El hecho más concreto evidenciado a nivel país sobre la gran crisis del Sename, es que los 8.600 niños internos actualmente en sus centros están en riesgo permanente (incluso de muerte), que sus derechos no están siendo respetados y que tanto los niños como sus familias están siendo víctimas de un sistema que no funciona.

Otro hecho concreto que manejamos todos es que las leyes y proyectos demoran bastante (basta con ver lo que ha implicado el rechazo del Informe Sename II) y que en esta espera, miles de niños continúan a la deriva en un sistema que está creado y destinado para protegerlos, pero que lamentablemente no lo está haciendo.

Pero mientras se legisla al respecto y mientras los actuales candidatos a la presidencia preparan (esperemos) sus propuestas de Gobierno y una justa distribución de presupuestos para la infancia; como sociedad y como país no podemos quedarnos de brazos cruzados. ¿Por qué? Porque las vulneraciones a nuestros niños no se estancan como las leyes y porque no es sólo responsabilidad de la propia institución Sename, sino de cada uno de los sectores involucrados de forma directa e indirecta: Justicia, Salud, Educación, Desarrollo Social y nuestra sociedad como tal.

Es por esto que, en el marco del Día del Niño en el que se debiese celebrar la Convención de los Derechos del Niño a nivel internacional, la Fundación San Carlos de Maipo (FSCM) busca concientizar y generar acciones inmediatas por parte de las autoridades, por aquellos niños que no celebrarán este domingo, ya que sus derechos son vulnerados todos los días.

¿Cómo? Poniendo a disposición pública cinco medidas concretas de implementación inmediata para superar los problemas del Sename, sin la necesidad de discusión parlamentaria ni de engorrosas tramitaciones legales; sino con la pura voluntad y responsabilidad de nuestras autoridades, la debida gestión de los ministerios y con la reasignación adecuada de los recursos disponibles.

Es decir, medidas aplicables "aquí y ahora", como señala Marcelo Sánchez, Gerente General de FSCM, y que ya se están implementado exitosamente en programas piloto de la Región Metropolitana en conjunto con la Corporación Casa del Cerro, como los casos de el Hogar Misión de María, Aldeas SOS Ñuñoa, Hogar Santa Catalina, Hogar San Francisco de Regis, entre otros.

A continuación, les presentamos las medidas propuestas para avanzar en esta crisis de forma paralela a los proyectos de ley que se están tramitando en el Congreso, y que tienen como objetivo solucionar los problemas más de fondo.

1. Poner la prevención como prioridad, involucrando a la comunidad

Según expone Sánchez, lo primero que el país debe hacer para evitar más vulneraciones en contra de los niños, es generar condiciones para que dejen de ser vulnerados. Es decir, es necesario reducir al máximo los factores de riesgo, como los diversos contextos que hacen que los padres sean incapaces de ejercer una paternidad responsable (violencia, pobreza, falta de oportunidades, delincuencia, etc); y que influye en que los niños queden desprotegidos, que deserten los colegios, y que en algunos casos acudan a la delincuencia y a las drogas; y en consecuencia, sean alejados de sus familias y llevados a centros del Sename. ¿Cómo hacerlo?

Existen programas con evidencia internacional como el Triple P o Familias Unidas, de la Universidad de Miami, que apuntan a fortalecer la comunicación y las habilidades parentales para evitar las conductas de riesgo que dañen a los niños.

"Estos programas se preocupan de enfrentar los factores de riesgo. Por ejemplo, para tratar el tema de violencia y deserción escolar, sabiendo que eso está mediado por el consumo de alcohol; hay que enfocarse en ver cuántas botillerías hay en ese territorio y trabajar con los propios botilleros para involucrarlos en la decisión de no venderles a los menores de 18 años. Si te enfocas en prevenir los factores de riesgo, logras que determinados daños sean eliminados de manera múltiple", nos cuenta Sánchez.

Otro modelo, que la propia FSCM está implementando de forma exitosa hace un tiempo y que proviene de la Universidad de Washington, es el sistema Comunidades que se Cuidan, que consiste en prevenir los problemas de la juventud antes de que se presenten, fortaleciendo los factores protectores en la infancia. Es además eficiente, y permite rentabilizar la inversión social: por cada dólar que se invierte en prevención en EE.UU. con este tipo de programas, se recuperan alrededor de 5 dólares.

“Es por esto que de las lucas destinadas a Seguridad Pública, un gran porcentaje debiese destinarse a la prevención. Hoy en Chile, se destina menos de un peso en prevención, de cada 10 pesos de los recursos de Seguridad Pública", señala Sánchez.

2. Analizar las medidas cautelares para evitar internaciones injustificadas

Es necesario contar con una representación jurídica, porque los diagnósticos con los que se toman las medidas cautelares de internación de un niño a un hogar, pueden carecer de pertinencia y calidad y pueden haber más menores internados dentro del sistema que los que debiesen haber.

Francisco Estrada, abogado y ex director de Sename, explica que hay una falencia grande en el diseño legal, ya que hoy frente a un requerimiento de protección hacia un niño (que puede realizar Carabineros, el colegio, el asistente social, la familia o un vecino), no hay cómo chequear esa información, una vez ingresada la causa a los Tribunales de Familia. Esto porque los jueces no pueden enviar a un profesional a chequear esa denuncia en un corto plazo, ni constatar que no haya otros familiares capacitados para hacerse cargo de esos niños. "Nadie hace esa pega hoy en día", señala, entonces los niños son internados no como una última medida, como debiese ser.

Entonces, es necesario revisar todos los diagnósticos de los niños bajo el sistema residencial para determinar su pertinencia. Es necesario verificar que se ha determinado adecuadamente la inexistencia de un adulto significativo disponible para el cuidado del niño, porque en caso contrario, urge la desinternación y la necesidad de un proceso de reunificación familiar.

Para esto se deben revisar en profundidad las causas de internación y que en ningún caso sea por situaciones derivadas de la condición socioeconómica de la familia.

3. Programas de reunificación familiar

Hoy en día, lamentablemente los niños son internados y puede pasar un año en el que no tienen contacto constante con sus familias de origen, por diversas razones. Entonces se sienten abandonados y eso repercute en malas conductas, rabia, depresiones, y tantas otras evidencias de la vulneración del derecho más básico que es: el derecho a tener una familia.

Según Estrada, actualmente se permiten visitas sólo en las mañanas, de lunes a viernes, y claramente es incompatible con los padres que trabajan, por lo que en muchos casos no pueden asistir. Además se les castiga por su inasistencia con prohibiciones de visita y otras medidas que perjudican directamente a los niños. ¿Cómo hacer que funcione la reunificación?

Se debe velar el contacto constante de los niños y sus familias, ampliando y flexibilizando el horario de visitas y favoreciendo las distintas instancias que permitan que los padres interactúen con sus hijos para fortalecer los lazos y sanar las relaciones.

Es necesario contar con un equipo profesional especializado, con gente capacitada que trabaje con las familias desde el primer momento, para poder lograr los procesos de reunificación familiar (que los niños permanezcan en contacto constante con sus familias de origen para que puedan volver a ellas lo antes que se pueda). De esta forma, además, se lograría reducir de forma significativa la cantidad de niños internados; y a futuro se reduciría también el porcentaje de delitos y personas privadas de liberta, porque recordemos que 1 de cada 2 reos pasó su infancia en algún centro del Sename.

Existe evidencia (basada en el trabajo de FSCM y Casa del Cerro) de que más de un 70% de los niños que establecen un nuevo vínculo positivo con sus familias mientras están en residencia, mejoran su bienestar y superan su vulnerabilidad. Esto se desarrolla a partir de terapias sicológicas con padres y hermanos o cuando no es posible con la familia nuclear, con la familia extensa, de acogida o de adopción.

4. Un abogado por cada niño

Hace un tiempo, la Defensoría Penal Pública asumió la Defensa Penal Juvenil, pero los niños que entran a los centros por vulneración de sus derechos quedaron en manos de la Corporación de Asistencia Judicial. Según Estrada, esto último hace el proceso completamente ineficiente, porque faltan abogados especializados, con experiencia y también con tiempo, por la sobrecarga de causas que tienen, la que les impide realizar un trabajo de calidad.

Entonces, los menores que ingresan a internación por este segundo motivo, no cuentan con una buena defensa jurídica, ni con una debida revisión a conciencia de las medidas cautelares para hacer valer todos sus derechos ante los Tribunales de Familia. Estos, finalmente deben basarse en los informes del equipo psicosocial de los centros, muchas veces insuficientes o mal hechos, nos cuenta Estrada.

Es por esto que debe existir un abogado por niño, para acompañarlo y conocer su historia completa, para agilizar los procesos en tribunales y para exigir que las medidas cautelares sean pertinentes. De esta forma se busca también impedir, en lo posible, su internación y favorecer la reunificación familiar. ¿Cómo lograr esto?

A través de fondos concursables y fondos paralelos, y a más a largo plazo, con una reforma para que se cree un Servició Nacional de Atención Jurídica al Niño y la Familia, que garantice defensas de calidad para los niños más vulnerados del país, como bien lo está haciendo la Defensoría Penal Pública con los jóvenes infractores de ley del Sename. 

5. Salud mental y física garantizada

Estrada señala que es necesario que “el sistema de salud pública acuda a los centros y otorgue un convenio especializado, y eso no se está haciendo. Y esto significa que un niño internado y su familia, no tienen tratamiento de salud mental o que tienen tratamientos pero mal implementados, como pasó con Lissette Villa, a quien no se le hizo el debido seguimiento de su tratamiento, por falta de personal especializado al que recurrir".

¿Qué se está haciendo hoy en día? Sánchez nos cuenta que hoy acuden médicos a residencias y centros de internación y diagnostican a los menores, “pero ¿de qué sirve un diagnóstico si finalmente no se garantiza la cobertura para los niños que están en riesgo?”. Entonces lo que pasa es que los niños son diagnosticados pero el médico no se asegura de que tenga cobertura, de derivarlo a una consulta cercana, etc; por lo que cuesta mucho que inicien sus tratamientos.

¿Cómo hacerlo entonces? Se requiere un diagnóstico al 100% de los niños internados en un plazo corto y derivar de manera urgente los casos de riesgo al sistema de salud, pero no a listas de espera. Y si no existe cobertura en el sistema público de salud, se deben hacer convenios o licitar por mercado público las coberturas necesarias en el sector privado.

¿Qué te parecen estas medidas? ¿Crees que se pueden implementar en un corto plazo y que sólo requieren de la voluntad de las autoridades?