A Diego siempre le gustó la música y tenía talento. Un día estaba mirando televisión y vio un reportaje sobre los Niños Cantores de Viena. Le pidió a sus papás que averiguaran cómo entrar en ese mundo y lo hicieron. Asistió a su primera audición y pasó la prueba. Luego tuvo que preparar unas canciones específicas para su segunda audición y también fue aceptado: tendría que pasar una semana de prueba en el internado viviendo como un niño cantor. Si le gustaba, estaría dentro. "A mí me gustó mucho y por eso me quedé", cuenta.
Esta es la historia de Diego Schwertberger, el niño cantor de Viena "chileno". Su madre lo es y se fue a vivir a Austria, donde nació él. Habla perfecto español, les gusta el fútbol y la "U". Junto a Diego, otros 25 niños presentarán a partir de mañana 8 conciertos en su gira por Chile, con motivo de los 60 años que cumple la Caja de Compensación Los Andes. A pesar de que había venido a Chile años atrás, es una experiencia que está gozando. "Es muy lindo volver a este país, volver a ver todo y hablar mucho español", comenta.
Es la gira más divertida que han tenido los niños, explica Manolo Cagnin, director del coro: "Siempre preguntan cuándo venir a Sudamérica, 'living la vida loca', la sangre latina (…) El grupo que está aquí está increíblemente motivado".
Además están de vacaciones y por eso tendrán muchos paseos y recreación: visitarán los Saltos del Laja, Frutillar, el zoológico Metropolitano, el museo MIM, la Moneda, entre otros. En su llegada a cada ciudad donde presentarán, compartirán con niños de colegios vulnerables, que podrán asistir a sus ensayos a sus conciertos de forma gratuita.
Esta vez no presentarán solamente música clásica, como lo suelen hacer. La iniciativa fue combinar con canciones populares chilenas junto a artistas del país, orquesta y coro, para presentar un show inédito. Javiera Parra, Luis Jara y los Huasos Quincheros cantarán diversas canciones junto a los niños. Benjamín Mackenna, uno de los huasos, dice: "Nos trae recuerdos, porque todos los Quincheros actuales cantábamos en los coros en los colegios, cuando éramos niños. Y no dejábamos de soñar al ver a los Niños Cantores de Viena, algún día cantar con ellos o ser uno de ellos". El sueño se cumplió.
Los niños estudian en el Palacio Augarten de Viena, que ha servido desde el siglo XIX como escuela internado. Ahí están durante cuatro años, de los cuales uno es de gira internacional. El resto del tiempo es de intensa preparación. Ahí estudian los ramos clásicos de un colegio normal y también música, cómo interpretar diversos instrumentos, ensayan, son asistidos personalmente en el canto y juegan en su tiempo libre. Todos los fines de semana, vuelven a su casa para estar con sus papás. Felix, uno de los niños, dice que no ha tenido tanta dificultad por no estar en su casa, "al principio fue más difícil, porque no estaba acostumbrado. Quizás es más difícil para los más chicos", comenta.
Le preguntamos a Manolo Cagnin cómo era trabajar la música con los niños. "Los niños cantan, cantan siempre. Ahora en el bus desde el hotel en 10 minutos ya venían cantando. Eso es algo bueno (…) La cosa más difícil es sensibilizar los niños con la música. Para mí es algo que parte de la cabeza, la motivación de que me necesitan. Cantar no es el problema, el problema más grande es la disciplina. En Chile creo que también: los niños son los niños". Felix, por su parte cree que han aprendido mucho de su director y que a pesar de que es algo estricto, gracias a su ayuda se han convertido en el excelente coro que son.
Javiera Parra estuvo desde chica vinculada estrechamente con la música. Por eso nos interesó su opinión sobre la experiencia de estar tan cerca de la música durante la infancia. Explicó a El Definido que a ella le tocó a través de su papá: "Es bonito para un niño el lenguaje, se desarrolla una parte bien especial que los niños la tienen inherente. Pero no hay que olvidar que es un trabajo, igual es fuerte… gira, ensayando, tocando, viajando. Aún así me parece maravilloso que manejen el lenguaje de la música tan chicos, les dará un bagaje cultural increíble para cuando grandes".
¿Qué hace que unos niños entren a la escuela y otros no? No es sólo un tema de talento vocal. Participar de este coro exige disciplina y motivación, que son necesarias para una buena experiencia. En una entrevista a El Mercurio, Manolo aseguró que para él "no es tan importante la voz, sino la mentalidad, porque esta vida no es fácil: se requiere mucha disciplina, pero también un gozo muy especial. Un niño cantor también tiene que pasarlo bien y divertirse. Si tiene talento, pero el canto para él es un martirio, no sirve. Por otro lado, me ha tocado recibir a chicos con voces no tan espectaculares, pero con un buen trabajo y formación pueden llegar a ser espléndidos. La voz, afortunadamente, se puede moldear".
Los niños que han pasado cuatro años de sus vidas dedicados al canto quedan marcados por la experiencia. Sin embargo, no es como podríamos asumir a primera vista: no todos se dedican después a la música. Algunos siguen como intérpretes de instrumentos o como directores, pero la gran mayoría terminan sus estudios secundarios, y luego entran a la universidad a distintas carreras: hay abogados, médicos, arquitectos", explica Cagnin.
Desde que se lanzaron a la venta, las entradas cuestan desde $3.000 para los afiliados. Para más información puedes entrar aquí. Quedan entradas disponibles para los shows en Antofagasta, La Serena, Concepción y Puerto Montt.