En varias ocasiones les hemos hablado sobre la importancia de las áreas verdes, porque además de las ventajas que tienen para el medioambiente y para combatir el cambio climático, son fundamentales para la salud.
En la salud física, los parques ayudan a prevenir la obesidad y enfermedades cardiovasculares, porque tener acceso a áreas verdes aumenta las posibilidades de realizar algún tipo de actividad física.
También está comprobado de los beneficios que tienen para la salud mental, incluso hay un estudio que dice que exponerse a la naturaleza, ya sea un parque, jardín o plaza, por tan solo 5 minutos diarios, ayuda a mejorar el estado de ánimo y la autoestima de las personas.
Uno de los pioneros en advertir sobre la relación de la naturaleza con la salud de los pacientes, fue el investigador sueco Roger Ulrich. Él realizó un estudio donde comprobó que los pacientes que podían ver los árboles desde la ventana, toleran mejor el dolor, por lo tanto se recuperaban más rápido que aquellos que tenían vista hacia un muro de ladrillos.
Así, hace un tiempo que los jardines sanadores en hospitales son una tendencia creciente en el mundo. Europa, Estados Unidos y Canadá son los principales referentes en esta materia que tiene beneficios varios: disminuye el estrés, la ansiedad y el dolor (incluso los pacientes requieren menos medicación para aliviarlo); aumentan las emociones agradables y logran una recuperación más rápida.
El Hospital del Salvador, ubicado en Providencia, fue construido a fines del siglo XIX. En sus inicios tuvo jardines, pero luego estos fueron dejados de lado y terminaron siendo espacios abandonados y poco atractivos…hasta el año 2012 cuando la Fundación Inspira llegó a trabajar ahí.
Esta fundación fue creada con la idea de poder ser un aporte en el día a día de aquellos sectores que tienen menos oportunidades. Sus fundadoras decidieron que querían trabajar por llevar la naturaleza y todos sus beneficios a espacios públicos y fue así como supieron que en el Hospital del Salvador querían recuperar sus áreas verdes.
Lo que han hecho es sorprendente, lograron llevar la naturaleza a la comunidad, cambiándole la cara a los pacientes, con la ayuda de otras instituciones como la Fundación Cosmos, por ejemplo, el apoyo del mismo hospital y de profesionales como arquitectos y paisajistas.
Fundación Cosmos |
“Tenemos testimonios de pacientes que nos decían ‘yo cuando vengo para acá me olvido que estoy en el hospital’”, cuenta a El Definido la directora ejecutiva de la Fundación Inspira, Doris Erlwein.
Cuando la fundación llegó a trabajar "al Salvador", hace casi cinco años, los jardines interiores del hospital estaban sin uso y por lo tanto, no eran parte de la vida del hospital.
Hoy el panorama es distinto, y en todo este tiempo han recuperado seis de los 12 jardines interiores, en un trabajo cuidadoso donde ha participado toda la comunidad del hospital. De hecho la ayuda de los funcionarios ha sido clave para lograrlo: “Trabajamos juntos y plantamos juntos”, asegura Erlwein y agrega que desde un comienzo ellos aportan ideas de cómo les gustaría que fuera el jardín, colaboran en el proceso y luego se preocupan de regarlo para que se mantenga.
La recuperación ha sido un trabajo minucioso, donde nada queda al azar, porque cada área donde se encuentran estos jardines interiores, tiene distintas necesidades. “Cada jardín tiene un objetivo de acuerdo al área donde está inserto”, dice Erlwein.
Por ejemplo, el Jardín la Fuente, fue pensado para los funcionarios que trabajan en la unidad pacientes críticos y que están sometidos a un estrés constante, por eso tiene una fuente de agua que ayuda a relajarse, y esto además es beneficioso para los pacientes que ellos tienen a su cargo.
Fundación Cosmos |
El Jardín del Ceibo fue pensado para los familiares de los pacientes que están en la UCI y que antes no tenían un lugar para reunirse o salir a expresar sus emociones, a llorar. No era un espacio acogedor como es hoy, donde pueden salir a tomar aire, e incluso los pacientes que andan en silla de ruedas, hoy tienen la posibilidad de disfrutar un rato al aire libre, gracias a las rampas que se instalaron.
Pero el Hospital del Salvador no ha sido el único, también han trabajado en otros proyectos. Uno en el antiguo Hospital San José, dos en el Pequeño Cottolengo y actualmente están recuperando en el jardín de neurología y psiquiatría del Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna.¿Y cómo se mantienen los jardines? Es un trabajo en equipo, Erlwein nos cuenta que el hospital tiene un equipo de mantención, al que han capacitado. Además una vez al mes van voluntarios a hacer una mantención más profunda (si te quieres sumar a ese equipo puedes inscribirte en este link) y los mismos funcionarios también se han preocupado de regar, plantar y hasta enchular los jardines con banderines y tejidos.
Y para este año se propusieron un desafío mayor: llegar a regiones. Actualmente la fundación tiene más de 24 pedidos de hospitales de regiones, sin embargo, no cuentan con el capital humano y económico, aunque sí con las ganas. “El ideal para nosotros sería tomarlos, pero somos un equipo muy chico. Este año queremos agrandarnos a uno de los hospitales de regiones y poder responder a esas demandas”, dice Erlwein.
Por pequeño que parezca el cambio que pueden hacer un par de metros cuadrados de áreas verdes en un hospital, la verdad es que los beneficios se notan. La vida a la comunidad del Hospital del Salvador cambió. Los pacientes pueden salir a tomar aire, los familiares pueden descansar y los funcionarios tienen un lugar donde despejar la mente. El trabajo que hace la Fundación Mi Parque, también es un ejemplo concreto de que las intervenciones de áreas verdes, pueden mejorar la vida de las personas.