¿Dónde están los profesores? Ya hacen falta y, en años por venir, la ausencia del “corazón del sistema educativo”, como dijo Joaquín Walker, director ejecutivo de Elige Educar, podría ser aún mayor.
A principios de mayo, esta organización publicó un estudio que evidencia que en 2025, o sea seis años más, faltarán 32 mil profesores idóneos en el país. En otras palabras, alrededor del 15% de quienes hagan clases, serán profesores que no están formados en la disciplina que imparten. Pero no solo nos dieron estas críticas cifras, sino que proponen distintas medidas de cómo revertir este déficit de docentes para evitar un impacto negativo en la educación de los estudiantes chilenos.
Pilares de la educación
“Los profesores son el factor que más incide en el aprendizaje dentro de las escuelas. O sea, un profesor produce más cambio y más mejora en el aprendizaje de los estudiantes cuando es un profesor idóneo”, contó Walker a El Definido.
Se podría decir que son pilares del sistema educativo, pues a lo largo de su carrera, un solo profesor de educación media forma a cerca de seis mil niños, niñas y jóvenes, según los datos del director de Elige Educar.
Al mismo tiempo, Peter Trait, columnista de The Telegraph y experto en educación que ha investigado maneras de mejorarla, dijo al medio británico que hay un único factor consistente que se puede identificar dentro de las opciones para progresar en la calidad de la educación; el rol de los docentes. Sus habilidades, su conocimiento y entusiasmo al enseñar son fundamentales en el aprendizaje de los niños.
“La enseñanza, después de todo, tiene que ver con el compromiso, con hacer que los niños escuchen y entiendan. La mejor inversión que cualquier gobierno puede hacer es obtener los maestros más eficientes, talentosos y mejores que puedan hacer frente a los niños”, explicó Trait.
Y como dijo Walker: “No cualquiera puede ser profesor. No cualquier postulante tiene las habilidades necesarias para poder formar en su vida profesional a miles de jóvenes”. De hecho, nadie aprendió con Denzel Crocker en la escuela de Los Padrinos Mágicos.
No se trata de cualquier profesor. “Hay estudios que muestran que estudiantes cuyos docentes no son idóneos, tienen resultados académicos más bajos que aquellos que sí están con profesores idóneos”, dijo Walker.
En cifras negativas
Entonces realmente se genera un gran problema con este déficit. Actualmente, hay siete mil profesores que no estudiaron la pedagogía o una disciplina de la asignatura que están enseñando, indicó Walker.
Esto representa el 3% de todos los que hacen clases. Pero si no nos dirigimos a este problema hoy, el porcentaje se va a cuadruplicar para el 2025, año en que se pronostica que harán falta 32 mil docentes idóneos. Es decir, “uno de cada diez profesionales que hagan clases no serán profesores preparados en su materia”, explicaron desde Elige Educar.
“Es una situación crítica que pone un llamado de alerta al sistema educativo y que es probablemente el desafío más importante para abordar la calidad de la educación dentro de los próximos años”, alarmó Walker.
¿Profesor idóneo?
Pero a nosotros nos llegó la duda, ¿qué características cumple este profesor idóneo?
Significa que la persona se haya formado tanto en la disciplina que enseña como en la pedagogía misma. “O sea que, un profesor de educación general básica que hace de primero a octavo efectivamente haya buscado pedagogía general básica, o que un profesor de música hay estudiado pedagogía en música, o un profesor de física haya estudiado pedagogía en física, etc.”, explicó Joaquín.
Desde la misma organización señalaron que tener profesores con el conocimiento necesario es la base para mejorar la calidad de la educación.
“Tener un profesor idóneo no es sinónimo de calidad, pero es un piso mínimo que el docente que esté haciendo la asignatura de física haya estudiado la pedagogía en física, por ejemplo. Es un primer paso que necesitamos para avanzar en la calidad”, enfatizó Walker.
Buenas pero complicadas noticias
Es raro de escuchar, pero de alguna manera este déficit de docentes se debe a razones positivas. Las políticas públicas han aumentado las exigencias de las instituciones que forman profesores, lo que atrae a jóvenes con mejor desempeño académico a la docencia.
Pero por otro lado “ha generado una disminución de la matrícula en instituciones de menor calidad y un aumento de estudiantes en universidades con alta acreditación. [...] Si bien los cambios son positivos, estos han implicado que el total de matriculados sea menor al que había hace 10 años”, afirmaron desde Elige Educar.
Además, hubo un aumento de horas no lectivas impulsado por la Ley de Carrera Docente. Estas son las horas en que los profesores planifican sus clases, califican pruebas, entre otras.
Y aunque esto significa una mejora en las condiciones de trabajo de los educadores, también obliga al sistema a contratar más docentes para que suplan las horas que se usaban en realizar clases y ahora se usan en planificarlas. “Al aumentar las horas no lectivas, la disminución de horas lectivas deberían ser cubiertas por otros profesores”, explicaron de Elige Educar.
Medidas efectivas en tres líneas de acción
El punto es que, cuando se trata de educación, nadie se puede quedar de brazos cruzados. Así que en la organización que realizó el estudio también indicaron una lista de medidas que se pueden tomar, para evitar la falta de profesores desde tres líneas de acción: la atracción, la retención y la reinserción.
Es decir, aumentar la matrícula en las carreras de pedagogía, reducir la deserción de profesores y promover la reinserción laboral de los que desertaron. Para esto propusieron ciertas medidas concretas. Una de ellas es enfocarse en la Beca Vocación de Profesor, para mejorar las condiciones de devolución de la beca y otros detalles. “Porque existe una correlación entre los estudiantes que acceden a la carrera con becas, una menor rotación en el sistema y mejoras en los aprendizajes de los estudiantes. Todo esto se vincula a una motivación adicional”, indicaron desde la organización.
Además, proponen reactivar mecanismos de financiamiento para que quienes ya egresaron de otras carreras puedan optar a la Beca Vocación de Profesor tipo III. Lo que incentivaría a muchos a convertirse en docentes aun después de haber estudiado otra disciplina.
Algunas otras propuestas son:
- Generar convenios para que las universidades aumenten sus cupos a las carreras de pedagogía.
- Acompañar y orientar a los estudiantes de pedagogía, como medida para reducir la deserción.
- Facilitar el proceso de homologación de títulos de los extranjeros.
- Apoyar para aumentar la contratación de profesores en zonas donde hay mayor déficit otorgando bonos de relocalización para que los docentes se puedan trasladar a dichas zonas.
- Incentivos en contextos vulnerables para retener a los docentes, a través de distintas medidas.
Otro aspecto que mencionó Walker es la necesidad de impulsar una carrera directiva, como una manera de potenciar a los equipos directivos.
“Tuvimos una gran reforma para los profesores, muy positiva. Nos queda pendiente también una reforma para que los equipos directivos tengan más atribuciones, mejores remuneraciones, mejor apoyo. Es un desafío que tenemos que abordar como país para ir disminuyendo las tasas de deserción”.
No se trata solo de cantidad
Estas propuestas específicas, lo que buscan no es por ningún motivo aumentar la cantidad de docentes a costa de la calidad, lo que ocurrió en Chile años atrás durante el gobierno de Frei Montalva como evidenciaron en El Mercurio. Fue en 1971 cuando se crearon 4.200 cupos, de los cuales el 70% fueron personas graduadas de secundaria que no tenían el título docente.
“Se necesitaron muchísimos más profesores y para poder contar con personas en esas salas de clase se decidió formar ‘a presión’. Formar en poco tiempo a profesores, y eso no es el camino. Ese es un camino que si bien es comprensible por el contexto en el cual se dio, nosotros no podemos retroceder a estándares de formación docente de ese nivel y creo que tampoco estamos en un contexto que habilite por ningún motivo medidas de ese tipo”, enfatizó Joaquín Walker.
“No podemos aumentar en cantidad de profesores sin calidad en la formación, por eso es tan importante la idoneidad docente, es tan importante que al menos los profesores hayan sido formados en la pedagogía y en la disciplina que enseñan”, agregó.
Y junto con este piso mínimo de contar con profesores idóneos también es necesario avanzar en fortalecer la formación docente para un nuevo contexto, indicó Walker, para nuevas necesidades sociales, culturales, laborales y para nuevos intereses.
La falta de docentes sería fatal para la educación chilena, después de todo, reconocidos expertos dicen que son un pilar fundamental en el aprendizaje de los niños. Ojalá estas medidas, junto con el apoyo de la sociedad transversalmente, sean lo que impida que en seis años más falten 32 mil profesores idóneos en el país.
¿Crees que estas medidas ayudarán a disminuir el déficit docente?
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