El pasado 23 de agosto, el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD, por sus siglas en ingles), tomó una medida inusual. Activó el protocolo de "alerta temprana y procedimientos urgentes" frente a un "peligroso" y "preocupante" aumento del racismo en EEUU. Esto lo había aplicado solo en 7 oportunidades en la última década. ¿La razón?

Los hechos acontecidos en la localidad de Charlottesville en el estado sureño de Virginia, donde grupos supremacistas blancos y neo nazis, realizaron una manifestación masiva en contra del retiro de la estatua del general confederado y esclavista, Robert E. Lee, en donde una manifestante falleció.

Esto abrió viejas heridas y volvió a poner sobre el tapete el problema del racismo en el país más poderoso del mundo. En El Definido te explicamos el panorama actual.

Problemas sin resolver

¿Recuerdan los disturbios en Ferguson el 2013? ¿O el asesinato a sangre fría de nueve afroestadounidenses en una iglesia de Carolina del Sur a manos de un supremacionista blanco en 2015? La tensión y la violencia racial no son temas nuevos en EEUU.

Además, aún persisten serios problemas de exclusión y marginación de un sector de la población que hace solo 50 años se le garantizó el voto y que en su mayoría, sigue siendo parte del eslabón más bajo de la jerarquía social. Un tercio de las familias afroamericanas aún siguen viviendo bajo la línea de la pobreza y la mitad de los afroamericanos que nacen pobres se mantendrán pobres a lo largo de su vida.

"Las vidas de los negros importan" (Black Lives Matter), se ha convertido en un movimiento de protestas por los asesinatos de afroamericanos a manos de la policía, un problema que se ha mantenido y ganado notoriedad pública en los últimos años.

Hoy, por cada dólar que gana una familia blanca, una afroamericana recibe 59 centavos, diferencia salarial que se ha mantenido increíblemente rígida tras la abolición de la esclavitud hace poco más de 150 años y que ha venido acompañada de una persistente segregación racial, en donde el vecindario que habita un afroamericano promedio está compuesto en un 45% por población negra. Esto es llamativo, considerando que la población negra es un 13,6% del total en el país, según el último censo estadounidense (2010).

Nuevas amenazas

Además de la desigualdad económica y la segregación racial, ambos males permanentes en la historia de EEUU (y en muchos países), los afroamericanos están teniendo que hacer frente a nuevas amenazas contra la búsqueda de la igualdad y el progreso racial. ¿Por qué?

Por el resurgimiento de los grupos de odio desde la elección de Barack Obama como el primer Presidente afroamericano de la historia del país. Estos llegarían a más de 900 en la actualidad, y algunos se han visto envalentonados con Trump en la presidencia, a quien se le acusa de tener una postura ambigua con este tipo de grupos y una retórica que explota los prejuicios raciales.

Sin embargo, a pesar de lo ruidosos y llamativos que los grupos supremacionistas blancos como el Ku Klux Klan o los neonazis puedan parecer, estos son en la actualidad un número minúsculo de la población del país y su legitimidad política es mínima.

La amenaza más directa en la actualidad vendría por parte funcionarios democráticamente electos en legislaturas de diferentes estados (en su mayoría miembros del Partido Republicano). Por ejemplo, algunos llevaron adelante un ataque frontal a su derecho a voto, aprobando una ley para exigir identificación a los votantes registrados para poder sufragar (ya revocada).

Esta sería racista porque habría afectado a más de 21 millones de estadounidenses, la mayoría perteneciente a una minoría racial, los cuales no tienen ningún tipo de identificación, en muchas oportunidades debido al elevado costo que les significa obtenerla (costos de viaje, obtención de documentos, etc.), significando un fuerte retroceso de sus derechos civiles y políticos.

¿Está todo perdido?

El panorama puede parecer desesperanzador, pues un mal tan arraigado como el racismo pareciera ser imposible de superar, e incluso en ocasiones, estar peor que antes.

Sin embargo, EEUU ha experimentado inmensos avances en igualdad e integración racial desde el movimiento de los derechos civiles de mitad de siglo, que no pueden ser ignorados. Como afirmó Obama en su discurso de despedida: "He vivido lo suficiente para saber que las relaciones raciales están mejor de lo que estaban 10, 20, o 30 años atrás, no importa lo que digan algunos".

Y es que el último censo reveló que los afroamericanos fueron el grupo que recibió el mayor aumento en sus ingresos y en donde la pobreza más se redujo.

Por otro lado, pese a que la segregación entre blancos y negros aún es alta, en los últimos 40 años esta ha venido descendiendo de manera permanente, llegando a su nivel más bajo en más de 100 años. Sí hace 50 años casi la mitad de los afroamericanos vivía en un barrio donde el 80% eran negros, hoy esa proporción ha descendido al 20%.

El tipo de trabajos que los afroamericanos desarrollan también ha variado radicalmente en las últimas décadas. Mientras hace 7 décadas solamente un 5% de los hombres afroamericanos realizaban trabajos profesionales o semi-profesionales en la actualidad el 30% de los hombres y un 60% de las mujeres afroamericanas desempeñan ese tipo de labor.

Esto porque en la actualidad, afroamericanos y blancos se gradúan de la educación media en la misma proporción y el número de profesores negros en la educación superior se ha más que duplicado en los últimos 40 años. Periodo en donde el número de médicos afroamericanos se triplicó, el de ingenieros casi se cuadruplicó y el de abogados aumentó en más de seis veces.

Cambio de actitudes sociales

Más allá de los números, el progreso en torno a la igualdad racial debe entenderse desde una mirada a largo plazo, tomando en consideración también las actitudes de las nuevas generaciones a lo largo del espectro político, racial y social.

Tal como aseguró Obama siendo presidente: "Después de mi elección se hablaba de un Estados Unidos post-racial. Y tal visión nunca fue realista", por lo que primero "Los corazones deben cambiar (y) no van a cambiar de la noche a la mañana. A menudo, las actitudes sociales llevan generaciones para cambiar".

En este sentido, la manera en que el terrorismo islámico, la delincuencia y la inmigración ilegal de la actual administración Trump ha sido abordada, es un peligro para los esfuerzos en pos de la integración y el progreso racial. Esto trae el riesgo del resurgimiento de una tradición que muchos querían enterrar: la de demonizar a una minoría, justificando así su opresión política y económica. No significa que no deban abordarse estos problemas, sino que se debe ser cuidadoso con definir sus raíces o asociarlas directamente a causas raciales. Históricamente han sido los afroamericanos, pero el día de mañana puede ser otro grupo.

En un escenario así, políticas públicas y educación deben tomar las riendas para revertir el aumento de mitos, prejuicios y de grupos racistas. En El Definido, nos comprometemos a investigar casos que han sido exitosos en esta lucha, para presentárselos en una próxima nota.

¿Qué opinas del panorama racial en EEUU? ¿Qué propones para combatir el racismo en el mundo?