A nadie le gusta que le saquen un parte por exceso de velocidad, pero probablemente a más de alguno que lea esto le ha pasado.
Tenor |
Porque a pesar de que uno no quiere ir rápido, muchas veces la vida nos gana y andamos apurados para llegar a todos lados. Pero eso no quita el hecho de que estemos haciendo algo incorrecto, que necesita ser regulado para la seguridad de todos. Y cuando es regulado, vamos creando conciencia.
Está comprobado que la reducción de la velocidad máxima permitida, lleva a una disminución de accidentes que terminan con personas lesionadas. Según aclaró el Ministerio de Transportes, el 30% de los accidentes fatales está asociado a la velocidad, lo que lo convierte en la principal causa de muerte en el tránsito de nuestro país.
Considerando esto, el miércoles pasado se aprobó en la Cámara de Diputados la ley para disminuir la velocidad máxima en las zonas urbanas, de 60 a 50 kilómetros por hora. Ahora solo falta que la ley sea publicada en el Diario Oficial, y después de eso, según informó el Ministerio de Transportes, tendrá vigencia inmediata (a diferencia de otras normas que tienen más tiempo para adaptarse). Eso sería durante este mismo mes.
Como les explicamos en esta nota, algunos de los beneficios de reducir los límites de velocidad en zonas urbanas son: menos accidentes, más bicicletas y menos ruido (y por ende menos estrés).
Es por eso que países como Francia y España están debatiendo actualmente la reducción de las velocidades máximas en sus carreteras. Pero ¿sirve efectivamente en Chile reducirla 10 kilómetros en las zonas urbanas? ¿Por qué 10 y no más? ¿O no reducirla definitivamente?
En El Definido nos hicimos esas mismas preguntas y quisimos encontrar las respuestas. Te las explicamos.
En un principio, la velocidad máxima permitida para autos en zonas urbanas en Chile, era de 50 kms/hr. Luego esto fue cambiado a 60 kms/hr, norma que ha regido durante 16 años. La medida recién votada, viene a revertir esa modificación.
Cuando se aprobó ese aumento de velocidad el 2002 (a 60 kms/hr), los fallecidos por accidentes de tránsito aumentaron un 25% -dentro de las zonas urbanas- y un 29% en total (zonas urbanas y rurales). ¿Por qué?
Porque mientras más rápido vamos, más probabilidades hay de que se produzcan accidentes y de mayor gravedad. Y todos queremos que las ciudades sean un lugar donde peatones ciclistas y automovilistas, puedan convivir, ¿no?
Este gráfico del sitio de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset), muestra las probabilidades de que un peatón muera cuando es chocado por un vehículo (en el eje vertical) que va a diferentes velocidades (en el eje horizontal).
Interdisciplinary Working Group for Accident Mechanics (1986); Walz et al. (1983) and Swedish Ministry of Transport (2002). |
La probabilidad de supervivencia de un peatón atropellado depende, entre otros aspectos, de la velocidad del vehículo contra el que impacta. A 60 km/h es casi nula, pero a 50 kms/hr, esa probabilidad aumenta a un 20%.
Y aún cuando esta modificación aún seguiría dejando víctimas, son muchas menos: 370 aproximadamente al año, considerando las cifras del 2017 y las estimaciones del gobierno (correspondientes a un 25% menos de víctimas anuales).
Además, cuando se maneja a 50 kms/hr y se frena, a veces el vehículo alcanza a detenerse antes de chocar, ya sea contra una persona u otro auto, lo que no pasa cuando se va a 60.
En este gráfico, publicado en un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo podemos ver más claramente. Muestra la distancia de detención de un auto que frena, yendo a diferentes velocidades (contando con un tiempo de reacción de un segundo).
Paquete de medidas técnicas de seguridad vial “Salve VIDAS” de la OMS 2017 |
¿Qué podemos interpretar de todo esto? Que la diferencia de velocidades puede significar la vida o la muerte, tanto en un choque entre autos como con un peatón.
Es por esto que la práctica actual en seguridad vial recomendada por la Organización Mundial de la Salud es “fijar el límite de velocidad de los vehículos en vías urbanas en 50 km/h como norma general, y en 30 km/h en zonas residenciales y lugares donde un gran número de peatones y ciclistas comparten la vía con los vehículos”. Así, a futuro probablemente tengamos más “Zonas 30” (zonas de tránsito lento), para hacer las calles aún más seguras.
Con la medida ya funcionando, dejaremos de ser el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no cumplía este límite.
“Es un paso importante que permitirá disminuir los accidentes de tránsito y concientizar a las personas de que la velocidad es un factor riesgoso en la conducción. Por lo mismo, creemos que esta medida debe ir acompañada con una fiscalización adecuada y con campañas de prevención que se realicen de forma constante”, señaló la Ministra de transportes y telecomunicaciones, Gloria Hutt.
Y estos son los desafíos que se nos vienen ahora: la educación y fiscalización. Para esta última el gobierno está impulsando la implementación de telerradares y un aumento en la capacidad de Carabineros fiscalizando (hoy Carabineros detecta de 3 cada 10 mil faltas). Y por el otro lado, el cambio de señaléticas por parte de las municipalidades, que ya empezó el viernes, aunque no exento de críticas (por los costos que implica para cada una de ellas).
Por nuestra parte, tenemos la tarea de tomar conciencia sobre este tema, informarnos y educar a otros, para poder hacer de nuestra ciudad una en la que los peatones, los ciclistas y los automovilistas, podamos convivir en armonía y paz.