* Granjeros salió recientemente a la venta y aquí te dejamos la nota que cuenta de qué se trata el primer juego "B".
¿Cómo entender la nueva economía y el sentido de las empresas sociales, si crecimos jugando Monopoly?, fue la pregunta que Gonzalo Muñoz, fundador de Triciclos y miembro del directorio de Sistema B recibió de un alumno, mientras dictaba una clase sobre la falta de sustentabilidad en las empresas.
Y hace sentido, porque muchos crecimos jugando Monopoly, en el que te enseñan a competir, liquidar a tu oponente, ganar mucha plata, vender todo, eludir las penas para evitar la cárcel, hacerte dueño de la ciudad y llegar siempre antes que el resto.
Esto fue lo que gatilló la idea de crear Granjeros, el primer juego de mesa que se basa en la lógica del Sistema B, es decir, que las empresas tengan resultados económicos, sociales y medioambientales; y que busca educar a través del entretenimiento y lo lúdico. Así fue como Gonzalo Muñoz se reunió con Diego Uribe, gerente del centro creativo de innovación, Idemax, y dieron vida al juego Granjeros, bajo el slogan: “Construyamos un mundo justo, sustentable y sostenible a través de la cooperación”.
La primera pregunta que salta a la mente, por supuesto, es ¿puede un juego NO ser de competencia? ¿puede un juego basado en la cooperación ser entretenido? Los creadores de Granjeros demostraron que sí.
El juego está basado en la filosofía de las Empresas B, modelo que opera con una lógica distinta a la tradicional, donde primero está el propósito de la compañía que es la generación de beneficios sociales y medioambientales, y a partir de ellos, la rentabilidad financiera como instrumento para cumplir este propósito.
El concepto que trata es la coopetitividad: la mezcla entre la cooperación y la competencia, en la que los jugadores deben competir, avanzar y ganar, pero para eso es necesario cooperar con el resto y perseguir el bien común.
La finalidad del juego es que los competidores logren conseguir siete "puntos B" y para lograrlo, estarás obligado a abrirte al resto y negociar. Todos los jugadores parten desde el estado más básico de terreno: administrando un huerto con un solo cultivo; y para expandirse deben colaborar con sus compañeros, conseguir más cultivos, armar alianzas, derribar cercas, cuidar los recursos comunes como el agua, deshacerse de la basura, entre otras cosas; para poder producir y pasar de huerto a granja o a industria. El único medio de cambio es la fruta. No hay plata y funciona con una especie de trueque.
Aunque se compite, está pensado para que gane uno, varios o todos los jugadores. "Incluso la gente a veces deja ganar a otros por el espíritu de equipo que se genera", cuenta Cristóbal Valenzuela, de Idemax. La edad mínima para jugar es 10 años por su nivel de complejidad porque cada partida dura alrededor de una hora, tiempo muy largo para mantener entretenidos a los más chicos.
“El problema hoy es que las personas solo conocemos el concepto y todo lo que implican las Empresas B, cuando ya somos adultos. Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué no somos educados desde la infancia en este paradigma, en vez de fomentarnos que lo único que vale la pena es tener y acumular cosas materiales?”, plantea Uribe, quien además destaca la importancia de generar espacios para que niños y adolescentes puedan aprender estos valores a través de instrumentos lúdicos y entretenidos.
Para que Granjeros entre en la fase de producción masiva y salga a la venta, se inició una campaña de crowdfunding para conseguir los recursos que necesitan a través de Kickstarter. Su objetivo es reunir 35 mil dólares (un poco más de 21 millones de pesos).
Luego, una vez que el juego salga a la venta, la idea es desarrollar la versión internacional, y simplificarlo para introducirlo al mundo digital, con versiones para smartphones y tablets.