán. Se proyecta también abrir nuevos centros en Antofagasta, Copiapó, Talca, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.
¿Te gustaría acceder a estos beneficios? ¿Conoces a algún interesado?
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