Algunos se alegraron de que tendrán luz al salir de sus trabajos durante el invierno. Otros lamentaron lo oscuro que estará en la mañana o lo difícil que será que los niños se levanten para ir al colegio. Hay argumentos en contra y a favor de la decisión del Gobierno de no cambiar la hora este año y para nunca jamás. Pero, ¿qué consecuencias tendrá realmente el mantener siempre el mismo horario? ¿Qué beneficios y qué dificultades podría generar?
Los cambios de hora comenzaron 1968 durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva con el fin de enfrentar una gran sequía y ahorrar energía. En 1970 se establecieron por decreto, fijando los momentos en los que se cambiaría la hora y se mantendrían por décadas. Lee aquí la historia de la hora oficial.
Sin embargo ciertos sucesos, como el terremoto de 2010, han hecho que ocasionalmente se modifiquen las fechas en las que se realiza el cambio de hora y, durante los últimos años, se ha buscado extender el horario de verano.
El UTC o tiempo universal coordinado es el principal estándar que regula la hora del mundo. Cada zona horaria es calculada en base a un punto de referencia, cuyo UTC es 00:00 (Greenwich). Las zonas ubicadas al oeste reciben valores negativos y las ubicadas al oriente, positivos. Si bien la UTC no varía con el cambio de estaciones, la hora local sí puede variar. Por ejemplo, hasta ahora Chile mantenía un UTC -04:00 en invierno y lo cambiaba a -03:00 en verano.
Ahora nuestro horario quedará definido en el huso horario de tres horas al oeste del meridiano de Greenwich en Chile continental (UTC -3:00), el que conocemos como horario de verano y Chile insular tendrá un huso horario de cinco horas al oeste de Greenwich (-5:00). Esto, a diferencia de antes de 1968, donde nos manteníamos todo el tiempo en horario de invierno (UTC -04:00).
"Los cambios de horario comenzaron con el fin de ahorrar energía, pero en una época en la que el consumo proveniente de la iluminación era más relevante. Hoy es distinta la estructura de consumo: el sector industrial y el minero son los principales consumidores de energía eléctrica, y a ellos no les influye el cambio", señaló María Isabel González, gerente general de Energética.
De acuerdo al Ministerio de Energía, mantener el horario de verano es la mejor forma de asegurar la calidad de vida de los chilenos y también de promover el buen uso de la energía.
Al parecer, el último tiempo cambiar de hora no sólo no nos estaba reportando ahorros significativos a nivel energético, sino que según datos del Sistema Interconectado Central (SIC), en 2012 se observó que la extensión del horario de verano (2010) habría generado una reducción en el consumo de energía cercana a los 39 GWh, por lo que si suponíamos que cambiar la hora en abril nos ayudaba a ahorrar energía, ahora el asunto sería más bien al revés.
En zonas del extremo sur como Punta Arenas, podría amanecer a las 10.00 y atardecer cerca de las 17 horas según el meteorólogo Eduardo Sáez explicó en su cuenta de Twitter.
Aunque muchos habitantes de la zona han criticado esta medida, las opiniones son divergentes. El mismo alcalde de Punta Arenas, Emilio Bocazzi, comentó que es un tema complejo y al cual será difícil encontrarle un punto de equilibrio entre las posturas de los habitantes de la ciudad. Agrego que “a todos nos gustaría que los niños entraran más tarde, pero eso trastocaría la programación de la ciudad”.
Si estamos más somnolientos durante la mañana y hay más oscuridad, ¿estamos más expuestos al salir a la calle o hay mayores precauciones que deberíamos tomar? Es posible, ya que el riesgo de accidentes “es mayor durante la noche que el día, entre otras causas, por nuestra limitada capacidad de ver en la oscuridad", de acuerdo al manual del conductor elaborado por Conaset.
Según comentó a Plataforma Urbana Francisco Frésard, especialista en seguridad vial, en países como Estados Unidos las mañanas más oscuras aumentaron los accidentes de tránsito.
“También en Suecia y otros países escandinavos se han hecho estudios que constatan el aumento de muertes de peatones en condiciones de baja visibilidad. Hay un claro efecto de conductores nocturnos cansados o con alcohol que influye, sobre todo a peatones de zonas más alejadas y vulnerables que salen más temprano, a las 5 o 6 de la mañana porque no tienen muchas opciones de transporte público”, señala.
Ya no tendremos que estresarnos preguntándonos si es este fin de semana o el siguiente en el que hay que cambiar la hora, o si por culpa de algún reloj que olvidamos ajustar, llegaremos tarde o adelantados a alguna cita. Pero aun eliminando este estrés, podrían haber algunas consecuencias en nuestro organismo que no hemos considerado.
Según explica Javiera Castro, doctora en Ciencias Biomédicas del Laboratorio de Sueño y Cronobiología, la cantidad de luz que recibimos puede afectar nuestro ánimo, gatillando trastornos en personas más sensibles.
La luz que recibimos en la mañana es muy importante, ya que al despertar, cuando percibimos la luz, una señal es enviada al cerebro, cambiando la actividad del reloj biológico, que envía señales a todo el cuerpo sincronizándolo al amanecer y permitiendo todos los procesos celulares y fisiológicos que son necesarios a esa hora y durante el resto del día.
Es por eso que, aunque algunos nos sintamos un poco lechuzas trabajando o estudiando más de noche, los humanos somos animales diurnos y tendemos a estar más activos durante el día, cuando hay luz.
“Mantener el horario de verano durante el invierno puede traer algunas dificultades, principalmente para los niños, debido a que despertar en plena oscuridad lleva a la somnolencia durante la mañana. Esta situación está dada por la falta de estimulación lumínica”, dijo a La Tercera Walter Avdaloff, neurólogo del Instituto del Sueño.
En tanto, Karina Gatica, docente de la Universidad del Pacífico, ve la eliminación de los cambios de hora de manera positiva. “Esto contribuye a mantener horarios de sueño, alimentación, entre otros, que en definitiva nos permiten una mayor sensación de bienestar en armonía con los ritmos y ciclos de la naturaleza. Todo lo anterior contribuye a la calidad de vida de las personas, sobre todo en lo referido a la percepción de bienestar psicosocial”, comentó.
En el ámbito del deporte, en Chile Deportivo celebraron la medida, pues lógicamente facilita la posibilidad de practicar ejercicio hasta más tarde después de la jornada laboral en invierno, permitiendo hacerlo al aire libre, además de otras actividades que disminuyan el sedentarismo después del trabajo.
De acuerdo al Ministerio de Energía, la decisión de que nos quedemos con el horario de verano obedeció a preferencias sociales y a la mejor calidad de vida que éste le trae a la población. Es decir, serían más bien aspectos socioculturales y de nuestra idiosincrasia los que influirían en esta decisión de privilegiar tener más luz en la tarde.
En resumen, con el nuevo horario quizás nos cueste más levantarnos en las mañanas y comenzar nuestra actividad durante el invierno, ya que el sol saldrá más tarde (recordemos la prominente Cordillera de los Andes que tenemos al oriente), pero también atardecerá más tarde, haciendo más agradable nuestra salida del trabajo o de nuestro lugar de estudios.