Desde principios del 2000 varios equipos nacionales se vieron enfrascados en duros problemas financieros que los tuvieron al borde de la extinción. Como es de esperar los problemas financieros se evidenciaron en la cancha haciendo que el nivel del torneo nacional de futbol bajara mucho de nivel.
Uno de los clubes que estuvo ad portas de desaparecer fue O’Higgins de Rancagua, que en 2003 cayó a la primera B (segunda división) con un déficit financiero notable, que lo hizo perder a todas sus figuras, además de los auspiciadores, que son vitales para cualquier club.
Pasaron dos años y la situación en Rancagua no mejoraba en lo absoluto. El equipo se encontraba prácticamente liquidado por las deudas y corría el riesgo de nunca más jugar un partido profesionalmente.
Consiente de la situación, el ex presidente de la ANFP, Ricardo Abumohor, se la jugó y apostó comprar al club, algo que para cualquier empresario sería una locura total. Abumohor tenía la visión de que había potencial en todo lo que representaba el club, desde sus utileros hasta la fiel hinchada que acompañaba al equipo de manera incondicional.
La primera medida fue convertir al club en sociedad anónima, pero con la premisa de hacerlo sin el fin de lucrar en los primeros años. Teniendo como objetivo reinvertir toda la utilidad en el club y en especial en el área formativa en donde saldrían los talentos y bases del equipo.
¿Pero cómo hacer todo lo anterior? La respuesta es fácil... Tener una eficiente gestión deportiva, términos prácticamente desconocidos para el fútbol chileno que solo conocía éxitos deportivos a base de grandes inversiones y no de potenciar lo que se tiene.
La primera medida fue fidelizar a toda una ciudad con el equipo, para que ellos mismos se sintieran parte del levantamiento del equipo. El club, para lograr lo anterior, lanzó campañas para incorporar nuevos socios, con ganchos como entradas a bajo costo para el torneo y descuentos en merchandising.
A nivel organizacional, O´Higgins apostó por contratar a personas 100% identificadas con el club, para que todos sus trabajadores desde el canchero hasta el gerente técnico, tuviera la motivación de ser proactivo y tuviera la misma meta de ver al club recuperado y ganando títulos.
Ejemplo de lo anterior fue la contratación de Clarence Acuña como asesor deportivo, seleccionado nacional que disputó el Mundial de Francia 98 y que nació futbolísticamente en O’Higgins.
Otra arista importante fue establecer un sistema de metas a corto y largo plazo, con el objetivo de no caer en exitismos desproporcionados ante los primeros éxitos y hacer evitar caer en vicios como los que llevaron al club a caer en crisis.
Finalmente el club creó un perfil del jugador que debía contratar el club: Joven de gran proyección y que en un periodo de 2-3 años pudiera ser vendido a Europa. En el caso de los jugadores con más trayectoria lo importante es que llegaran por motivación y no por el sueldo.
El club comenzó a evidenciar un tibio cambio a partir del segundo semestre de 2006, con una buena campaña en el torneo nacional que se tradujo en llegar a semifinales del Clausura 2006, además de de consolidarse como uno de los equipos fuertes de regiones.
Por seis años, el “Capo de Provincia” desarrolló un trabajo silencioso pero efectivo, que logró que el equipo terminara de sanar sus deudas económicas y estuviera en condiciones de dar un salto adelante en materia de inversión. La paciencia y cautela daban sus primeros frutos.
La dirigencia del equipo había tenido técnicos medianamente exitosos en el equipo (Jorge Garcés y Jorge Sampaoli), pero ninguno había podido sacar campeón al club en 58 años de historia. Es ahí donde la dirigencia decidió proponerle un proyecto a largo plazo a Eduardo Berizzo, ex ayudante técnico de Marcelo Bielsa que recientemente había sido despedido de Estudiantes de la Plata de Argentina y que tenía un estilo bastante compatible al que se le quería dar al equipo.
Berizzo asumió y de inmediato pidió informes acerca de cómo estaba el área formativa del club para de ahí sacar la base del plantel con la que pretendía ganar el campeonato.
El trabajo del “Toto” se tradujo en su sub campeonato en 2012 y en el título nacional en 2013, como consecuencia de un trabajo metodológico ligado a la convicciones del club y a un modelo de trabajo a largo plazo inédito para el fútbol chileno, en donde por lo general los clubes apuestan por proyectos de más de un semestre plazo ya que pretenden resultados inmediatos.
Al parecer el caso de O´Higgins sentará un precedente en torno como implementar una gestión deportiva eficiente en el futbol nacional y que finalmente hará que muchos equipos aprendan al solucionar sus problemas económicos y así lograr buenos resultados dentro de la cacha.
¿Qué otros factores crees que ayudaron a este equipo a salir adelante?