Mónica Kim es una extranjera más viviendo en Chile. Decimos más, porque basta con pasearse por diferentes lugares de la capital para encontrarse cada vez más con otros acentos sonando fuerte. Son ingleses, peruanos, colombianos, estadounidenses que van al cine, a los parques, de compras o simplemente a pagar cuentas.
Tendemos a pensar que andan de paso por aquí, pero lo cierto es que, según el Censo 2012, el 2% de nuestra población a extranjeros que se establecieron, formando familia y trabajando en distintas empresas. ¿Por qué quedarse en Chile? ¿Qué ven los extranjeros que nosotros no vemos?
La familia coreana Kim Yoo llegó a Chile el año 2001 en busca de nuevas oportunidades para emprender. Vivieron en otros países anteriormente, pero las crisis internas y monopolios les dieron la espalda para poder surgir. Una vez llegados a Chile, si bien extrañaron la gran vida social que hay en Corea, detectaron que la sociedad chilena está abierta a probar y descubrir nuevos productos y servicios.
Hace 6 años decidieron abrir en Patronato la tienda “Cenit” que se dedica a la venta de accesorios para mujeres, teniendo gran éxito.
En el barrio Patronato hace algunos años se inauguró “el mall coreano”. Consta de 57 tiendas de esa nacionalidad, y si bien los vendedores son todos chilenos, los dueños son coreanos que llegaron a Chile para hacer negocios.
Chile cumple con factores que facilitan el emprendimiento, como la estabilidad política, la valoración cultural del emprendimiento como alternativa de carrera, la poca burocracia, en especial desde la aprobación de la ley de "Empresas en un día" y la "Ley de reemprendimiento" y el acceso al crédito. Pasamos del lugar 62 del mundo al 27 en la facilidad para hacer negocios.
Aún así, hay aún trabas importantes a resolver. La más importante, según asegura la Asociación Chilena de Emprendedores (Asech) es el pago de facturas a plazos de 60, 90, 120 días o más, por parte de grandes empresas a sus proveedores, lo que sumado al IVA, que el proveedor debe pagar el mes mismo de la venta, termina asfixiando a los emprendedores.
“Con 80 mil pesos chilenos pagué todo el año escolar de mi nieta que está en Colombia, incluyendo matrícula, ropa y útiles”, asegura Marta Toro, colombiana llegada hace dos años a Chile. Trabaja como asesora del hogar en La Serena. Ella decidió dejar la calidez del clima colombiano y soportar lo frío que es el invierno en Chile, porque considera que tenemos una economía estable, pues hay y el peso chileno le rinde mucho más en su país natal.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile ha mostrado avances significativos en materia económica, la actividad desde 2010 a una tasa cercana al 6%, prácticamente triplicando el crecimiento promedio de la OCDE y superando también el promedio latinoamericano.
Un ejemplo reciente es lo que está pasando con la crisis en España. Muchos españoles han abandonado su natal en busca de nuevas oportunidades. Chile se ha transformado en un país bastante cotizado por ellos, pues según el diario La Tercera, a mediados del año 2013 los inmigrantes que habían recibido visas no turísticas, en los primeros cuatro meses del año, aumentaron un 46,8% con respecto a igual período de 2012, pasando de 31.212 a 45.821. En ese mismo lapso, las visas de ciudadanos españoles son las que experimentaron un mayor crecimiento porcentual (135%), pasando de 931 durante 2012, a 2.191.
Asimismo, el argentino Gabriel Pinter, hace 8 años pidió a la empresa en la que trabaja que lo trasladara a la sucursal ubicada en Chile, debido a la crisis que vivía su país y, a su vez, porque valoraba la calidad de vida, en especial la estabilidad política, social y económica de aquí. “Los chilenos tienen un ambiente con el cual es grato convivir. En comparación con otros países es un lugar pacífico, hay seguridad y estabilidad en la accesibilidad de todo los servicios”, asegura Gabriel Pinter que, como contrapunto, critica el clasismo que se respira en nuestra sociedad.
El Índice de Paz Global 2012 ubicó a Chile como el país más pacífico de Latinoamérica. El informe que registró la estabilidad política y social de 158 países, y colocó a Chile en el primer puesto en Latinoamérica tras subir 8 lugares y ubicarse en el número 30 a nivel mundial, por encima de Francia (40) e Italia (38) y muy arriba de Argentina (44), Perú (79), Brasil (83) y Bolivia (84).
La fundación Imagen de Chile, que se encarga de velar por la promoción genérica del país y por darle valor y prestigio a su origen, recogiendo la diversidad de visiones, señala que más allá de sus ventajas económicas e institucionales, en su identidad profunda hay otros rasgos que lo destacan y que hacen de Chile un país memorable y querible.
Nuestro país posee una geografía curiosa y alejada, que está en su estado natural al ser inexplorada, por lo que desafía a la gente a dominarla. A su vez, nuestra cultura es moderna, pero tradicional. Ha retenido rasgos del pasado, pero al mismo tiempo ha ido adoptando otros que son parte de la modernidad. Esa mezcla, de lo rústico y lo moderno hace atractivo a nuestro territorio. También Chile tiene vocación de progreso, quiere alcanzar una realidad mejor. Su anhelo es alcanzar el desarrollo absoluto, y es eso lo que lo moviliza. Para terminar, es una nación confiable, decidida a estar abierta al mundo.
La gente en Chile disfruta de las relaciones exteriores sólidas que se apoyan en la confiabilidad y previsibilidad. A veces, sumergidos en los problemas cotidianos que plagan a nuestra sociedad, es fácil perder de perspectiva cuánto se ha avanzado, y si bien a nuestro país le falta seguir progresando en materias de seguridad e igualdad para alcanzar el desarrollo total tenemos índices que nos posicionan como un país con grandes proyecciones.
Por eso mismo, no es coincidencia que los extranjeros nos vean como un país en el que se puede invertir -por su estabilidad económica y política-, seguro, confiable, pacífico, con variedad de acceso, y por otra parte, con una atractiva geografía y vocación de progreso para alcanzar ser mejores.
La idea no es sentirnos superiores ni creer que tenemos la tarea hecha, sino motivarnos a seguir avanzando en las reformas que nuestro país, y nosotros mismos como sociedad, necesitamos, confiados en que somos una nación que sabe hacer frente a sus problemas.
¿Tienes algún conocido que se estableció en Chile por alguna de estas razones?