Que leer un libro impreso sea un derecho del ciudadano chileno. Esa es la cruzada que pretende encausar la nueva Política Nacional de Lectura y el Libro (PNLL) entre el 2015 y el 2020. Porque no nos sirven nuevas bibliotecas si no hay nuevos lectores, el plan pretende fomentar el crecimiento de ambos con 90 medidas, las cuales están divididas en cinco ejes: lectura, creación, patrimonio bibliográfico, industria e internacionalización y marco jurídico institucional.
Según la Encuesta de Comportamiento Lector 2014, el 51% de los chilenos declara leer al menos un libro al año, cifra que esta política pretende aumentar en 10 puntos porcentuales para el 2020. La tarea no es fácil, considerando que a medida que pasan los años, las cifras de lectura decaen al igual que las de asistencia a las bibliotecas públicas. Y es que si bien en el ámbito escolar el tema ha avanzado bastante y ayuda a subir el promedio, con datos como que entre 2009 y 2013 el índice de libros por estudiante aumentó de 1,6 a 3,8 en educación básica y de 3,8 a 4,8 en educación media, lo que se acerca al estándar internacional que considera seis libros por alumno, el promedio se cae cuando revisamos las cifras de lectura por placer.
Quienes más leen por motivos de estudio van de los 9 a 13 años (93,8%), luego de 14 a 18 (77,3%) y seguidos por los que tienen desde 19 a 25 años (60,9%). Sin embargo, estas estadísticas disminuyen drásticamente cuando la población declara leer por motivos de entretención u ocio, situación en que los márgenes etarios van de 9 a 13 años (40,5%), 14 a 18 (49,3%) y 19 a 25 (55,3%). Ahora, la cifra de lectura por este motivo es más estable para la población que comprende los tramos de edad de 26 a 40 años (54,9%), 41 a 55 (48,8) y 56 a 65 años (48,7%).
No deja de ser relevante el factor socioeconómico y cultural, que se grafica en que la población del segmento E, que declaró haber leído al menos un libro al año, alcanzó sólo el 29,8% frente al 70,3% del ABC1.
Para elprimer año de vida de la nueva política, las medidas del Plan Nacional de la Lectura están claras. Con una inversión de $16 mil millones para el 2015, el doble de lo que costó el programa del polémico "Maletín Lliterario" el (2008-2010), el ministerio de Educación, el de Desarrollo Social, la Secretaría General de la Presidencia, la Dibam, la Junji, la Fundación Integra y la Junaeb, trabajarán en conjunto por hacer que más chilenos tengan acceso a los libros y los lean.
http://www.plandelectura.cl/noticias-destacadas/ministra-barattini-presenta-politica-del-libro-y-su-eje-principal-el-plan-nacional-de-la-lectura
Entre las principales medidas que se tomarán este año figuran:
Con los objetivos y medidas que vendrán a largo plazo, hasta 2020, llegaron las críticas al plan nacional. No solo porque no se considera en ninguna parte la reducción del impuesto al libro, un anhelo de larga data de algunos promotores de la lectura; sino por la falta de claridad en las acciones de largo plazo que se tomarán para llevar a cabo los objetivos del proyecto en cuanto a la Lectura, Creación, Patrimonio bibliográfico, Industria e internacionalización y Marco jurídico e institucional.
El plan, que fue construido en base a consultas ciudadanas, agentes del mundo público y privado de la cadena del libro, escritores, integrantes del Parlamento del Libro y la Palabra, representantes de pueblos originarios y liderado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), es ambicioso en sus objetivos y vago en sus medidas, especialmente en cuanto a metodologías, plazos y datos cuantificables para cada una.
Por ejemplo, para el objetivo de "Fortalecer las bibliotecas y espacios de lectura como el instrumento por excelencia de la democratización en el acceso al libro", una de las medidas es "Fortalecer la articulación entre bibliotecas públicas y establecimientos educativos (jardines infantiles, escuelas y liceos)" o "Potenciar la creación de bibliotecas, con énfasis en primera infancia, en espacios no convencionales como hospitales, consultorios, postas rurales", pero no se señala cuál es el camino para lograrlo.
Lo mismo con el objetivo de "Incentivar el emprendimiento de editoriales, librerías y profesionales del libro, para fomentar la sustentabilidad de la creación, producción y circulación del libro nacional", donde algunas medidas son "Ampliar las líneas de fomento a la producción del libro y las literaturas indígenas, tanto de la memoria como de la creación literaria actual", "Fomentar el perfeccionamiento de los profesionales relacionados con la cadena de la lectura y el libro, que permita asumir la formación y especialización de editores, ilustradores, libreros, agentes y otros profesionales del libro" o " Impulsar la creación de instrumentos de fomento productivo para el surgimiento de librerías y editoriales regionales, con énfasis en las universidades".
Además de eso, se le critica que sean 12 instituciones las que estén a cargo de implementar la nueva política, porque la responsabilidad de llevarla a cabo puede diluirse entre unas y otras.
Puedes leer el plan completo aquí.
Más allá de la política particular impulsada por el Gobierno, aquí en El Definido hemos tratado el tema de la lectura en repetidas ocasiones y nos interesa compartir con ustedes y las autoridades (si es que nos leen) algunos conceptos que hemos aprendido respecto a su fomento:
En el artículo "¿Qué pueden hacer los padres para fomentar la lectura en sus hijos?" aprendimos siete consejos para introducir a los niños de una manera amigable con la lectura desde la casa. Estos tips incluían: Leer frente a él, permitirle que elija sus propios libros, tener libros a mano, leer con él para que lo asocie con el afecto, permitirle que nos enseñe sobre lo que leyó y tener libros con imágenes de los temas que le interesan. Para leer más sobre el tema, ingresa al link.
"¿Por qué no entendemos lo que leemos y qué podemos hacer al respecto?" nos enseñó que la fluidez ayuda a entender mejor lo que leemos y la amplitud de vocabulario aumenta la comprensión y facilita un mayor aprendizaje. El conocimiento del tema aumenta la fluidez, amplía el vocabulario y permite una comprensión más profunda. Cuando alguien lee (y escucha), debe hacer deducciones que dependen de conocimientos previamente adquiridos, y no de habilidades "deductivas" contextualizadas, para eso es bueno conversar sobre lo leído y hacer preguntas al oyente. Más detalles en el link.
Con el premio a Nancie Atwell, la mejor profesora del mundo según el Global Teacher Prize, aprendimos a cómo incentivar la lectura desde la sala de clases. Ella lograba que sus adolescentes alumnos leyeran 40 libros al año, en vez de 8 como lo hace el promedio de jóvenes norteamericanos. Su estrategia era primero, predicar con el ejemplo siendo ella una voraz lectora. Segundo, ofrecerles libros de interés para cada niño y no imponer una misma lectura para todos. Luego, darles tiempo durante la clase para que lean y no solo de tarea. Entérate de qué hizo con el millón de dólares que ganó en el link.
Hemos visto también cómo la editorial Confín se las ha ingeniado para crear libros que sean de por sí entretenidos. Como los que traen en sus páginas códigos QR para saber más datos de la historia o el que tenía 50 acciones simples para mejorar la vida y la de los demás, con un diseño muy particular basado en infografías e ilustraciones. También el libro infantil del guionista de The Office, que no tiene imágenes y hace reír.