Se le ha llamado “El Club de los Países Ricos”, ya que sus miembros representan el 70% del mercado mundial. Se le ve como un club exclusivo y privado, ya que cuenta con sólo 34 integrantes en el mundo. Y uno de ellos es Chile, que logró entrar en 2010.
A cuatro años de su entrada, ¿entendemos realmente qué significa ser miembro de esta institución? ¿Podemos tal vez sacarle mayor provecho?
¿Qué es la OCDE?
La
OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) es una organización económica internacional con base en París, que desde 1961
asesora a los países para mejorar sus políticas públicas.
Para que nos hagamos una idea, esta organización pone su esfuerzo en descifrar qué es lo que conduce el cambio económico, social y ambiental para fijar estándares internacionales.
Actualmente está conformada por 34 países de cinco continentes. Entre ellos está Chile que se integró al selecto club en mayo de 2010.
La organización se describe a sí misma como una "organización que ayuda a los gobiernos frente a los retos económicos, sociales y de gobernanza de una economía globalizada".
¿Cómo lo hace?
La OCDE utiliza la gran cantidad de información que tiene sobre una amplia variedad de temas, para ayudar a los gobiernos a fomentar la prosperidad y luchar contra la pobreza mediante el crecimiento económico y la estabilidad financiera.
Para eso va monitoreando diferentes sucesos de los países miembros, así como también otros que no pertenecen a la organización y va creando proyecciones a mediano y largo plazo. La organización recolecta y analiza la información y luego se discuten, en los diferentes comités, las políticas adecuadas que luego pueden ser implementadas en los correspondientes países.
Exigencias mínimas
La mayoría de estos países son economías industriales de Europa, países de América del Norte y Japón. Pero en los últimos años, ha permitido el ingreso de algunos países ex soviéticos de Europa Central, como también países en desarrollo como México y Chile. Lo crucial es que para entrar a este selecto club,
los países deben cumplir con ciertas exigencias mínimas.
“El requisito de membresía es adherir a un cierto mínimo común respecto a cómo se llevan a cabo las políticas públicas. Se requieren ciertos ‘códigos de etiqueta’ y la definición de buenas políticas públicas es algo que se hace en cuanto a la experiencia comparada de los países. Prima entonces la política pública aplicada y comparada. Esa dimensión es importante, porque la comparación de políticas de las buenas prácticas tiene que ver con compartir experiencias”, explica a El Definido, Ignacio Briones, ex embajador de Chile ante la OCDE y decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
LOS BENEFICIOS DE SER UN OCDE
1. Evaluación constante para mejorar
Chile, como miembro de la OCDE está sujeto permanentemente a
comparaciones tanto cualitativas y cuantitativas con respecto a otros países. Al ser uno de los países emergentes dentro del listado, no siempre salimos bien evaluados como país en los distintos ámbitos de la Institución y eso genera algo de descontento en la opinión pública, que ve estas diferencias con molestia. Pero esto según Briones, no es negativo. Al contrario,
se presenta como una gran oportunidad.
“Este ámbito complica a muchos porque lo ven como un problema. Pero es bueno que te saquen un pizarrón para mejorar, esa vara de comparación es relevante. Al ser la OCDE una institución que se define con datos, resulta muy importante para un país como Chile. Para saber dónde quieres llegar”, explica.
2. Informes para el desarrollo
La OCDE es un foro de conversación donde se debaten diferentes aspectos sociales y políticos. Esto para el país es muy beneficioso, según Briones y otros expertos, ya que estamos aprendiendo de países que ya transitaron y enfrentaron problemas relativamente similares a los que existen en el país.
La OCDE cuenta con dos “servicios” clave. Primero sirve como foro de discusión y análisis de diferentes temáticas y segundo, realiza informes específicos según la petición de los países.
México es un ejemplo de cómo aprovechar bien las herramientas que entrega la institución. Por ejemplo, las grandes reformas incluidas en el plan modernizador de su actual Presidente, Enrique Peña y Nieto, fueron extraídas de recomendaciones hechas por la OCDE.
“Las reformas estructurales que realizó México recientemente, fueron las más importantes en 80 años y estuvieron basadas en recomendaciones y datos duros de la OCDE. Si eres un país en vías de desarrollo, estas asesorías te pueden servir muchísimo”, comenta Briones.
En comparación, Chile no ha aprovechado tanto esta oportunidad. Si bien solicitó varios informes a la OCDE que se están preparando en estos momentos, aún podría, según sus necesidades, solicitar más ayuda de estos expertos.
“Los países privilegian las áreas en las que hay que avanzar, yo elijo mis áreas temáticas. Hay que ser más proactivos. No es complicado solicitar informes. Sólo hay que tenerlo claro y presupuestarlo, ya que es un servicio enorme y que se hace regularmente. La OCDE está siempre disponible y es de mucha ayuda”, explica Briones.
3. Un asesor imparcial
La OCDE no es una institución basada en una ideología sino que su base son distintas evidencias. “Esto genera un valor importante para un país que tiene que pasar reformas importantes como Chile, ya que es un tercero imparcial. Si no hay consenso político, como lo que sucede con la reforma educacional, la OCDE te muestra resultados con evidencia. El valor político para poder pasar reformas es tremendo. Esta forma es objetiva y mucho más fácil”, explica Briones.
4. Un sello de calidad para la inversión extranjera
Los estándares que hay que cumplir, hacen que todos los países mejoren la calidad de sus políticas públicas. Los países se miden con altos estándares y eso también lleva a que se incremente la confianza de los inversionistas externos en nuestro país.
Podemos aprovechar aún más a la OCDE
Según algunos expertos, no estaríamos sacándole el jugo a esta organización que, mal que mal, tiene a los mejores expertos en diferentes áreas que nuestro país necesita desarrollar.
El gobierno ya se puso en movimiento para revertir esto. La embajadora de Chile ante esta organización, Claudia Serrano, estará durante los próximos días en el país para instruir a las diferentes carteras sobre los beneficios que conlleva trabajar en conjunto con la OCDE.
El gobierno también comenzó con el diseño de los cambios estratégicos y estructurales, que ayuden a despejar las dudas sobre cuál es el real beneficios de pertenecer a este club cuya membrecía cuesta anualmente al país US$ 7 millones.
“En el pasado hemos hecho poco. No hemos dimensionado como país la importancia efectiva de la OCDE. Cuando estás adentro te das cuenta que hay una vaca que se puede ordeñar, pero sólo si le asignas la prioridad”, opina Briones.
El equipo nacional que se encarga de esta misión de la OCDE funciona actualmente como una embajada más. Ese, según Briones, es también parte del problema. “La labor que tiene, implica separarlo de su rol de embajada. Este equipo técnico debiera rendir a un directorio OCDE y no a una cancillería”, comenta.
También concientizar a las propias autoridades sobre esta herramienta, que podría sernos aún más útil que en la actualidad. El ex embajador mexicano de la OCDE ocupaba más del 40% de su tiempo en llevar parlamentarios, cuenta Briones.
¿Te parece que ha sido bueno que Chile forme parte de la OCDE?