Pocas profesiones tienen tanta autoridad moral como la de los profesores. Cuando somos niños, la palabra del profesor de historia, de biología o de lenguaje, es ley. Si “sólo” de “solamente” va con tilde, nos queda marcado a fuego por el resto de nuestra vida, y si nos cuentan que el Sistema Solar tiene nueve planetas, será difícil eliminar para siempre a Plutón de nuestros corazones.
Pero las cosas cambian, y si te enseñaron que el 12 de octubre de 1492, Colón "descubrió" América, hoy tus hijos saben que ese día se produjo un “encuentro de dos mundos” que se descubrieron mutuamente. La ciencia avanza, y las certezas que teníamos desde niños sobre el mundo que nos rodea, van quedando obsoletas.
En El Definido quisimos hacer un recuento de aquellas cosas que nos enseñaron en el colegio, que ahora son diferentes (obviamente depende de tu carnet). Aquí vamos, ¿cuán actualizados están?
Para quienes crecimos en los 90's, Jurassic Park marcó nuestras vidas. La profesora jefe aprovechó el momento para hablarnos de la evolución y para explicarnos quiénes fueron estos gigantescos reptiles que un día poblaron la Tierra. Con ojos atónitos, no podíamos creer que aún existieran huesos enterrados de criaturas que habían vivido hace millones de años. Era espectacular.
Y podíamos imaginarlo en 3D y a todo color, pues Jurassic Park nos mostraba como lucía, por ejemplo, el tiranosaurio rex, con sus bracitos cortitos, sus fauces plagadas de dientes filosos y su piel de cocodrilo.
Pero pongámosle freno al recuerdo, porque resulta que –como te contamos en este artículo- los dinosaurios no tenían piel de lagartija, sino más bien plumas de gallinas. Tal cual, un pollo gigantesco y depredador, pero pollo al fin. Recientemente, se confirmó que las aves están directamente emparentadas con los dinosaurios… mucho más que con los cocodrilos.
Algo a lo que a muchos nos cuesta aún acostumbrarnos, es a la nueva regionalización de Chile: una I Región que fue dividida en dos, y una X Región que no solo tenía lagos, sino también ríos, por lo que parió a una hermana que hoy acoge a esas aguas fluviales. Pero hay algo que hace explotar nuestros cerebros: ¿a quién se le ocurrió que la Región de Arica y Parinacota, la que está más al norte, debía ser la XV? ¿Y por qué curiosa razón la región que viene antes de la X, es la XIV? Para cualquier mente con razonamiento lógico, esto resulta absurdo.
Sucede que durante el año 2005, nuestra Constitución sufrió algunas modificaciones a nivel territorial, que llevaron a discutir el hecho de que las regiones estuviesen numeradas, pues si llegaba el caso de dividirlas, los números no quedarían secuenciales. Sin embargo, el año 2007 se crearon las regiones de Los Ríos y de Arica y Parinacota, que recibieron la numeración de XIV y XV, respectivamente, sin hacerse cargo de este problema, o bien, asumiéndolo: los ciudadanos nos tendríamos que acostumbrar a este desbarajuste mental y punto.
Puede ser que pequemos de old school, pero para muchos de nosotros ha sido un trabajo de parto aceptar que “este es el mejor” ahora no lleva tilde. Cuando “este”, “esta”, “ese” o “esa” se utilizaban como pronombre demostrativo en los antiguos tiempos colegiales, siempre llevaba tilde. Y si no se lo ponías, ahí estaban las cinco décimas menos en la prueba (aunque fuera de biología o historia). ¿Qué pasó? ¡Nos acostumbramos y lo hicimos parte de nuestra vida! ¿Para qué todos esos castigos si diez años después la RAE tiraría los tildes a la chuña?
Para qué hablar del tilde que le quitaron al “solo” cuando se refiere a “solamente”, que precisamente tenía la función de distinguirlo del “solo” de “soledad”.
En conclusión: no está mal escribir esas palabras sin tilde, pero de todos modos, si no puedes despedirte de ellos, tienes permiso para usarlos (más detalles en este artículo).
De seguro, si respiras y te concentras durante un minuto, podrás escuchar la voz de tu profe de historia y geografía: “el hombre llegó a América desde Asia, hace unos 12 mil años, atravesando el estrecho de Bering, entre ambos continentes, pues durante las glaciaciones se produjo un descenso del nivel del mar, provocando un puente terrestre entre Siberia y Alaska”. Según la profesora, esta era la teoría más plausible. Y uno se imaginaba una película hollywoodense de cavernícolas cruzando este puente, rodeados por el océano, en búsqueda de tierras más fértiles y animales en un época en que todo era hielo.
Aquí hay que explicar varias cosas: no es que la profe haya estado equivocada, es que se consideraba que el resto de las teorías, como la del poblamiento a partir de balseros polinésicos, eran menos probables. Pero sucede que en 2013 en nuestro Chilito, se encontraron rastros de asentamientos humanos con una data de 18.500 años.
El puente terrestre en el estrecho de Bering efectivamente existió, y por ahí cruzaron muchas poblaciones humanas hace unos 14 mil u 11 mil años. ¿Qué pasa entonces con aquellos que vivían hace 18.500 años en la zona de Monteverde, cerca del actual Puerto Montt? Pues no hay certeza, pero se cree que llegaron desde Australia, cruzando a través de la Antártica, o bien, desde la Polinesia directamente, en balsas.
Un concepto que a los seres humanos nos cuesta mucho, es el infinito. ¿Cómo es posible que el Universo no tenga límites? Con algo de vértigo, de niños nos imaginábamos flotando por esa oscura inmensidad de agujeros negros, supernovas y cometas… para siempre.
Y sí, es muy posible que el universo sea infinito –pues sería extraño que tuviese una suerte de paredes que lo limitaran- pero existen tantas teorías al respecto (y en la práctica un absoluto desconocimiento) que hoy nada puede afirmarse con total certeza. Si en el colegio nos decían que el Universo era infinito, y punto, hoy hay un sinnúmero de posibilidades.
Existen teorías alocadas, como la de Elon Musk, quien cree que la humanidad podría ser fruto de un juego de realidad virtual de una civilización futura. O aquella que dice que el Universo es un holograma, es decir, “todo lo que ves, sientes y oyes en tres dimensiones (ancho, largo y profundidad), incluida tu percepción del tiempo, en realidad emana de un campo plano con solo dos dimensiones”, de acuerdo al científico griego Kostas Skenderis.
Luego están los centenares de científicos que afirman que el universo se encuentra en expansión permanente desde el Big Bang, y lo hace a velocidades estrepitosas. En ese caso, no sería infinito porque, ¿cómo puede serlo algo que está creciendo?
Por último, existe la teoría del multiverso, es decir, muchos universos existentes dentro de un solo gran universo. Cada uno de estos universos puede ser distinto y tener diferentes cualidades.
¿En infinito entonces el Universo? Hay quienes creen que es infinito en el espacio, pero no así en el tiempo. El científico español Alberto Fernández lo explica así: “el Universo tal y como lo entendemos es realmente infinito en todos los sentidos, abierto y no cerrado, pero también es finito por el tiempo, porque es más grande que la distancia que ha recorrido la luz desde el 'Big Bang' hasta hoy. De ahí que todo lo que esté fuera de esa distancia sea aún inaccesible”. En simple: como el universo está en expansión, hay zonas muy distantes que aún la luz no ha tocado, por lo tanto, son imposibles de ver. De ahí que se diga que el Universo es finito en el tiempo.
¿Qué pensar entonces? Los mejor es tener la mente abierta y estar atentos a nuevos descubrimientos, ¡hasta que haya un acuerdo entre todos estos genios!
Un dato ampliamente difundido por La Trutruca y todos esos libros de amplia difusión para los jóvenes que estudiaban para la PAA o la PSU, es que, a la llegada de Pedro del Valdivia, en Santiago no había más que un par de caciques, algunas chozas, cultivos y un peñasco seco llamado “Huelén”. Así, creíamos y pensábamos que antes de los españoles, nuestro territorio capitalino poco cuento tenía.
Bien pues, estábamos equivocados, y –tal como te contamos en este artículo- el arqueólogo chileno Rubén Stehberg ha dirigido varias investigaciones que postulan que Santiago fue un importante centro administrativo inca antes de la llegada de Pedro de Valdivia.
Parte de la evidencia que ha recolectado Stehberg para hacer estas afirmaciones son: estudios arqueológicos de ofrendas de niños cerca de Santiago, entierros de personajes de la elite inca en La Reina, cambios en los ritos funerarios de la población de la zona, la existencia de tres fortificaciones incas que protegían el valle, la ubicación clave del Camino del Inca, la construcción de enormes acequias en la zona y los intentos de los pobladores del lugar de refundar el Imperio Inca (Tahantinsuyo) tras su derrumbe, aquí en Chile.
Y al recitar con entusiasmo y ritmo “Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, …”, quedamos cortos. La inspiración quisiera decir algo más, pero ya no se puede.
En el año 2006, la Unión Astronómica Internacional (IAU) determinó que Plutón ya no es un planeta, pues solo se considera un “planeta enano”, una suerte de discriminación de talla que deja al hermano pequeño de nuestro Sistema Solar, encerrado en su corral. ¿Por qué?
La definición del concepto de planeta cambió, y, al hacerlo, Plutón dejó de integrar las características requeridas: cuerpos celestes que orbitan alrededor del Sol (nuestro Sol), que tienen la suficiente masa como para tener gravedad propia, y que hayan despejado de otros cuerpos las inmediaciones de su órbita. Incluso se habla de un posible noveno planeta que no sería este pequeño.
Sin embargo, esta definición ha generado controversia y aún existen propuestas que pretenden devolverle su puesto en gloria y majestad. La idea es ampliar nuevamente la definición de planeta, para integrar simplemente a todos los objetos redondos que son más pequeños que una estrella.
Los niños seguirán yendo al colegio y, seguramente, el día en que egresen pronto sus conocimientos sobre muchos temas quedarán, al igual que los nuestros, obsoletos. Pero como en El Definido sabemos que nuestros lectores aman la ciencia, la biología, la historia y la literatura, aquí siempre encontrarán contenido actualizado sobre sus temas favoritos.