Trece años de historia, cuatro discos publicados y diecisiete giras internacionales han posicionado a Keko Yoma como una de las bandas embajadoras de Chile en el extranjero.
Al igual que otras bandas chilenas como La Mano Ajena y Tito Escárate y Los Galanes Suplentes, Keko Yoma se ha hecho de un nombre en la escena nacional e internacional a través del reconocimiento y desarrollo del inherente mestizaje de nuestra música. Sus presentaciones en vivo son verdaderas fiestas en las que confluyen ritmos como la pachanga, la cumbia, el rock, el folklore gitano y el ska, todo desde una actitud carnavalesca y con un fuerte compromiso social en sus letras y discursos que ha cautivado a las audiencias de México, Argentina, Ecuador, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Alemania y Suiza, entre otros países.
En estos momentos se encuentran recorriendo México, promocionando su nuevo single Cambia el Norte, el cual forma parte de su próximo disco de igual nombre, y que contó con la producción del icónico Joe Vasconcellos.
Su vocalista Claudio Benavides se tomó una pequeña pausa en su gira por tierras aztecas para conversar con El Definido sobre sus proyectos, desafíos y creencias. Esto es lo que nos contó.
- Pocas bandas logran vivir para celebrar su 13° aniversario. ¿Qué fortalezas y desafíos se presentan en esta etapa, sobre todo después de su disco Propaganda (2014)?
“Como en todas las relaciones humanas, se necesita mucho amor y voluntad para llevar a cabo los proyectos. Confianza en el propio trabajo y en el trabajo de los compañeros. Sobre los desafíos, podemos decir que en lo musical y lo escénico hay una intención muy genuina de mejorar y superar en calidad lo que hemos hecho hasta ahora. Creo que hemos desarrollado mucho nuestro trabajo artístico. Para nuestro nuevo disco Cambia el Norte (2017),las letras las escribí yo, haciendo como un resumen de lo que habíamos planteado para cada tema en los ensayos, y abrí el poema al grupo completo, y todos pudimos decir lo que pensábamos. Cada palabra, cada parte de este nuevo trabajo, es de cada uno de nosotros. Estamos todos ahí”.
- A lo largo de su historia se les ha visto altamente comprometidos con la contingencia y la situación política nacional. ¿Cómo ven el actual escenario político?
“Lo que está pasando era inevitable. No se puede ocultar la mugre bajo la alfombra y evadir las consecuencias de vivir en la mentira. Siempre se filtra. La gente a veces necesita que las cosas le revienten en la cara para reaccionar, para cambiar el rumbo, para tomar decisiones, o simplemente ser feliz. La clase política, más que desprestigiarse a sí misma, ha desprestigiado el ejercicio de la política como práctica de soberanía. Nadie cree porque la mentira se hizo evidente. El asunto es que en la clase política siguen y seguirán aferrados al delirio de perpetuar sus privilegios a toda costa. Lo triste de esto, es que el espectáculo es patético.
Sobre los nuevos rostros, debemos ser conscientes de la necesidad de entender que el verdadero trabajo es interior, y que no va a llegar un o una mesías a resolver todos nuestros problemas, porque el gran problema de Chile es que somos reaccionarios, y la solidaridad la preferimos mediada por las instituciones antes de mirarnos a la cara, frente a frente con nuestros miedos y hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos ante ellos. Lo lindo es que la política se renueva, pero es necesario que no se quede en la puesta en escena”.
- ¿Cuál es el rol que ustedes asumen en este cuadro general?
“El rol es una conducta esperada. Suponemos que la gente espera que sigamos entregando la misma alegría y la misma energía que entregamos desde que la banda nació. Pero uno nunca sabe los roles que termina por ocupar. A veces el artista es quien pinta en el aire un paradigma y a través del arte, transmite aquello que va más allá de la razón. Antes, en nuestras canciones buscábamos denunciar y poner afuera la responsabilidad. Actualmente nuestras letras hablan de ser felices sin dejar de luchar, sin evadir los propios miedos, pero entendiendo que no podemos seguir echándole la culpa al empedrado. La vida social y la personal van ligadas, en coherencia, y eso implica mirarnos a nosotros mismos, antes de seguir únicamente diciendo lo que todo el mundo sabe. Es una manera distinta de hacer política, pero es política. Una micropolítica, en el día a día. Quizás recordarle a la gente eso es nuestro rol. La vida es bella, pero hay que protegerla, respetarla y cultivarla en presencia”.
- Ustedes se caracterizan por su constante itinerancia. ¿Sienten que el contacto con diversas culturas los ha hecho mejores músicos?
“Sin duda viajar te permite crecer mucho. Es como una escuela intensiva: tocas con personajes notables, compartes escenario con artistas admirables, vives rigores, te desafías a ti mismo. Estás obligado a trascender tu propio malestar, porque compartes días y momentos con los demás, y eso exige respeto por los espacios de los otros. Es una escuela muy fuerte, entretenida y desafiante. Estar en contacto con otras culturas te permite mirar a tu país con más empatía, y valorar la belleza de esas cosas que antes apenas veías. Uno se pone más sensible, porque en todos lados pasan cosas similares; pueblos originarios acallados y sometidos, pobreza, corrupción, confusión, caos, pero también encuentras las peculiaridades de cada pueblo, y las razones que tienen para ser como son. Es bello abrir el corazón a nuevas personas, uno no deja un minuto de aprender”.
- ¿Cómo responde el público extranjero a su música?
“El público alemán es muy disciplinado, hacen lo que uno les dice; los belgas son más fríos y se prenden más tarde, pero son bacilones. En México tienen alma de fan: si les gusta la banda no solo se vuelven locos bailando, sino que te piden la foto, el autógrafo, compran la polera y suben la foto a la fanpage. Es increíble. En Holanda, como hace tanto frío durante casi todo el año, en verano, que es la temporada en que nosotros vamos, están todos y todas destapados y vueltos locos. Es época de carnaval”.
- ¿Cómo ha sido trabajar con Joe Vasconcellos en la producción de su nuevo disco?
“Hermoso. Mucho aprendizaje y buena energía. Joe es muy humilde, y enseña con su palabra porque no pretende enseñar nada. Cuenta su experiencia. Nosotros hacemos lo mismo, por lo que enganchamos al tiro con el proyecto. Joe por tiempo solo podía ayudarnos con 4 canciones, pero al escuchar las maquetas se quedó por 10, participó en casi todas con percusiones y coros, e hizo un feat. en una canción. Este disco se trata sobre el viaje, cambiar el Norte, como concepto. Busca invitar a la gente a cambiar el rumbo, romper la inercia y hacerse cargo de la propia vida. Joe entendió el horizonte y se embaló. Él nos motivó a desarrollar un serio respeto por nuestro propio trabajo. Nos dijo que éramos una mezcla entre Celso Piña y King Crimson (risas). También que no debíamos demostrarle nada a nadie, que éramos una banda que debía atreverse, porque son 13 años y eso pesa, tiene lugar. Nos ayudó a dejar mucho mejor algo que venía bueno. Fue el que le puso el aliño a la comida, el que ayudó a terminar las canciones y llevarlas a la mejor expresión”.
- ¿Cómo ven el estado de la música chilena, y en qué posición se ven a ustedes mismos?
“Nosotros somos un caso raro. Una banda de 13 años, pero que viene con un bagaje internacional muy power, y que en Chile no es tan conocida. La música actual tiene ese vicio de la industria sin ser industria. O sea, le da espacio a los elementos o productos culturales que aseguren un piso económico, por lo que no se da tanto espacio a nuevas propuestas. Eso nos hizo buscar suerte afuera. Ahora siento que hay muchas propuestas musicales interesantes, y se deben potenciar. Nosotros estamos en un pie raro, porque tenemos mucha trayectoria, pero recién la gente en Chile nos empieza a reconocer, y esperamos que siga así. Nos dicen, ‘¿y ustedes dónde estaban? ¿Cómo no los conocía?’ Y bueno, nosotros andábamos en México, Holanda, Alemania o República Checa. Ahora queremos conectarnos con la gente de Chile, regalarles nuestra música y que aprecien el mensaje. Somos al mismo tiempo una banda con trayectoria, pero con una propuesta muy nueva y extraña al mercado tradicional”.
- Por último: ¿algún mensaje que quieran enviar a los lectores en Chile?
“Simplemente que observen con mucha honestidad y conciencia lo que están haciendo con sus vidas, y tomen las riendas de su propio horizonte. Es útil mirar hacia adentro para poder cambiar las cosas afuera. Nuestra idea es que, si es necesario romper cadenas, derrumbar todos los muros, y hacer cosas que crees imposibles con tal de despertar a la experiencia de estar vivo y disfrutar de ello, sin evadir la responsabilidad que implica, hay que hacerlo sin miedo ni titubeo alguno. Y diría que la participación política no es sólo la participación electoral. Que hay una práctica ética muy cotidiana que es más importante que por quién votar, con los vecinos, con los amigos, con la familia, y con uno mismo. Pero por favor, si va a votar, no bote el voto”.