El Director de Fundación Imagen de Chile, Miguel Laborde y el Presidente de Foro Innovación, Raúl Rivera, conversaron al respecto en el encuentro "Chile construye su Imaginario", organizado por El Mercurio, estableciendo algunos descubrimientos de Imagen de Chile y otras interrogantes a tener en cuenta.
El campo, el vino, las fondas, la Tirana, los moai, la cordillera, poetas… El hombre siempre ha querido construir imágenes de su cultura y Chile tiene la necesidad de potenciar su identidad y explotarla, explica Laborde. Pero hay muchas maneras de ver a Chile, sobre todo por su diversidad.
En la búsqueda de un elemento que nos una como país, Laborde y Rivera, develaron uno que ha sido característico a lo largo de nuestra historia y que probablemente nunca habíamos notado: la voluntad de progresar.
La identidad del país no es difusa, destacó Laborde. Se observa en estas irrefrenables ganas de superarse, estando siempre atentos a lo que sucede en el mundo para tomar ideas. Laborde destacó que eso es en sí una identidad y nos marca para bien. Es una fortaleza.
La base de nuestra historia está en el mestizaje racial y cultural. Históricamente hemos sido un proyecto país que siempre ha mirado a Europa, desde la época de la colonia y pareciera que no queremos ser lo que somos: Latinoamericanos. Por eso es muy importante, explica Rivera, conectarse con esa identidad distinta. Tenemos valores en común con el resto de los países del continente, como la familia, el respeto a la autoridad, la religión, el goce de la vida.
¿Y qué nos diferencia? Es bueno asumir las diferencias para mirarse. Laborde destacó que Chile tiene una afición por la ciencia y la industria, un interés por la tecnología, poco común en la región. Esto está obviamente unido a nuestra voluntad de progreso. Es por eso que el país está a la vanguardia de Latinoamérica, que además es la más próspera. Pero entre todo este optimismo, hay una advertencia que nos debe mantener alertas.
¿Creíamos que con lograr el desarrollo estábamos listos? El movimiento estudiantil puso en cuestión los avances de Chile en educación y cultura. "Nos sentíamos entrando al mundo de los países desarrollados y esto fue un portazo", comenta Miguel Laborde. Todavía falta mucho por hacer, falta educación, falta cultura y por eso tenemos que trabajar para construir un país más sólido en este aspecto fundamental del ser humano. ¿Cómo lograr un país más justo? ¿Cómo mantener un proyecto común que mejore la calidad de vida de todos?
Si estamos encerrados, sin diálogo, es difícil. Falta construir puentes entre todos, instituciones, sociedad civil, organizaciones, etc. Además si queremos ser una nación próspera, debemos tener una institucionalidad inclusiva y no extractiva. Donde los nuevos actores puedan participar y no sea un espacio de privilegios para unos y otros, sino comunes.
Hay que construir una épica, una poética, un relato de Chile. ¿Por qué? El chileno siempre lo ha necesitado, sino se encierra en sí mismo. Pero si encuentra una épica es capaz de mucho, destaca Laborde. Y este relato debe ser propio, sin sentirse más ni menos que otros. Rivera agrega que además, esta identidad debe ser fiel a lo que teníamos y a la vez ser fiel a lo que nos va a convertir en un país desarrollado.
Si Chile tiene como parte de su identidad la voluntad de progreso, debe mostrarle al resto del mundo cómo vivir una buena vida. Pero "sin traicionar lo que somos, fieles a nuestra identidad, sin perderse en el camino" y donde todos tienen que caber, insiste el Rivera. Si somos un país afín a la innovación, como se reconoce, debemos preservar la disciplina y ética asociada que eso tiene: una sociedad donde todos tengamos las mismas oportunidades, se aprovechen los talentos, donde gane lo novedoso y sepamos dejar de lado lo que no nos aporta.
Es muy difícil proyectar algo si el país mismo no se lo cree, por eso hay que construir constantemente y alimentar nuestra identidad. ¿Y quién se encarga? Aunque es tarea de todos, uno de los mensajes fue para los jóvenes "ustedes van a inventar el país donde van a vivir".