Como todo en la vida, siempre hay dos tipos de personas. Los que dejan el papel higiénico para arriba y los que lo dejan para abajo; los que duermen con calcetines y los que no; los que le echan aceite a la palta y los que no; los que dicen “cubiertos” y los que dicen “servicios”, etc.
Y lo mismo pasa con la forma de administrar el dinero. Están los que adoran el efectivo (como los alemanes) y están quienes gustan de tener su plata en una cuenta bancaria, evitando a toda costa cargar de billetes su bolsillo. Eso sí, hay que destacar que este último grupo de personas ha ido al alza últimamente, desde la ola de “democratización bancaria” que produjo la aparición de la Cuenta Rut del Banco Estado: una cuenta bancaria cuyo requisito para poder sacarla es, básicamente, ser chileno y tener un carné para demostrarlo.
Pero aún sigue existiendo un monopolio legal por parte de Transbank, la empresa perteneciente a entidades bancarias que está encargada de procesar las transacciones de tarjetas, tanto en los comercios establecidos como en internet. Y es legal, porque es la única organización autorizada por el Estado para ejercer estas labores. Pero eso podría cambiar y puede ser que uno de los protagonistas de esta nueva historia ya esté en tu billetera (si eres santiaguino o vienes harto para acá).
Como les contamos hace un tiempo, existe en trámite un proyecto de ley que busca masificar el uso del dinero plástico y llevarlo a entidades que no sean bancarias. Es decir, chau al monopolio de Transbank y holis a una mayor competencia. Concretamente, esto se podría traducir en un menor cobro por el uso de este sistema para, por ejemplo, los dueños de almacén (quienes tienen que pagar a Transbank un pequeño monto por las transacciones que realicen a través de este sistema). Todo esto, a través de tarjetas prepago: se cargan con dinero y después pueden ser utilizadas en el comercio.
La cosa es que la tarjetita azul podría estar dentro de los mecanismos que ingresarían al mundo del dinero plástico. Es decir, que en un futuro próximo podríamos cargar nuestra Bip! con dinero para poder ir al supermercado a comprar pan. Se trata de una indicación que presentó este año el Gobierno al proyecto que se está tramitado y que ya mencionamos, más conocido como la Ley Transbank.
Aunque esto no sería con una Bip! como ya la conocemos. En realidad, se trata de aprovechar una especie de mejora que el Metro de Santiago tiene que hacerle a la tarjeta, por contrato. Esto se remonta al 2001, cuando nació la tecnología de de la entones tarjeta Multivía, que es básicamente lo mismo que usamos ahora para transportarnos. Pero la tecnología ha ido desarrollándose rápidamente y estos plásticos ya son capaces de realizar un montón de otras cosas de manera segura.
Es por eso que se quiere meter a la Bip! en el mundo del prepago. La gracia también es ofrecer otra opción para llevarle los beneficios de este sistema a aquellas personas que no pueden acceder a una cuenta en el banco por distintas razones: bajos ingresos, deudas, etc. Y eso funcionaría muy bien en un sistema de transporte donde el 68% de los usuarios pertenecen a los segmentos socioeconómicos C3, D y E, según los datos entregados por el presidente del Metro de Santiago en una entrevista para el Mercurio.
También se espera que los cobros por giro o uso de la tarjeta sean mínimos o incluso, que lleguen a cero. Esto, en contraste con lo que pasa con la Cuenta Rut del Banco Estado, que cobra CLP$ 300 por giro. Además, se estima que hay alrededor de 19 millones de Bips! emitidas, así que de más está decir que con este sistema, sí que se estaría democratizando el acceso al dinero plástico.
Por otra lado, el Transantiago ya cuenta con una amplia red de puntos para cargar la tarjeta, así que por ese lado, ya tienen una gran parte del camino hecho. También contaría con clave (al usarla en compras), podría ser bloqueada y se está trabajando en una manera de poder llevarlas a regiones, donde no opera el sistema de transporte capitalino.
Y hay quienes sostienen que las tarjetas de prepago son más convenientes a la hora de hacer compras pequeñas que las de débito o crédito. ¿La razón? Menores cobros de mantención y comisiones de transacción más bajas.
Como les decíamos, este proyecto se viene tramitando nada más ni nada menos que desde el 2014, así que ha corrido bastante agua bajo el puente. Pero hasta ahora, la ley se encuentra más o menos así:
- Se autoriza a las entidades no bancarias para emitir y operar medios de pago con provisión de fondos (prepago), estableciendo en una ley propia, distinta de la Ley General de Bancos, el marco regulatorio al que estarán sujetas.
- El dinero de las tarjetas solo podrá ser usado en lo que su dueño desee. Este no será susceptible de embargo, medida prejudicial o precautoria u otras limitaciones al dominio y no devengará intereses ni reajustes. ¿Explicación? O sea, tu plata de prepago es tuya y nadie podrá decirte lo contrario.
-El dueño de la tarjeta podrá en cualquier momento solicitar al emisor la devolución del saldo de dinero provisionado, sin reajustes ni intereses.
- Las tarjetas podrán ser utilizadas para acceder al sistema de transporte público de pasajeros.
- Metro S.A. podrá emitir y operar medios de prepago y se encontrarán bajo la fiscalización de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.
- Se autoriza a las Cajas de Compensación y a las Cooperativas de Ahorro y Crédito fiscalizadas por la SBIF, para poder emitir y operar medios de prepago.
- Se extiende la fiscalización de la Unidad de Análisis Financiero a estas emisoras y operadoras de tarjetas de prepago o cualquier otro sistema similar.