En 2007, el uruguayo Javier Artigas jugaba un partido de fútbol cuando sufrió un golpe en la cancha. Nada grave, hasta que se dio cuenta que su orina tenía sangre. Un simple examen cambiaría su vida para siempre y, aún sin saberlo, la de cientos de otras personas. Sufría de una enfermedad hereditaria llamada poliquistosis renal, la que también había sufrido su padre hasta morir. Dentro de algunos años, debería comenzar a someterse a diálisis.

En 2014 llegó el día: era urgente que se realizara diálisis tres veces por semana, durante cuatro horas. ¿Si no lo hacía? Tarde o temprano moriría, pues sus riñones ya no cumplían la función de antes, se encontraban comprimidos y con escasa funcionalidad.

Esto significaba prácticamente amarrarse un ancla a la cintura para siempre. ¿Cómo tendría libertad si debía estar día por medio en un hospital?

Desde ese día, Javier comenzó a conectarse con otros pacientes, conocer sus inquietudes y nació en él la idea de buscar una solución para devolverles su dignidad. Así, terminó creando Connectus Medical, una plataforma al estilo de Airbnb que permite coordinar diálisis en casi cualquier parte del mundo… bueno, de hecho lo hizo junto al mismísimo creador de la plataforma de arriendos.

En El Definido conversamos con Javier sobre el proyecto, su creación, pasión y compromiso con los enfermos. Aquí les contamos la sorprendente historia.

“Así uno no vive, sobrevive”

Cuando Javier comenzó a tener la necesidad de dializarse, habló con los jefes de la empresa en que trabajaba, una multinacional española de energía eólica. Él era el director para América Latina y África, por lo que le tocaba viajar muchísimo y necesitaba contar con el apoyo de la compañía en este nuevo escenario. Sin embargo, le cerraron las puertas diciendo que se trataba de una condición preexistente, y lo despidieron sin darle muchas vueltas.

Javier dializándose en Alemania.

“Prácticamente me hicieron un favor. Uno no tiene que ir por la vida odiando a la gente”, reflexiona hoy Javier, de 47 años.

Se vio en la necesidad de desarrollar nuevos negocios y empezó a participar en algunos proyectos de plataformas digitales de servicios y logística, con universidades de Estados Unidos.

Paralelamente, continuaba realizándose sus diálisis tres veces por semana, y pagando por cada procedimiento no menos de 150 dólares (unos 95 mil pesos chilenos). Se encontraba también “anclado” en Montevideo; después de ser un hombre viajero y deportista, no tenía opción de tomarse vacaciones, pues ¿cómo se haría sus diálisis en otras partes? “Así uno no vive, uno sobrevive”, dice Artigas.

Javier en Suecia.

“Excelente vivienda para huéspedes con propensión al infarto”

A Javier y a su mujer se les ocurrió arrendar la parte trasera de su casa en Montevideo por Airbnb. Así comenzaron a recibir a personas de todas partes del mundo, entre ellos a Hernán Casciari, conocido escritor y periodista argentino quien, además de “hacer buenas migas” con Javier… ¡sufrió un infarto en su propia casa!

Luego de llevarlo al hospital público y de que lo atendieran con resultados favorables, pasaron algunos días y Casciari dejó el siguiente comentario en Airbnb:

“Excelente vivienda para huéspedes con propensión al infarto de miocardio. La zona posee comunicación directa con los mejores hospitales de Montevideo. Los anfitriones, Javier y Alejandra, se convierten al instante en ángeles de la guarda y te salvan la vida sin conocerte. Te llevan muy rápido al hospital, en su propio coche, mientras te estás muriendo y después se quedan en la sala de esperas hasta que los médicos te ponen un bypass. No permiten que caigas en depresión ni que te sientas solo, te traen libros para que leas y además no te quieren cobrar los días que te quedás de más en su casa. ¡Muy recomendable!”.

Esto llegó a oídos del mismísimo Joe Gebbia, fundador de Airbnb.

Una visita inesperada

El 31 de diciembre de ese mismo año, Javier y su mujer se dirigían a la playa a pasar diez días y descansar de un año que había sido agotador. Jamás imaginaron que al otro día estarían de vuelta en Montevideo, y con una visita bastante inusual.

“En el primer peaje me cae un mail de Joe Gebbia diciéndome ´hola, soy el fundador de Airbnb y me gustaría conocerte´. Estuve a punto de pasarlo a spam, porque era lógico que no le creyera. Le dije a mi mujer ´contéstale a este tipo que anda a saber quién es, decile que sí, que venga cuando quiera´. Ella le manda el mail y al segundo peaje, me cae otro mail que dice que si encuentra un vuelo, le gustaría venir lo antes posible. Al salir del peaje me llega un tercer mail: ´acabo de conseguir un vuelo, ya salgo para allá´. ¡Era 31 de diciembre, en plenas fiestas! ¡Este tipo me mató las vacaciones! Llegué a la playa, cené y a las siete de la mañana, tuve que partir de vuelta”.

Javier recibió efectivamente al fundador de Airbnb y miembro de los 10 menores de 36 más ricos del mundo. Joe quería simplemente conocer de primera fuente la historia de Casciari y quedarse unos días en la ciudad. Pero cuando fue conociendo la historia de vida de Javier y su familia, le hizo una interesante propuesta.

El Airbnb de los enfermos renales

Javier y Joe comenzaron a trabajar con el programa de comunidades de Airbnb, para crear lo que hoy es Connectus Medical, la plataforma que conecta a los enfermos renales con centros de diálisis en más de 150 países del mundo. Así, si estás de vacaciones o de viaje por trabajo y requieres de este procedimiento médico, puedes ingresar al sitio, poner las fechas en que estarás en determinada ciudad, ver la disponibilidad y reservar tu hora.

Javier nos cuenta que ya reciben alrededor de 18 solicitudes al día y él intenta comunicarse personalmente con la mayoría de ellos. No sólo le interesa ser una ayuda práctica, sino también conocer sus historias.

Javier dializándose en Francia.

Con el aporte monetario de Gebbia, hoy considerado por Javier como parte de su familia, han logrado hacer muchísimos contactos. La plataforma cobra por el servicio y consigue descuentos en los centros de diálisis de hasta un 40%. Es tal la libertad y la autonomía que esta aplicación ha dado a los enfermos, que algunos ya han hecho hasta ocho viajes alrededor del mundo utilizándola.

Javier dializándose en Suecia.

“Más que libertad, se trata de dignidad”, nos corrige Javier, pues una herramienta como esta permite a los mismos enfermos solucionar activamente el problema de sus diálisis, y no esperar a que alguien se haga cargo. Así, el sistema también funciona de apoyo emocional a los enfermos.

Trasplantado y comprometido con la causa

En agosto pasado, Javier recibió un trasplante y hoy cuenta con un riñón nuevo, por lo que ya no requiere de diálisis. Todo ha funcionado bien y su cuerpo no ha dado señales de rechazo. Sin embargo, el compromiso profundo con esta causa continúa.

Su desafío es extender Connectus Medical a otras patologías, como las áreas oncológica y cardiovascular; y así, poder devolverles la autonomía y dignidad a miles de enfermos. Aún están probando la logística de los procedimientos vinculados a este otro tipo de enfermedades, pero pronto pretende poder ofrecer servicios de quimioterapia a través de la plataforma.

¿Conoces algún enfermo renal al que le gustaría viajar? ¡Cuéntale y comparte este artículo!