Llegar a un país desconocido significa ver y tener que familiarizarse no sólo con caras y barrios nuevos, sino también con costumbres y culturas distintas, con un idioma ajeno y con posibles discriminaciones constantes por el simple hecho de ser diferentes.

Este es un problema con el que deben lidiar todos los extranjeros que llegan a Chile buscando nuevas oportunidades, lo que para los niños suele ser aún más difícil, ya que deben integrarse a un nuevo mundo que no les es familiar, adaptándose a nuevos conocimientos y cambios todo el tiempo.

Si bien es cierto que los niños son “como esponjas” y aprenden mucho más rápido que los adultos, un cambio tan brusco como el mudarse de un país a otro puede provocar ansiedad, estrés, vergüenza y angustia; y para evitar esto es que la mayoría de los menores migrantes que llegan a Chile se incorporan al sistema educativo pero en dos o tres cursos atrasados, para que puedan asimilar los aprendizajes desde sus bases.

¿Cómo evitar que los niños se atrasen en sus estudios? ¿Cómo hacer que los menores se sientan orgullosos de sus raíces y que en lugar de ocultar sus tradiciones, las practiquen felices y las den a conocer a los demás? ¿Cómo ayudarlos a integrarse de buena forma a la sociedad chilena?

Yungay, barrio de Santiago centro que tiene una gran tasa de migrantes de Colombia, Perú Ecuador y Haití, decidió tomar partido por sus nuevos vecinos de la mejor forma: el próximo 17 de diciembre abrirá una Escuela Libre para niños migrantes de Santiago. ¿Su objetivo? Que los menores aprendan bien el español, refuercen sus estudios y tareas, conversen sus inquietudes y asistan a talleres multiculturales para conservar sus raíces.

Realidad de los migrantes en Chile

Como les contamos hace un tiempo en esta nota, los inmigrantes y refugiados en Chile han aumentado en un 123% respecto al último Censo de 2002, según el Anuario Estadístico Nacional de Migraciónrealizado por el Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior.

Hoy, el 2,3% de la población chilena es migrante, por lo que, como bien nos mencionó Rodrigo Sandoval, jefe Nacional del Departamento de Extranjería y Migración, “es necesario pensar, aceptar y querer un Chile multicultural”.

Esta integración debe venir de todos los ámbitos de la sociedad, es decir, desde lo social y las relaciones y buen trato diario, pasando por las oportunidades de vivienda, salud, laborales y educacionales, hasta por la aprobación de una nueva Ley de Migración basada en la integración y alejada a las bases de la de la actual ley que, en opinión de muchos, presenta a los migrantes como una amenaza.

La población migrante que más ha crecido en Chile los últimos años, es la haitiana, la que, como les contamos en esta otra nota, creció ocho veces entre el 2013 y el 2016. Esto significa que más de 41.000 haitianos han llegado a nuestro país en busca de oportunidades, con más de un 90% de intencionalidad laboral y muchas ganas de integrarse y ser acogidos.

Uno de los primeros y mayores problemas a los que se deben enfrentar los haitianos al llegar a nuestro país, es al nuevo idioma. Su lengua de origen es el francés o el criollo haitiano, ambos completamente alejados del español, y para qué decir del español "chilenizado". Esto afecta aún más a los niños, y es por esto que uno de los principales focos de La Otra Educación, la ONG que está detrás de esta nueva Escuela Libre en Yungay, es ayudar a los niños a aprender español a través de juegos y talleres entretenidos.

Escuela Libre para Niños Migrantes de Santiago

La nueva Escuela Libre de Yungay se suma a las que ya están funcionando desde el año 2009 en La Cisterna, Pedro Aguirre Cerda y Puente Alto en la Región Metropilitana (también se han instalado en Puerto Montt, Valdivia, Punta Arenas, Valparaíso, La Serena, entre otros). ¿Cómo funciona?

Las clases y talleres gratuitos son impartidos por jóvenes voluntarios (estudiantes universitarios, profesionales o trabajadores) que tienen en común el amor por el esfuerzo y la enseñanza y por querer transformar al país en uno mucho más inclusivo, amigable y multicultural, con fe y confianza plena en los niños.

“Hace tiempo que teníamos inquietud de trabajar con la niñez popular migrante. Hemos sido testigos de cómo ha cambiado la cara de la ciudad con la llegada de nuestros hermanos de otras nacionalidades, pero también hemos visto cómo los colegios han sido excluyentes”, señaló Marco Antonio Álvarez, fundador de La Otra Educación, agregando que “queremos mejorar las condiciones para que tengan un mejor proceso de adaptación, y no sólo enseñarles, sino que ellos nos enseñen a nosotros".

Las clases impartidas en las Escuelas Libres no son convencionales. Se basan en la comunicación personalizada y directa (1 mentor por cada 4 alumnos aprox.), en escuchar a los niños más que en imponer aprendizajes nuevos todo el tiempo, en dinámicas de afecto y talleres lúdicos para que los niños aprendan y practiquen el español.

También, se debate sobre la solución de problemas colectivos, se habla sobre el acontecer nacional, los derechos de los niños, etc.; y además se realiza un reforzamiento escolar. Se les ayuda con las tareas pendientes y se imparten talleres y actividades multiculturales que invita a los niños a conocer las tradiciones de otros países y a enseñar las propias para que así no las pierdan nunca.

Las Escuelas Libres son gratuitas y están abiertas a niños de entre 7 y 13 años, que deseen recibir apoyo escolar. Funcionan los sábados en la mañana, de 10 a 14 horas. La Escuela Libre para Niños Migrantes de Santiago, se abrirá el próximo 17 de diciembre en pleno Barrio Yungay en la calle Agustinas 2384.

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