En estos meses de verano, con frecuencia nos vemos atrapados en situaciones en que debemos tolerar altas temperaturas durante períodos prolongados de tiempo. Esto, con mucha razón, puede ponernos irritables o angustiarnos. ¿Porqué nos pasa esto? Y más importante aún ¿Es posible hacer algo para reducir el impacto del calor en nuestro ánimo?
Desde la ONG Psicólogos Voluntarios de Chile, las psicólogas Cara Beattie y Pilar Zurita, explicaron a El Definido el fenómeno psicológico que está relacionado con las altas temperaturas y de qué forma podemos intentar controlarlo.
El calor, propiamente tal, es un fenómeno físico con sensación biológica, pero que tiene efectos a nivel psicológico, similares al estrés. Cuando una persona sufre de estrés, se activa el sistema nervioso y aumenta la adrenalina con el objetivo de estar preparado para luchar o huir de aquello que lo pone tenso. Con el calor pasa básicamente lo mismo; se activa el sistema nervioso y aumenta la adrenalina, pero en este caso no existe un estímulo real del que uno se pueda defender, huir o luchar. Aquí es donde entra el fenómeno psicológico provocado por las altas temperaturas: la agresividad.
Esto es porque la impotencia de sentirnos incapaces de tener bajo control el problema, nos hace desesperarnos y el resultado es hostilidad, agresividad.
Las expertas revisaron varios estudios realizados en diferentes partes del mundo (Europa, Estados Unidos, Pakistán, entre otros), los cuales mostraban cómo y a qué punto este fenómeno afecta a las personas.
En los estudios revisados por las profesionales, se encontró evidencia de hasta hace más de 100 años atrás.
"Un científico en Italia, llamado Cesare Lomborosos, analizó 836 rebeliones entre 1791 y 1880 y concluyó que en los meses de verano y más calor - julio en el hemisferio norte y enero en el hemisferio sur - existía mayor tendencia a las rebeliones", contaron las psicólogas.
En las últimas décadas también se vio un aumento de agresividad con altas temperaturas. "Desde que aumenten los toques de bocinas en los autos - kenrick, 1986 - a que la gente tienda a dejar más sus empleos y hacer paros en estas épocas, a diferencia de aquellas en que hace frío - Simister, Cooper (2004)", ejemplificaron Zurita y Beattie.
El más reciente, de Anderson en 2001, propone que las temperaturas aumentan de forma directa con los sentimientos de hostilidad e indirectamente nos conduce hacia actos agresivos.
Por supuesto, además del efecto negativo en nuestra conducta causado por el fenómeno psicológico del calor, también existe una sensación biológica que nos puede hacer desesperar y, en algunos, provocar un desmayo.
Las expertas explican que es posible controlar la sensación de desesperación y evitar un posible desmayo, siendo la clave el manejar nuestras sensaciones y emociones.
La psicóloga de la Clínica Bicentenario, Carolina Cabezas, concuerda con ellas. Según explicó, cuando el calor afecta el estado psicológico de las personas, produce, efectivamente, irritabilidad, ansiedad y agresividad, pero al depender de la percepción de cada individuo, las reacciones jamás serán iguales.
"Cuanto más la persona se focaliza en el malestar, más intenso se percibe. Ya sea la incomodidad física o psicológica que genera el calor, y como la sensación de la temperatura es subjetiva, además de depender de diversos factores, todos lo podemos llegar a sentir distinto en términos de intensidad", concluyó Carolina.
Hablando en términos psicológicos, Zurita y Beattie explican que especialmente ahora que las temperaturas son cada vez más altas en Chile, es necesario controlar la sensación de calor para así evitar el nivel de estrés/agresividad.
Hay que tener una predisposición para enfrentar las altas temperaturas, intentar mantener la calma; mientras más nos desesperamos y/o agitamos, más sensación de calor y más agresividad, finalmente se transforma en un círculo vicioso. Las psicólogas destacan que también es importante reconocer qué es lo que nos mantiene en calma para poder utilizarlo en estas situaciones.
En pocas palabras: Prepárese mentalmente para enfrentar el calor, acéptelo y trate de enfocarse en las cosas positivas: Una sombra, una brisa. Sonría. Concéntrese en su trabajo o la música de sus audífonos. Respire profundo, cierre los ojos y conserve la calma.
Ahora bien, como no todo es psicológico, procure someterse lo menos posible a las altas temperaturas. Lo más importante y cotidiano es mantener los lugares de trabajo bien climatizados y ventilados, porque mientras más oxigenación, es menor el estrés.
Además, es importante hidratarse, pero preferiblemente con agua sin azúcares, según las psicólogas. Prefiera agua fresca y fría o una bebida isotónica. Y asegúrese de llevar una botella a todas partes.
Otro factor importante, es la alimentación; mientras más carbohidratos consumimos, más trabaja el cuerpo, lo que produce calor, como sucede cuando consumimos carnes rojas y frituras. Lo mejor son alimentos frescos y ricos en agua. Una dieta vegetariana le ayudará a mantener el calor a raya mucho mejor que un lomo a lo pobre.
En cuanto a la ropa, es esencial estar lo más cómodo y fresco posible. Prendas livianas, frescas y de colores claros. Ponerse zapatos con buena ventilación y ocupar sombrero mientras se camina en la calle para evitar el contacto directo del sol contra la cara y nuca. Puede parecer buena idea ponerse mangas cortas, pero si se cuenta con una camisa o blusa clara y delgada de manga larga, usted andará más protegido contra los rayos ultravioleta.
Y claro, no olvide su protector solar, que nada hay más irritante que andar con la piel quemada.