La nota de hoy está dedicada a un fiel amigo de todos los chilenos: el huevo. Ya que abusamos de este nutritivo y singular elemento de la naturaleza con nuestro vocabulario, hoy queremos rendirle el homenaje que se merece y reparar así, en parte, su honra maltrecha. Porque el huevo está en las buenas y en las malas, en el bajón del trasnoche, en el alegre desayuno dominguero, en la tortilla de la abuela y en la comida rápida y acelerada (pero nutritiva) de una madre cansada después del trabajo.
“¿Le hago un huevito mijito?” Y los valores nutritivos tras esta amable frase
Comerse un huevo no es cualquier cosa, además de un delicioso momento, es un acto lleno de beneficios para la salud de nuestros cuerpos. En un época en que todo es comida rápida, congelados y empaquetados, un sencillo huevo, que no demorará más de cinco minutos en estar listo, puede hacer la diferencia.
El huevo es un alimento vital y básico en la alimentación, pues aporta un contenido de nutrientes como pocos alimentos lo hacen. Una ración de huevos, es decir, dos huevos medianos, aportan 141 calorías, lo que equivale al 7% de la energía que diariamente debiese consumir un adulto (2.000 calorías aproximadamente).
Dentro de los beneficios del huevo para nuestros cuerpos, nos ayuda a tener músculos fuertes, pues contiene proteínas, nos provee de vitaminas y minerales que colaboran al sano funcionamiento de nuestro cerebro y nos mantiene energéticos, porque nos aporta una energía calórica necesaria y saludable.
Si consumimos huevos, tendremos menos riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares, pues su energía proviene de lípidos (principalmente ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados), es decir, “grasa de la buena”. Nuestra visión será mejor, nuestro sistema inmune permanecerá fuerte y, en términos generales, nos veremos y nos sentiremos sanos y fuertes.
Lo interesante del huevo, es que tiene mil maneras de ser cocinado, más allá de los clásicos: revuelto, duro o frito. Hoy queremos hacer más entretenido el consumo de este excelente alimento, mostrándote algunos sencillos trucos de cocina para que el resultado sea perfectamente delicioso:
1. Huevo frito al microondas
Hay ocasiones en la vida en que no tenemos una cocina a mano, pero sí un microondas. Otras en que realmente no queremos ensuciar ni lavar el sartén. ¿Podemos hacer huevo frito en el microondas? ¡Sí, #esposible!
Primero enmantequilla un plato. Luego, parte un huevo y ponlo sobre el plato. Con la punta de un cuchillo y con mucho cuidado, haz un corte en la yema, sin que se desparrame (esto es necesario para que el huevo no explote dentro del aparato). Mete el plato al microondas por 45 segundos o un minuto como máximo. Eso es todo.
2. Pela huevos duros en un santiamén
Algo muy aburrido cuando nos hacemos un huevo duro, es pelarlo. Nos demoramos mucho, suele pasar que el huevo se rompe y terminamos con un esperpento de huevo todo magullado. Si todos hubiésemos alguna vez sabido que el huevo se podía cortar en dos, así tan fácil, nuestra infancia hubiese sido menos dura (bueno, estamos exagerando un poco). ¿Cómo?
Cuece un huevo, sácalo y enfríalo en un pote con agua helada. Luego, sólo pártelo en dos con un cuchillo afilado y sin dientes. Para sacar el medio huevo duro, utiliza una cuchara. Voilà, medio huevo duro y sin magulladuras.
3. Huevo pochado ultra fácil y rápido
¡Y sobre microondas hay más! Si te gusta el huevo pochado, o también si nunca lo has probado y ésta será tu primera vez, trata con ésta alternativa muy sencilla. Esta versión del huevo es una de las más apreciadas por los fanáticos y se lleva el protagonismo cuando de videos sobre huevitos se trata.
En un recipiente apto para microondas, vierte una taza de agua. Con cuidado, parte un huevo y ponlo dentro del agua, procurando que no se desarme demasiado. Tapa el recipiente con un plato y ponlo dentro del microondas por un minuto. Saca el huevo del agua con la ayuda de una cuchara, ponlo en un plato o sobre un pan con mantequilla y disfrútalo.
4. Huevos duros de un color
Cuando lleguen a la mesa huevos duros completamente naranjos todos se preguntarán, ¿qué truco transgénico hay aquí? ¡Seguro que estos huevos fueron empollados por gallinas infelices o, quizás, por una “máquina empolladora”! Pero no es así, la madre de estos huevitos pudo haber sido la más feliz de las gallinas ponedoras.
El truco es muy simple: corta la manga de un polerón viejo o una panty que ya no uses y coloca un huevo en medio. Amarra los extremos del lugar en que se encuentra el huevo, para que no se mueva. Y aquí viene la parte divertida: dale vueltas a la manga como si fuera una cuerda para saltar, bate el huevo con todas tus fuerzas, pero sin que se vaya a quebrar. Y luego cocínalo tranquilamente como un huevo duro. ¿Resultado? La yema y la clara se han mezclado completamente y el huevo quedó enteramente naranjo.
5. Esponjosos huevos revueltos con leche
Esta forma de cocinar los huevos es ideal para hacer un cambio en el clásico de huevos revueltos, quedan más esponjosos y con un toque gourmet irresistible.
Pon tres huevos en un bol, agrega sal, pimienta y una taza de leche. Bate fuerte hasta que la mezcla quede homogénea. Enmantequilla un sartén y pon la mezcla de huevos y leche sobre él para cocinar. No hagas una tortilla, sino que revuelve permanentemente los huevos con una cuchara, que todo se vea homogéneo y esponjoso, como de desayuno buffet.
Bonus Track: dos ideas simples y deliciosas
Sobre un pan baguete: Con este truco se te va a abrir el apetito. Mezcla en un recipiente dos huevos, tocino, queso rayado, crema de leche y cebolla. Bate la mezcla y alíñala con sal y pimienta. Corta una ranura en “V” sobre tu baguete y precalienta el horno a 350 grados. Vierte la mezcla sobre el pan y hornea durante 20 o 25 minutos. Deja enfriar durante 5 minutos, corta y disfruta de una crujiente y humeante delicia de huevos.
Sobre verduras: Ésta es una excelente idea para los parrilleros (y también para los que no son amantes de la carne y llegan con sus verduritas bajo el brazo). Cocinar un huevo sobre una verdura asada, aliñado con sal, pimienta y, ¿por qué no merkén? Puede ser uno de los momentos catárticos de tu noche de sábado. Muy sencillo: Parte un pimentón en dos, colócalo sobre la parrilla, rompe un huevo dentro, hecha aliños, espera hasta que se cocine y listo, en 5 minutos estará perfecto para comer.
También puedes hacerlo en el orificio de un aro de cebolla o, si eres osado, en el hueco del cuesco de una palta. ¡A probar, a probar!
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