Se trata de un recurso esencial para la vida moderna: la utilizamos para hacer concreto, carreteras, ventanas, copas, o incluso pantallas de celulares. Es clave para las construcciones, pero el problema es que la demanda de arena está superando con creces a la oferta en algunas regiones del mundo como Asia, donde se está extrayendo a un ritmo mucho mayor que su renovación.
Seguramente nunca te habías planteado qué pasaría si se acaba la arena. En los últimos años ha aumentado la preocupación por la escasez de este recurso y comienza a ser necesaria esa pregunta, junto con la búsqueda de acciones o medidas que logren frenar esta crisis que pocos conocen.
Para construir las ciudades se están utilizando toneladas y toneladas de este material, ingrediente para hacer cemento, debido a que en las últimas décadas ha aumentado la cantidad de población que se ha ido a vivir a las ciudades en muchas partes del mundo.
Así lo confirman las cifras, según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2014), la arena y la grava son recursos que se extraen en todo el mundo y representan el mayor volumen de material sólido extraído a nivel mundial. Un ejemplo concreto: entre 2011 y 2013, China usó más cemento que Estados Unidos durante todo el siglo XX, y solo en 2012, el gigante asiático absorbió el 58% de la producción mundial de cemento.
La sobreexplotación de los suministros mundiales de arena está impactando al mercado con un aumento en los precios, ya que es un recurso más escaso (aunque todavía no tan significativo) y el surgimiento de mercados negros, con personas que extraen arena de lugares donde no está permitido.
Pero, ¿cómo se está acabando si en los desiertos está lleno de arena?
El 25% de la masa terrestre es desierto, pero el problema es que esa arena no es la que se usa para construir. Entonces, se está sacando de las playas, lechos de ríos e incluso arenas submarinas, sin medir los efectos que esto tiene para el medio ambiente. “Son inequívocos y ocurren en todo el mundo”, dice el informe de Naciones Unidas, respecto a estos.
En el mar, esto está haciendo que se encojan las playas y está afectando a la flora y fauna de los fondos marinos. En los ríos, ha provocado daños en las cuencas hidrográficas y la extracción de arena puede incluso cambiar el lecho del río o aumentar la frecuencia e intensidad de las inundaciones al reducir la capacidad de regulación de estas.
En India, por ejemplo, la extracción de arena de los ríos está alterando los ecosistemas, matando a peces y aves. En Indonesia, se dice que ya han desaparecido varias islas, porque su arena ha sido sacada para construir en Singapur.
Camboya se había convertido en uno de principales países exportadores de arena del mundo, y gran parte era destinado a la expansión del territorio de Singapur (el mayor importador mundial), ya que el país está . Importó más de 72 millones de toneladas de arena de Camboya desde 2007, según cifras de la ONU.
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente Singapur necesitaba más espacio para desarrollar su infraestructura, debido al aumento de su población y por eso ha ampliado su superficie en 130 kilómetros cuadrados, utilizando arena. |
Sin embargo, costas, ríos interiores y estuarios estaban cada vez más devastados por la industria, así que el país decidió prohibir las exportaciones de arena en julio de este año. Los grupos ecologistas dicen que la industria arruinó las poblaciones de camarón y cangrejo de río, dañó los ecosistemas locales y ha provocó que los bancos de arena de protección se desplacen y colapsen.
Sin ir muy lejos, aquí en Chile, en la región de Valparaíso también está ocurriendo algo similar. Este reportaje realizado por alumnas de periodismo de la Universidad del Desarrollo, muestra cómo la extracción de arena de las playas ha provocado un daño ecológico en las especies que habitan las quebradas aledañas a Isla Negra, El Tabo, El Quisco o Algarrobo.
“La arena a menudo se retira de las playas para construir hoteles, carreteras y otra infraestructura relacionada con el turismo. En algunos lugares, es probable que la construcción continuada conduzca a una situación insostenible y a la destrucción de la principal atracción natural para los visitantes, las propias playas”, sostiene el documento de Naciones Unidas.
La primera medida es que los países adopten regulaciones más estrictas para evitar que se siga causando más daño. Como el caso de Camboya. Luego, es necesario buscar alternativas.
Una de estas es reciclar el polvo de construcción y los escombros de concreto, quizás no para construir un edificio, pero sí para otras cosas de menor calidad. También se puede reciclar botellas de vidrio y eso reduciría el consumo de arena. Para incentivar el uso de alternativas económicamente viables, se pueden establecer impuestos sobre la extracción de arena.
Por otro lado, la arena tiene sustitutos. Hace algunos años, se demostró que el polvo de la cantera podría usarse para reemplazar la arena en estructuras de concreto en general y la del desierto se podría usar, pero solo si se mezcla con otro material. Aunque obviamente no a gran escala, para no producir daños medioambientales.
Finalmente, el mundo necesita darse cuenta de que no todo es concreto y que no podemos seguir usándolo al ritmo que lo estamos haciendo. Las casas y edificios se pueden construir con otros materiales como la madera u otros materiales reciclados, por ejemplo. “Se necesita capacitación de arquitectos e ingenieros, nuevas leyes y regulaciones e incentivos positivos para iniciar un cambio que disminuya nuestra dependencia de la arena”, explica el informe de Naciones Unidas.