No es tarea fácil encontrar un yacimiento minero. Se requiere de una intensa investigación en terreno para recabar información, como un mapa y muestras geológicas, además de la necesidad de un estudio geofísico. Para más remate, cada vez es más difícil descubrir grandes yacimientos, ya que las empresas mineras han explorado aquellos de más fácil acceso. Eso significa que cada vez requiere más trabajo encontrar uno.

Y el asunto se vuelve aún más complejo si la búsqueda se desarrolla en medio de zonas cubiertas por vegetación o sedimentos, sobre todo por el complicado acceso de la maquinaria y la toma de muestras. Pero pensando en eso y buscando resolver problemáticas que aquejaban a la industria minera, un grupo de chilenos ideó la solución para descubrir yacimientos de una manera mucho menos invasiva: hacerlo a través de las plantas.

La iniciativa nació hace alrededor de un año y medio, de la mano de la ingeniera en biotecnología de la Universidad Andrés Bello, Francisca Contreras, junto a su socia Consuelo Marquardt y el geólogo Juan Carlos Marquardt, quienes le dieron el nombre de BioExplora.

¿Cómo funciona?

“Las especies vegetales, a través del tiempo, comienzan a acumular en sus tejidos todo lo que se encuentra en el suelo a través de sus raíces”, explica Francisca Contreras, CEO y cofundadora de BioExplora. Así que a partir de eso, recopilan las hojas y ramas de estas para ser sometidas a un análisis que determina la concentración y la presencia de ciertos elementos de interés en la zona, además de su potencial minero.

Y la exploración se basa en dos principios: la detección directa y la indirecta. La primera depende del largo de las raíces de los árboles, ya que se estudia la información que entrega la acumulación de elementos a partir del contacto directo de la raíz con el entorno. Por ejemplo, una raíz de eucaliptus puede tener hasta 30 metros de profundidad. Eso quiere decir que, si esta entró en contacto con cobre, se puede asumir que hay una concentración de este material desde o hasta los 30 metros de profundidad.

Por otra parte, la detección indirecta funciona a través del hallazgo de indicadores de acumulación de algún mineral que puedan significar la presencia de otros. Por ejemplo, si se encuentra molibdeno junto a otra serie de elementos clave, que son los que comúnmente se encuentran junto al cobre, se puede relacionar y decir que más abajo, lo más probable es que haya efectivamente presencia de cobre.

En otras palabras, el funcionamiento de esta innovación es similar al de nuestro organismo. “Imagínate al cuerpo humano: si quieres determinar la cantidad de azúcar que tiene, tomas una muestra de sangre y a partir de eso puedes hacerlo. Si lo piensas así, la planta a través del tiempo, logra absorber en sus raíces (que en este caso serían las venas) los elementos con los que está en contacto en el suelo. Así, esta información se almacena en partes clave que permiten que pueda ser analizada posteriormente”, explica Francisca.

¿Qué resultados han tenido hasta ahora?

Por ahora han licitado en dos minas distintas de la zona centro-norte de Chile. En una de ellas, BioExplora fue capaz de determinar la presencia y concentración de cobre. Eso sí, esta información ya se tenía, ya que era una mina que había sido explotada anteriormente. Pero sirvió como una prueba de concepto y para confirmar que la metodología funciona.

Para esto, se tomaron dos muestras de especies distintas de árboles: quillay y molle. Realizaron el proceso de investigación y finalmente los resultados coincidían con los datos que ya se tenía de la zona. Esto también sirvió para hacer crecer la base de datos de la startup, algo que también ayuda para poder encontrar con mayor exactitud otros yacimientos mineros.

De todos modos, Francisca explica que “según nuestros antecedentes, todas las veces que hemos realizado nuestros análisis, hemos encontrado resultados favorables y que se condicen con la información que teníamos de esos terrenos”.

¿En qué están?

La iniciativa se hizo merecedora del financiamiento de Start-up Chile el año pasado y también de la ayuda de Stanford Ignite, un programa de emprendimiento e innovación que ayudó con el plan de negocios y la prueba de concepto a gran escala. Y es que esos dos elementos son los mayores desafíos de BioExplora actualmente.

Además, están en un proceso de continuar con las investigaciones para poder afinar los datos que entregue la metodología. Por eso, aún queda un trabajo de análisis que permita dar con un porcentaje de efectividad.

Sesión informativa de Stanford Ignite
Día: Jueves 17 de marzo
Hora: entre 18:00 a 19:30 horas
Lugar: Off Campus, Centro de Emprendimiento Telefónica Open Future
Dirección: Avenida Providencia 229, con Obispo Pérez Espinoza, Santiago, Chile 
Inscripción gratuita aquí 

¿Qué otra información crees que podríamos obtener de las plantas?