¿A quién no le gusta pegarse una buena risotada? Ya sea por efecto de un chiste, un lastimoso video de caídas o porque una risa es tan particular que contagia. El efecto es notablemente satisfactorio y sabemos que tiene varios beneficios para nuestra salud: puede aliviar el estrés, el dolor físico e incluso bajar la presión arterial.
De hecho, esta expresión emocional está programada por nuestros genes, según señala el científico Robert Provine, quien se ha dedicado años a estudiar este fenómeno de primates y humanos. En su libro La risa: Una investigación científica, explica que ésta es parte del vocabulario universal y de todas las culturas, una forma de comunicación anterior al habla.
Y si bien somos conscientes de que “la risa es la mejor medicina”, poco sabemos acerca de ella, nos dice Provine. Asegura que la mayor parte no se debe solo a humor ni chistes. Además, que es un comportamiento extraño que pasamos por alto, ya que está muy arraigado en nuestras vidas.
Para probar esta hipótesis, el experto fue junto a un grupo de estudiantes graduados a diferentes lugares públicos a escuchar conversaciones de gente común y corriente. El 99% de los 1.200 episodios de risa que observaron, ocurrieron al final de frases y entre pausas durante el diálogo (lo que habla del de su componente comunicacional). Además, entre el 80% y el 90% de las risas se dieron después de frases básicas como “los veré pronto” y “para mí también fue un gusto verte”.
Según Provine, las risas no parecían tener relación específicamente con el humor, sino más bien con el diálogo.
Pero no todas estas expresiones provienen de una razón inocente o positiva. No es lo mismo reírse de alguien, que reírse con alguien, ya que nuestro cerebro es capaz de diferenciar los tipos de risa y los procesa de manera diferente. De hecho, las intenciones sociales y emocionales afectan directamente a nuestro cerebro de forma positiva, mientras que el humor oscuro está relacionado con pocas habilidades para percibir los sentimientos de otras personas.
En esta misma línea, se pueden clasificar diferentes tipos de risa. Aquí algunos:
La explosiva: considerada la más honesta de todas, como también la más difícil de lograr, porque es necesario que la situación sea realmente graciosa para producirla.
La cruel: no es políticamente correcta, pero es real. Está presente en elhumor negro, por ejemplo.
La formal: un ejemplo, es cuando te encuentras con tu jefe en el ascensor. En vez de hablar de tus logros con él, probablemente te reirás educadamente de casi todo lo que dice.
La nerviosa: cuando queremos mantener la dignidad, como presentaciones importantes, es muy probable que nos riamos como un intento fallido para dejar de sentirnos incómodos. De todas formas, esto no sirve mucho para calmarnos.
La silenciosa: es la que ocurre en situaciones donde no deberías reírte, como en clases o en el trabajo, y tienes que “suprimir” el sonido, pero tu cuerpo se mueve igual que con una carcajada clásica. Tiene los mismos beneficios que la explosiva, ya que al igual que esta, necesita una respiración profunda.
La que libera el estrés: después de un día tenso y agotador, una risa puede servir como terapia para relajarse. Como les dijimos al principio, está probado científicamente.
La contagiosa: en un experimento, el mismo Robert Provine, reprodujo una risa falsa artificial frente a sus 128 estudiantes. Casi la mitad se rio a pesar de saber que era falsa.
Como hemos venido explicando, la risa es una forma de expresión primitiva que usábamos antes de incluso, aprender a hablar. En esta misma línea, aquí te mencionamos varios datos que posiblemente nunca habías escuchado:
Antiguamente, una carcajada servía para indicar una “falsa alarma”:según un estudio de 1998, la risa sirve para comunicar que todo está bien y así la utilizaban nuestros ancestros para comunicar la ausencia de peligro. Un ejemplo moderno es cuando alguien se resbala. Si alguien se ríe de él, quiere decir que no sufrió ningún daño, pues si estuviera desangrándose no lo haría. Mientras más fuerte, –nivel carcajada- mucho mejor, así alerta a todo el grupo social.
A pesar de un derrame cerebral, la risa queda intacta: ante este episodio, una persona puede perder el habla y muchas otras capacidades, pero nunca la habilidad de reírse o llorar. ¿La razón? El sistema emocional más antiguo del cerebro –presente en los mamíferos- queda intacto, no así el relacionado con el lenguaje, que es más sofisticado.
Es lo más cercano que conservamos de las expresiones animales: la risa se parece más al llamado de un simio más que el hecho de hablar como una persona civilizada. No es extraño que hagamos sonidos tan curiosos, como jadeos y chirridos.
Descubrieron que las ratas también lo hacen: Leíste bien. Científicos se dieron cuenta que estos animalitos también se ríen como nosotros, pero lo hacen a un nivel ultrasónico, es decir, a una frecuencia que no podemos oír. Además, pueden sentir cuando les hacen cosquillas. ¡Qué adorables!
Todos hemos sido víctimas de una risa contagiosa en más de alguna oportunidad. Quizás el momento gracioso no haya durado más de algunos minutos y afectado solo a unos cuantos, pero curiosamente hay un caso que registra una “epidemia” que tuvo a un pueblo con risotadas durante más de un año.
El origen de la historia se remonta a 1962 en la aldea de Kashasha, ubicada en Tangananica (nica-nica-nica), lo que hoy sería Tanzania. Un día de ese año, a tres niñas –quienes estaban en clases- algo les provocó mucha gracia. ¡Un clásico! Pero poco a poco fue acaparando la atención de más y más estudiantes a tal punto que 95 de los 159 de ese establecimiento no podían parar las carcajadas, como si se tratara de un virus.
Algunos estuvieron horas riéndose, otros días, pero según se cuenta, esto afectó a otras villas, intermitentemente, durante 18 meses. Incluso otras escuelas debieron cerrar temporalmente porque los niños y jóvenes estaban demasiado distraídos para estudiar.
Según el investigador Christian Hampelmann, fue porque los estudiantes estaban tan estresados que tenían episodios no solo de risa, sino que de llanto, ansiedad y desmayos. Esto se llama enfermedad psicogénica de masas o histeria colectiva, que sucede cuando varias personas en un grupo comparten síntomas mentales parecidos. Hampelmann está seguro que esto desencadenó el “contagio”.
Varias razones y factores pueden estar detrás de una risa aparentemente inocente, algunos nobles como, otros no tanto. Independiente de la razón, lo cierto es que es fundamental para nuestra salud y nuestras relaciones sociales, a tal nivel, que hoy muchas veces lanzamos un “ja, ja” incluso sin darnos cuenta.