“Con ‘x’ ramos rojos y un promedio bajo ‘y’, el alumno repite”.
Así es la temida ecuación del colegio que básicamente dice que si tienes ramos no aprobados, tendrás que tener un promedio de notas lo suficientemente bueno como para que pases de curso. De lo contrario, ¡zas! Todo de nuevo.
Pues bien, al parecer las cosas ya no serán tan así. La semana pasada el Consejo Nacional de Educación (CNED) aprobó un decreto que prohíbe la repitencia automática por notas. Es decir, restringe la probabilidad de que un estudiante repita de curso, llevándola a un plano más “excepcional”. ¿Qué significa eso?
Según la entidad, se dejará de considerar las notas como lo más importante y se empezará a valorar la educación en un sentido más integral. Así que si un alumno no consigue aprobar todos los ramos necesarios, su caso será analizado para que pueda pasar al siguiente curso. Por cierto, se eliminará la opción de eximirse de materias y la medida entrará en vigencia el próximo año.
Dentro de las razones del CNED para avanzar en esta medida, está que “de acuerdo a la evidencia, se indica que la repitencia suele tener más efectos negativos que positivos, tanto para el desarrollo como para el aprendizaje de los estudiantes”.
Y como en El Definido nos encanta enfrentar posturas, decidimos buscar qué es lo que dice dicha evidencia y esto fue lo que encontramos.
En Estados Unidos es relativamente común atrasar un año el ingreso al jardín infantil o que los jóvenes se tomen un año para entrar a la universidad después de salir del colegio. El propósito es que puedan desarrollarse tanto académicamente, como emocional y hasta físicamente.
Aunque al parecer allá hay una nueva tendencia que está agarrando vuelo: repetir el octavo grado. Eso sí, esto se hace de manera voluntaria y no forzada por el rendimiento del alumno, así que evidencia científica/empírica al respecto no hay mucha.
Lo que sí hay es una investigación de 2010 que estuvo cuatro años analizando los efectos de repetir un curso en el primer año de colegio en Estados Unidos. ¿Su principal conclusión? Esto podría no ser tan malo después de todo (solo si la medida se aplica en lo que nosotros conocemos como primero básico).
Entre otras cosas, el estudio arrojó que quienes repitieron un año en ese período les sacaron más ventaja respecto a quienes aprobaron el curso, en los siguientes aspectos: menos hiperactividad en clases, más felicidad, mejores relaciones con sus compañeros, mayor sentido de pertencencia respecto al colegio, mayor eficacia académica y mejor comportamiento en general.
Por su parte, este otro estudio hecho en Florida (2012) analizó las repercursiones de la repitencia en alumnos de tercer grado, a partir de su desarrollo durante los siguientes seis años tras haber repetido.
Lo primero que concluyen es que quienes repiten adquieren en el corto plazo y avance sustancial en habilidades matemáticas y de lecturas, pero que lamentablemente eso se pierde casi por completo a los cinco años. También encontraron que quienes repiten un curso en tercero tienen muchas menos probabilidades de repetir un grado más adelante.
Ahora, también hay quienes dicen que repetir un año puede ser una oportunidad. En una entrevista para Educarchile, el psicólogo de la Universidad Central, Jorge Rosende, plantea que gracias a esto un alumno puede alcanzar un mayor nivel de madurez antes de continuar con su trayectoria educativa, al mismo tiempo que se garantiza de cierta forma que el estudiante posee los conocimientos mínimos para comprender la materia que se viene durante el siguiente curso.
Aquí ya la cosa se pone intensa. Dentro de la evidencia científica, la mayor parte de ésta apunta a que la repitencia escolar posee más consecuencias negativas que positivas.
Por ejemplo, un meta-análisis de la organización Rand revisó 91 estudios publicados entre 1980 y 2008. Para que se incluyeran en el estudio tenían que ser relevantes y contar con rigurosidad metodológica y dentro de sus principales conclusiones podemos encontrar que:
-La evidencia sugiere que la medida de repetir cursos no es una herramienta eficiente por sí misma a la hora de mejorar las condiciones académicas de un alumno y que no los ayuda a mejorar académicamente.
-Los estudios que dicen lo contrario generalmente se enfocan en algunos aspectos positivos que solo se presentan durante un corto período y que van decayendo con el tiempo.
-Existe una correlaciones entre quienes repiten un año, ya que estarían más propensos a salirse del colegio, a tener un peor rendimiento en la educación secundaria y a tener peores expectativas laborales.
-Con todo, la evidencia que se refiere al aspecto socioemocional y conductual de quienes repiten está dividida. Mientras hay quienes dicen que repetir un curso puede ayudar a un mayor bienestar del estudiante, hay quienes sostienen que esto sería todo lo contrario.
En tanto, la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares de Estados Unidos emitió una declaración en 2011 en donde llaman a los colegios a evitar esta práctica. “Hacer que un alumno repita un curso es una intervención costosa y cuestionable, ya que aquellos estudiantes que han asistido a la escuela regularmente no suelen demostrar alguna mejora”, aseguran.
También agregan que, excepto por circunstancias poco frecuentes (como cuando hay una ausencia a clases prolongada), esta medida no está recomendada. En vez de eso, sugieren una estrategia de monitoreo e involucramiento con especialistas para asegurar el rendimiento óptimo del alumno, sin que tenga que pasar por todo un año otra vez.
Una revisión de la OCDE en 30 países (2014), concluye que en la mayoría de los países examinados, los estudiantes que repiten en la etapa secundaria tienden a tener mejor rendimiento que los que repite en primaria. Y que los que no repiten tienden a ser incluso mejores los que repiten en secundaria.
Según los datos del Banco Mundial, cada vez repetimos menos cursos en el colegio. A nivel global casi el 12% de los alumnos hombres (así es como tienen el dato) repetían en los ’70. Cifra que cayó a un 3,3% en 2015.
En el caso de Chile pasamos de 14,8% de repitencia en 1975 a solo un 4,5% en 2015. Algo similar a lo que ha ocurrido en Argentina, quienes tenían una tasa de repitencia de 12,7% en los ’70 y que la redujeron a 2,5% en 2014.
¿Qué pasa si nos vamos donde los más capos de la educación a nivel mundial?
En Finlandia podemos ver que pasaron de tener al 0,5% de sus alumnos repitiendo en 1987 a… un mísero 0,3% de repitentes en 2015. Mención honrosa para Japón, que durante las últimas cinco décadas a hecho que literalmente el 0% de sus estudiantes repita algún curso en el colegio.
Llama la atención que en países como Japón o Finlandia la cifra sea tan baja, sobre todo si consideramos que son unas de las naciones con los mejores indicadores educacionales en el mundo. Además, la evidencia científica parececiera tener la balanza inclinada hacia el lado de evitar que los alumnos repitan.
Pero claro, eso no significa que no sea necesario abordar la duda que a muchos les asalta: ¿cómo lo vamos a hacer con aquellos estudiantes que no cuentan con los conocimientos básicos para pasar de curso? Por mientras, la nueva medida del Mineduc no descarta que se pueda repetir, sino que la decisión quedará subordinara al consejo de profesores del colegio, en vez de ser algo “automático” según los estándares anteriores.