500 m3 cúbicos de agua se necesitan para el cultivo de truchas de la Granja Agro-Acuícola Diaguitas. Usualmente esa agua donde habitan debe ser cambiada diariamente y, hasta hace poco, era desperdiciada, porque se contamina con los desechos de los mismos peces, que necesitan agua limpia.
Las lechugas hidropónicas no tienen problemas con eso. Esperan felices ser bañadas con el “agua trucha”, porque para ellas no es basura. Resulta que los desechos de los peces son bastante nutritivos y aportan todo lo necesario para el desarrollo de estas hortalizas.
Además, las lechugas le devuelven la mano a sus peces proveedores, purificando naturalmente el agua para ser reutilizada en la piscinas donde habitan las truchas.
De esta manera se puede usar el mismo volumen de agua una y otra y otra y otra vez… teniendo solamente que renovar un 10% del total que se pierde. Y el excedente se usa para regar por goteo otros cultivos tradicionales existentes en el lugar. Todo este sistema se llama acuiponía y fue creado en la Universidad de Islas Vírgenes. Hasta el momento se ha llevado a la práctica en países como Australia, Estados Unidos y México.
El proyecto de Chile se instaló en esta granja en la localidad de Diaguitas, donde trabajan 25 personas. Germán Merino, su coordinador explica que “esta adaptación tecnológica permitirá potenciar la productividad de los terrenos disponibles y obtener un mayor beneficio con las acciones de aguas existentes y que van en franco decaimiento por la extensa sequía que afecta a la zona”.
El sistema integrará también camarones de río y albahaca que funcionarán de la misma manera, apoyándose, sin saber, los unos a los otros. Es el concepto de biointegración que está detrás de este sistema de funcionamiento. “El objetivo es tratar de abastecer de alimento de buena calidad al entorno inmediato, por lo que nos estamos enfocando principalmente en el valle de Elqui, partiendo desde La Serena”, dijo Merino.
La granja complementará sus necesidades con fuentes de energía renovables como la fotovoltaica, instalando paneles solares que disminuyen el uso de la energía convencional durante el día. A su vez pretenden incorporar energía eólica.
La iniciativa costó $204 millones. $138 fueron un aporte de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura, que busca incentivar la inversión en proyectos innovadores de este tipo. Un monto que se recuperaría relativamente rápido, pues a diciembre del próximo año, Granja Agro-acuícola Diaguitas espera facturar cerca de $58 millones con sus productos, con una comercialización orientada principalmente a hoteles, restaurantes y ferias.
¿Cuántas otras actividades serán complementarias sin saberlo? En un mundo en que cada vez escasean más los recursos, encontrar esas sinergias productivas resulta esencial, para aprovechar de mejor manera los recursos.