* Esta nota fue originalmente publicada en agosto de 2018. Hoy la destacamos por ser el Día Mundial de la Diabetes.
-¿Se sirve un pedazo de tortita?
-No, gracias, tengo al azúcar alta y me diagnosticaron pre-diabetes. Mi papá tuvo, ¡así que hay que cuidarse!
Cada vez es más común escuchar que algún cercano tiene diabetes, por eso en El Definido queremos que puedas entender bien cómo funciona esta enfermedad que, lamentablemente, afecta a uno de cada diez chilenos, según cifras del Ministerio de Salud. Esto nos sitúa entre los países con las cifras más altas de diabetes a nivel mundial.
Pero ¿en qué consiste?, ¿cuáles son sus causas?, ¿es posible prevenirla? Estas son algunas de las interrogantes que resolveremos a continuación.
En el mundo, el número de personas con diabetes ha aumentado considerablemente de 108 millones en 1980, a 422 millones en 2014. Según las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud, será la séptima causa de mortalidad en 2030. Lo grave, es que se estima que el 50% de las personas que tiene diabetes, no lo sabe. Lo que provoca que con frecuencia se diagnostique tardíamente, cuando ya hay complicaciones crónicas.
La Dra. Patricia Gómez, del Centro de Diabetes Adulto, de la Clínica Las Condes, nos explica que esta es una enfermedad del siglo XXI, porque ha aumentado su prevalencia a causa de la obesidad, malos hábitos de alimentación y el sedentarismo de nuestra época. “El incremento de la movilización en auto, escaso tiempo libre, comidas rápidas y poco saludables, hacen que esta aumente, incluso desde la infancia” asegura.
Además, agrega que en Chile el 40% de la población adulta tiene sobrepeso y el 31%, obesidad. Lo que, según ella, iría de la mano con un alto porcentaje de sedentarismo y escaso consumo de frutas y verduras.
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Sí, y los principales son tres: tipo 1, tipo 2 y la gestacional. Aunque los tipos 1 y 2, también son conocidos como diabetes mellitus.
El tipo 1, es el más frecuente entre los niños y adolescentes. El tipo 2, ataca a los adultos y está relacionada con la obesidad, el sobrepeso, la poca actividad física y una mala alimentación. Este es el que ha aumentado en los últimos años. El último, como lo adelanta su nombre, es una complicación del embarazo.
También hay otros tipos, menos comunes, como el que se puede desencadenar después de un trasplante (por los medicamentos que hay que tomar) o el que se relaciona con la fibrosis quística. Pero para este artículo, nos enfocaremos en los dos primeros.
Cuando comes, el cuerpo descompone los carbohidratos en un azúcar llamada glucosa y, paralelamente, las células del páncreas liberan una hormona llamada insulina, que se encarga de avisarle a las células del cuerpo que absorban la glucosa del torrente sanguíneo para obtener su energía.
En una persona sana ocurre todo lo anterior con total normalidad, pero en el caso de una persona que ha sido diagnosticada con diabetes tipo 1, el cuerpo no produce suficiente insulina o deja de hacerlo por completo y, por lo tanto, las células no absorben la glucosa de la sangre.
Al tratarse de una enfermedad autoinmune, lo que ocurre es que el sistema inmunitario del cuerpo ataca y destruye “por error” las células productoras de insulina del cuerpo.
La causa de la diabetes tipo 1 es desconocida, pero los expertos creen que se debe a una combinación de factores genéticos, autoinmunes y ambientales.
En una persona con diabetes tipo 2, las células del cuerpo no responden a la insulina, por lo que el azúcar no puede entrar en ellas y esto provoca que finalmente se acumule en el torrente sanguíneo.
Aproximadamente 330 millones de personas en el mundo padecen este tipo de diabetes, cuatro millones más que toda la población estimada de Estados Unidos. La enfermedad suele manifestarse después de los 40 años, aunque igual puede aparecer antes, por ejemplo, en Chile ha aumentado entre las personas de 30 años o menos. Y los peligros de la diabetes son evidentes: riesgo dos a tres veces mayor de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
Los síntomas generalmente son leves en un principio, pero con el tiempo se van desarrollando. “Estos vanapareciendo en forma paulatina haciendo que el paciente no note la presencia de ellos, es por eso la importancia de los exámenes preventivos para su detección precoz”, advierte la doctora.
Sin embargo, dice que sí hay ciertos síntomas que podrían alertarnos, como:
● Una baja de peso inexplicable (con apetito conservado o incluso con mayor apetito).
● Una mayor ingesta de líquidos a causa de una gran sed y frecuentes idas al baño durante el día y la noche.
● Mayor cansancio o fatiga.
● Compromiso de conciencia.
Existen algunos factores que aumentan el peligro de tener diabetes. Al tener uno o más de estos, es más probable que una persona desarrolle la enfermedad, aunque también hay quienes que, teniendo factores, nunca la desarrollan, o quienes no los tienen y la desarrollan.
Por ejemplo, la diabetes tipo 2 tiene un gran componente hereditario. “Tener un familiar directo con diabetes genera un factor de riesgo alto de desarrollarla. Sin embargo, solo constituye un 50%, ya que la otra mitad es desencadenada por los malos hábitos de estilo de vida”, asegura Gómez. ¿Qué otros factores aumentan el riesgo?
● Sobrepeso: este es uno de los más comunes. Tener un índice de masa corporal (IMC) de 26 o más, pone en riesgo a las personas, sobre todo de adquirir diabetes tipo 2.
● Circunferencia de la cintura: las mujeres con una medida de la cintura de más de 89 centímetros y los hombres con una cintura de más de 101,6 centímetros, tienen un riesgo particular de diabetes.
● Sedentarismo: estar inactivo o hacer ejercicio menos de tres veces por semana, incluso si tienes un peso normal.
● Antecedentes familiares: si uno de tus padres o hermanos tiene cualquiera de los tres tipos.
● Presión arterial alta: las personas que tienen 140/90 mm Hg o más.
● Antecedentes de diabetes gestacional: si das a luz una guagua que pese más de cuatro kilos o haber tenido diabetes gestacional, aumenta el riesgo de diabetes tipo 2.
La enfermedad aún no tiene cura, aunque los científicos aseguran que estarían más cerca que nunca de ella (en la Universidad Autónoma de Barcelona, ya lograron revertir la diabetes tipo 2 y la obesidad en ratones).
Pero sí existen algunas medidas y tratamientos que permiten controlar la enfermedad. La insulina y otras medicinas para la diabetes, son algunos. Gómez asegura que se puede mantener bien controlada y sin complicaciones. Aunque por el momento “no podemos hablar de curación”, sostiene.
Ella explica que en este último tiempo ha surgido un gran número de fármacos para poder combatir la diabetes, pero que en realidad la dieta y actividad física siguen siendo la base de todo tratamiento.
Aunque podríamos pensar que una forma de llevar una buena dieta, es eliminando el azúcar, la cosa no es tan así. Aunque obviamente esto ayuda mucho, también hay que tener ojo con los alimentos que tienen almidón como el arroz, pastas, papas, legumbres, pan, cereales y pasteles.
Para que un diabético lleve una dieta sana, es necesario que incluya en sus comidas: vegetales, granos integrales, fruta, productos lácteos sin grasa, carnes magras (como pollo o pavo), pescado, entre otros. Además, hay que elegir alimentos bajos en calorías, grasas saturadas, grasas trans y sal.
Gómez asegura que la prevención es lo más importante en esta enfermedad. “Lo ideal es partir desde la infancia promoviendo estilos de vida saludables, evitar recompensas calóricas, incentivar actividad física y vida al aire libre, alejar el uso de pantallas y evitar el consumo de comida chatarra”.
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Además, dice que es muy importante tener en cuenta los controles médicos preventivos en personas con factores de riesgo, para lograr detectar etapas tempranas de la enfermedad y evitar su avance.
Cuando una persona es diagnosticada con prediabetes, significa que presenta un nivel elevado de glucosa en la sangre, pero no lo suficientemente alto como para hablar de diabetes.
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Sin embargo, encontrarse en ese escenario, aumenta bastante el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. De hecho, se estima que tienen altas probabilidades de desarrollarla entre cinco a diez años. La buena noticia es que quienes presentan esta condición, están a tiempo. ¿De qué?
De ponerse en estado de alerta e intentar ayudar a controlar y posiblemente frenar la enfermedad, aplicando cambios en el estilo de vida porque “aún es un estado reversible en el cual el tratamiento no farmacológico, como dieta y actividad física, es esencial” explica.
Es necesario tomar conciencia de lo importante que es llevar una vida saludable, evitar los excesos y hacer ejercicio. Es demasiado fácil dejarse estar y terminar lamentándose después. Aunque es cierto que hay casos de diabetes en los que no se presentan ninguno de los factores de riesgo, un gran porcentaje de los diagnósticos se podría prevenir con un cambio de hábitos y eso está en nuestras manos.
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