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Imagen: César Mejías

iF Music: la incubadora que saca a la luz las bandas chilenas emergentes

Bajo la dirección de importantes personajes de la industria musical nacional, iF Music busca fortalecer a los músicos chilenos dándoles apoyo técnico y económico. Todavía no abren sus puertas y ya dieron un concierto de inauguración… ¡EN LA NASA!

Por Martín Poblete @martin_poblete | 2016-08-22 | 15:20
Tags | música, chile, música chilena, iF Music, industria musical, NASA, Francisco Salas, Rodrigo Ulloa, Radio, Futuro, Rock & Pop, innovación, start up
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Antiguamente los sellos y los productores eran amos y señores de toda la música: ellos decidían qué sonaba, qué se hacía, cómo funcionaba… Y eso está súper bien, porque es un modelo centralizado que para la época funcionaba. Pero con la irrupción de internet, con los sellos independientes, con todo, a los cabros se les abrieron muchísimos caminos, a la vez que se perdieron entre tantas posibilidades que hay. Lo que nosotros proponemos es ayudar a guiarlos y, si es posible, colaborar con redes de contacto y financiamiento”.

Quien habla es Rodrigo Ulloa: periodista, exdirector de Radio Rock & Pop y exlocutor de Radio Futuro. Desde San Francisco, EE.UU., se tomó un break en su viaje de negocios para contarnos del nuevo proyecto del que forma parte, iF Music, y de sus próximos objetivos.

Su viaje está enmarcado dentro de las actividades de lanzamiento y promoción de iF Music, la novedosa incubadora de bandas emergentes que busca potenciar el talento nacional joven mediante apoyos reales que les permitan despegar hacia las grandes esferas.

Esta iniciativa nace del famoso iF (Ideas Factory), el cowork más grande de Chile que ha dado a luz proyectos de todo tipo con impacto social (puedes saber más de eso en esta nota). Hoy se la juegan por la música.

“Nuestro primer incubado, Francisco Salas, quería grabar un disco pero no tenía las lucas para hacerlo. Y a Julián Ugarte, que es director de Socialab y uno de los cuatro directores de iF Music, le encantaba su música. Entonces trataron de buscar una forma sencilla, más democrática, de juntar esas lucas para hacer el disco: armaron una fiesta en el Teatro Italia, que es nuestro, convocaron gente del mundo de la música, que fueran a tocar, un DJ, y en esa fiesta se logró recaudar el dinero que hizo posible que Pancho grabara su disco”.

Esta primera experiencia, en la que mediante la movilización de contactos y el trabajo colaborativo lograron juntar el dinero necesario para grabar un disco (lo cual no es barato), fue la que les reveló que desarrollar un modelo de apoyo con esta modalidad era bastante más realizable de lo que ellos imaginaban.

Francisco Salas es, junto con la banda Los Verdaderos Cabrera, parte del primer experimento de incubación musical realizado por iF Music. El programa sigue en marcha blanca y todavía no se abre a nuevas postulaciones, pero ya ha comenzado a llamar la atención de músicos y especialistas por su modelo, único en esta zona del mundo, y por sus interesantes propuestas.

“Nos invitaron a dar unas charlas a la Singularity University, y ya que nuestro primer incubado estaba próximo a lanzar su primer disco, pensamos que sería una buena idea tocar allá, pero no solo allá, sino que ir a tocar a un centro de investigación de la NASA, ¡es una locura! Pero resultó bien y la gente prendió”.

Afiche promocional de Francisco Salas en el centro de investigación de la NASA.

Aprovechando el viaje, Ulloa y compañía se han dedicado a hacer redes y obtener feedback sobre su propuesta de parte de todo tipo de expertos en el tema: desde el exdirector de EMI hasta el bajista de Faith No More, que quedó encantado con el proyecto y les ofreció todo su apoyo.

¿Cómo funciona el modelo?

Los músicos, además de hacer buena música, tienen que ser capaces de seducir a su público. Hay bandas muy, muy buenas, que tocan para 30 o 40 personas, y eso hay que revertirlo porque ahí hay muy buen material”.

Un problema común en la música independiente de nuestro siglo es que los músicos son muy buenos en lo que les corresponde (hacer música, ¡daaah!) peroflaquean a la hora de todo el proceso de gestión que hay detrás: ya no tienen al abogado experto en derechos de autor para que desde el sello les registre las canciones en la SCD, ni al promotor de booking que tiene contactos con productoras de grandes festivales, ni al ejecutivo con postgrado en gestión cultural que les redacta documentos impecables y les gana todos los proyectos de financiamiento. No, ahora todo eso lo tienen que hacer las bandas mismas, de modo que ya no solo deben preocuparse de hacer buena música, sino de un sinnúmero de otras responsabilidades que, en la mayoría de los casos, requieren años de preparación y contactos que no son fáciles de hacer.

Aquí es donde aparece iF Music.

Si tuviéramos que clasificarlos dentro de un rubro, habría que referirse a ellos como una agencia-escuela-productora-mecenas. Si bien sus objetivos no son del todo empresariales (“no queremos hacernos millonarios con esto”, en palabras de Rodrigo), sus alcances son similares a los que lograron los sellos discográficos en los años '90 con bandas como Los Tres, La Ley y Chancho en Piedra. La diferencia es que, en este caso, la responsabilidad recae en los músicos y no en un agente de EMI o Warner Music.

“Nos definimos como incubadora porque sentimos que estamos en un proceso anterior al de una agencia de booking, una productora o un sello: nosotros estamos en la prehistoria de las bandas. Queremos armar un sistema de mentorías, en el que gente con experiencia en el mundo de la música pueda darles una mano y enseñarles de su visión y sus creencias a los músicos jóvenes.

Rodrigo Ulloa, Francisco Salas y Julián Ugarte. Parte del equipo de iF Music.

El proyecto todavía no se ha lanzado por completo, pero sus primeros coqueteos con las bandas nacionales han tenido una excelente respuesta. Abrieron la convocatoria para presentar a bandas emergentes en un escenario del fiiS, y recibieron una “tibia” respuesta de… ¡1.400 postulaciones!

“Nos han contactado bandas de Brasil, de Argentina, nos contactó el Gobierno de Buenos Aires porque estaba interesado, y ahora en San Francisco se nos ha acercado gente interesada en el proyecto. Todo partió con una visión local, chilena, y terminó casi saliendo del país. Ha sido todo súper ambicioso, y eso a su vez refleja todo el proceso de crecimiento”.

Para financiarse, iF Music funciona como una mesa de tres patas, combinando principios de autogestión, crowdfunding y marketing. En primer lugar, realizan fiestas y eventos benéficos en los que reúnen fondos para financiar su trabajo; a esto se suma la colaboración de un grupo llamado Los Amigos De La Música, que en palabras de Ulloa “son gente que tiene acceso a lucas, paga una membresía anual, y con eso tiene beneficios para ir a ver música, como descuentos y cosas así”. Y la tercera parte de su financiamiento la obtienen mediante auspiciadores.

Rodrigo está consciente de que hay trabajo pendiente a la hora de reencantar al público chileno con su música, pero se muestra optimista al respecto.

Hay cierta parte del público que es un poco snob, y que de frentón menosprecia la música chilena solo por ser chilena: la encuentran rasca, encuentran que es poco sofisticada, pero solamente por saber que es música chilena. Y por el otro lado también hay gente que enarbola la bandera de la música chilena, que hay que apoyarla, pero a la hora de los quiubos van a ver más tributos que bandas originales. Hay que lograr que las bandas nuevas logren seducir al público y que el público también cambie la mentalidad en torno a qué significa la música chilena, salir del snobismo que a veces impera”.

Y es que, más allá de la sola música, nuestro país vive un proceso que, a juicio de Ulloa, es crucial a nivel histórico.

“La escena chilena, viéndola desde afuera, yo creo que es la que goza de mejor salud en este momento. Si miras a Argentina o a México, tú te das cuenta de que lo que está pasando en Chile es súper importante en términos artísticos. Nosotros sentimos que en Chile están pasando varias cosas, no solo en términos musicales, sino en términos sociales, políticos, económicos, y nuestro deseo es armar la banda sonora de ese Chile que hoy está cambiando.”

Para la consecución de este ambicioso proyecto la colaboración ha sido fundamental. En este ámbito, además de sus contactos en el extranjero y en productoras locales, iF Music ha encontrado un potente aliado en Groovelist, otra iniciativa que busca cambiar la industria musical, y con quienes conversamos aquí.

¿Quiénes pueden postular a iF Music? 

Las convocatorias todavía no abren, pero si te interesa postular a tu banda a iF Music, ten en consideración que tu música será evaluada por músicos en actividad, directores radiales y productores musicales con varios años de experiencia. Es gente que sabe del tema. 

No existen criterios de inclusión o exclusión según género musical, y no es necesario tener gran experiencia como banda (de hecho lo ideal es que sean bandas lo más nuevas posibles), pero sí se buscará que cumplan con ciertos requisitos, principalmente que su proyecto sea original y que sus canciones tengan potencial de llegar a públicos masivos. No importa que no tengan un nuevo hit, pero sí importa que cuenten con las condiciones para llegar a tenerlo. 

Todos los interesados, pueden enterarse de la próxima convocatoria en la página de Facebook de iF Music.

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Comentarios
Maria Cristina soto del canto | 2017-07-12 | 20:37
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Leí esto el otro día :
"Desde que uno es chico y empieza a verse atraído por la música, el sueño de vivir tocando arriba de un escenario se hace fuerte. Como todo sueño adolescente, muchos dejan la idea de vivir de la música de lado y se internan en otras áreas para desarrollarse profesionalmente. Sin embargo, hay algunos que decidimos que la música es nuestra vida, que no podemos vivir sin ella, y nos decidimos por formar parte de una banda para poder expresar lo que sentimos. Lo que nadie te dice al momento de hacerlo, es lo difícil que es el camino para lograr siquiera un éxito relativo.
Cada vez somos más los que nos decidimos por dar el salto hacia el mundo de la música. Es un camino de increíble sacrificio, donde hay que dejar todo de lado, pero que trae recompensas que lo valen. Sin embargo, esta multitud de bandas emergentes con hambre de éxito han transformado la escena musical que existía en nuestro país. Hace un tiempo hablé con Jaime Valbuena, conocido principalmente por ser el sonidista de Los Tres y Petinellis, entre otros, y me comentaba que, hace unos años, bastaba que una banda diera un show bueno en algún local pequeño y de inmediato llamaba la atención de un sello que los grababa y los hacía girar. Hoy, en cambio, es la banda la que tiene que hacer el “trabajo sucio”: grabar, girar, equipos y sonido, todo corre por cuenta de la banda. Finalmente, cuando un grupo ya tiene un base más o menos sólida de seguidores y algún material editado, se acerca un representante para intentar firmarlos, cuando ya, la verdad, no vale la pena.
Es por esta razón que los que la llevan en la escena musical actual son los sellos independientes; sellos formados por varias bandas amigas que se reúnen para trabajar en conjunto y dividirse la pega según el área que más dominan: estudio, arte, publicidad, locales, difusión. Poniéndolo así, la verdad es que suena bastante fácil, pero en la práctica no lo es. En primer término, encontrar donde tocar es difícil: los arriendos de los locales son caros, y se puede no recuperar la inversión, o simplemente no hay ganancias. Mover gente cuando uno no es conocido es también otro problema gigante. Además, los locales prefieren ocupar el espacio para fiestas más que para música en vivo, considerando la facilidad con que atraen gente. Y qué decir de grabar: un demo en una calidad mediocre es bastante costoso, y ni hablar de un LP de varias canciones en calidad profesional.
Es difícil surgir como banda sin invertir un montón de dinero, y esa es la principal razón por la cual Chile exporta un número tan limitado de bandas al extranjero, materia en la cual estamos quedándonos atrás en Latinoamérica. La verdad es que la escena musical criolla se ha complicado para las bandas, y por ahora no se ve por dónde esto podría mejorar. No queda más que buscar maneras nuevas y novedosas para lograr hacerse un nombre entre tantas bandas buenas que suenan en el país."
Este es el difícil escenario para las bandas emergente.
Se dice que la octava región es la cuna de grandes músicos y eso se ha visto Don Claudio Arrau , mi tio "Pepe corchea" Jose Maria Del Canto Pulgar formador de los famosos coros de Chillán,Los tres, Los Bunkers,De Saloon,Emociones clandestinas,Santos Dumont,Machuca, los Prisioneros. Muchas de las más conocidas son de Concepción por que se han generado más espacios como Festivales de música, como “REC” y “Son del Biobío”; programas radiales, como “Conciertos del Gnomo” de radio Leufü; concursos, como el “Festival de Bandas Emergentes de Talcahuano”, numerosos locales y pubs, y una larga lista de bandas; demuestran que el rock en Concepción está más vivo que nunca.
Me alegre mucho que la municipalidad de Los Angeles halla habilitado una sala para tocatas en el ex Liceo de Hombres por que acá hay muchas bandas muy buenas, cantantes etc que no tienen mucho espacio.
¿Se puede “vivir” del rock en la octava región sin emigrar hacia Santiago?en un país centralizado como éste?De que forma las autoridades pueden ayudar a que estos diamantes en bruto sean conocidos mal que mal ayudarán a ser reconocida la ciudad.
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