"Teóricamente, sería uno de los mayores triunfos de la humanidad si el acto responsable de la procreación pudiera ser elevado al nivel de una conducta voluntaria e intencional y, de esta manera, separarlo del imperativo de satisfacer un impulso natural" (1898).
Si Sigmund Freud hubiese nacido a mediados del siglo XX, hubiese visto cómo nos acercábamos a cumplir su deseo. Hoy, la sexualidad de mujeres y hombres está más regulada por una voluntad e intención de placer, que por un acto de procreación, salvo que se esté buscando deliberadamente un embarazo.
Si se es responsable y no existen creencias o razones económicas que lo impidan, la gran mayoría de los hombres y mujeres alrededor del mundo, utilizan métodos anticonceptivos. Existe información al respecto y quien hace caso omiso de los métodos, incluso puede ser tildado de “irresponsable”. ¿Pero cómo lo hacían antes de la píldora y el preservativo?
Quienes fueron adultos desde la Antigüedad y hasta la década de 1960, cuando se popularizó la píldora, sabrán que no era cosa fácil. Pero de que existían métodos, existían. En El Definido les contamos de los más curiosos.
¿Se imaginan quién habló por primera vez en la historia de anticonceptivos? Pues según lo que se ha descubierto, los mismos que crearon las pirámides y la escritura sobre papiro. Los egipcios crearon tecnologías, con lo que tenían a mano, para evitar embarazos indeseados. ¿Y qué había en Egipto por montón?
¡Cocodrilos! Entonces se les ocurrió, alrededor del año 1850 a.C., crear una mezcla de excremento de cocodrilo con miel, para ser colocado en los genitales femeninos antes del acto sexual, obstaculizando así el paso de los espermatozoides. Así lo dice al menos el papiro de Petri, el primer texto médico del que se tiene noticia.
Otros capísimos de la historia, que pensaron casi todo antes que nosotros, fueron los griegos. Según el Instituto de Sexología de Barcelona, ya Aristóteles decía que el exceso de población nos podría llevar a la pobreza, y recomendaba untar las paredes vaginales con ungüentos creados a partir de aceite de cedro, oliva e incienso. El médico Sorano de Éfeso, también recomendaba a las mujeres introducirse una bola de lana empapada de vino u otras sustancias ácidas, antes del acto sexual. Y otro consejo que se les habría dado a las féminas, era acuclillarse y estornudar después de tener relaciones sexuales, para que el semen saliera de sus cuerpos.
Además, los griegos -como seguramente todos los seres humanos en la historia- conocían los ciclos femeninos y tenían detectados cuáles eran los momentos de mayor fertilidad, por lo que también podían evitar tener relaciones sexuales durante esos períodos.
¿Y qué hay de la Biblia? Obviamente no promueve esta práctica, pero en el Génesis existe un pasaje que hace alusión a la anticoncepción natural: “Pero Onán, sabiendo que la prole no sería suya, cuando entraba a la mujer de su hermano se derramaba en la tierra para no dar prole a su hermano". Es decir, simplemente eyaculaba fuera del cuerpo de la mujer.
El preservativo no nació de la mano del látex, y existió con bastante antelación al siglo XX. Los egipcios nuevamente habrían sido pioneros en implementar este método anticonceptivo, a partir de tela o vejigas de pescado. También la leyenda de Minos, rey de Creta, cuenta que usaba la vejiga de una cabra para evitar la concepción. Los romanos, gozadores de la buena vida, también habrían utilizado tripas y vegijas de animales. De aquí en adelante, ya era cosa de perfeccionar el artefacto.
Ya en el siglo XVI, el anatomista italiano Gabriel Falopio (a quien las trompas de Falopio le deben su nombre), hizo mención al uso de fino tejido de lino o seda para cubrir el pene, con el objetivo de prevenir las enfermedades venéreas.
¿Pero de dónde salió esta palabra condón?
No hay certeza, pero se cree que de uno de los cortesanos de Carlos II. Esterey de Inglaterra, se caracterizaba por ser “pícado de la araña” y tuvo montones de hijos fuera del matrimonio, de los que reconoció a 14. Fue el señor Condom, Condón o Contón, quien le hizo el magno favor al recomendarle un práctico artilugio para evitar continuar embarazando muchachas.
Ya durante el siglo XIX, el uso de condones creados con tripas de animales se hizo más popular. No eran desechables, sino objetos que los hombres guardaban cual tesoro, pues también los protegían de la sífilis y la gonorrea. En uno de sus extremos estaban cosidos, y en el otro había una cuerda que permitía ajustarlo a la anatomía del ocupante. Y hay un par de hallazgos que evidencian que hasta incluían decoraciones:
"En 1992 la casa Christie's subastó uno de principios del siglo XIX, de origen francés, que medía veinte centímetros y que tenía dibujada a una religiosa semidesnuda designando a su amante entre tres eclesiásticos en erección", según cuenta Jean Louis Guereña, estudioso de la evolución de la prostitución en España.
Además, requerían de toda una mantención, pues antes había que remojarlos en leche para ablandarlos, y después de ser usados, desinfectarse con agua tibia y llenarse de talco o fécula de papa. Eran utilizados mayormente dentro de prostíbulos.
Y dejamos lo mejor para el final. Si creyeron que la caca de cocodrilo con miel era el más loco de los anticonceptivos, espérense a leer sobre estos descabellados métodos que dio a conocer la BBC:
- Durante la Edad Media en Europa, algunos pensaban que si una mujer se colgaba de una pierna los testículos de una comadreja, evitaría un embarazo.
- En la antigua Grecia, algunas mujeres bebían el agua en que los herreros lavaban sus herramientas y armas, pues la ingesta de plomo a veces podía provocar un aborto natural. Inclusive durante la Primera Guerra Mundial, muchas mujeres entraron a trabajar a fábricas de plomo con el mismo objetivo. Sin embargo, los efectos secundarios eran horribles:náuseas, insuficiencia renal, convulsiones, coma o incluso muerte.
- En Canadá, durante el siglo XIX, muchos los molían testículos de castores para mezclarlos con bebidas alcohólicas, y así crear brebajes (supuestamente) anticonceptivos.
- ¿Han escuchado hablar de Don Juan? Un personaje de la literatura española, que se caracterizaba por sus dotes de conquistador. Pues tenía su propio secretillo: el limón. Lo partía en dos, sacaba la pulpa a una mitad, y la usaba a modo del actual diafragma dentro de la vagina de la mujer. La cáscara impedía el ingreso del semen, la acidez del limón actuaba como espermicida.
- Y este sí que es insólito: la Coca-Cola. Sí, alguna vez fue utilizada en la era pre-píldora. Existieron mujeres que tras tener relaciones sexuales, se realizaban lavados vaginales con la gaseosa, creyendo que la carbonatación y el azúcar, funcionarían como espermicida. Falso.
Todos estos métodos, por delirantes que parezcan, fueron fruto de la experimentación y de la mente creativa de seres humanos que, al igual que nosotros, querían tener cierto control sobre sus cuerpos y su descendencia. Algunos funcionaron, otros fueron un absoluto fracaso, pero de lo que sí estamos seguros, es que los métodos actuales son muchísimo más efectivos.