Este martes, 26 ciclistas vestidos de verde llegaron al Capitolio en Washington, tras estar cuatro días pedaleando desde el colegio Sandy Hook en Newtown, Connecticut, hasta la capital norteamericana.

Allí los esperaba una multitud que los aplaudió fuertemente. La mayoría de ellos también vestidos de verde y sosteniendo carteles con insignias como “protejan a los niños, no a las armas”. Todos estaban ahí por un mismo propósito: la lucha por el control de armas en el país con más alta posesión de armas de fuego del mundo.

La organización que comanda las acciones es Newtown Action Alliance. No son políticos, ni autoridades civiles, sino que madres, padres y vecinos común y corrientes del pueblo de Newtown, al noreste de Estados Unidos, de poco más de 27.000 habitantes.

Sí tienen una tragedia en común. El 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza de 24 años, entró a la escuela de Sandy Hook terminó con la vida de 26 personas, 20 de ellas niños y luego se suicidó en el mismo lugar.

El tiroteo, se sumó así a una larga lista de sucesos violentos en escuelas del país. Lanza poseía antecedentes psiquiátricos, sin embargo poseía un arma. La tragedia abrió un debate acalorado por el control de armas entre republicanos y demócratas y que por estos días toma protagonismo en el Congreso. Newtown Action Alliance trabaja en estos momentos de la mano de algunos legisladores para terminar con las armas.

Newtown despierta

El tiroteo devastó a la comunidad, explica una vocera de Newtown Action Alliance (NAA por sus siglas en inglés), Diane Samples. “La ciudad nunca volverá a ser la misma, pero esperamos, al final, ser el lugar que puso en marcha un cambio significativo de esta tragedia y que será recordada por eso”.

El 26 de enero de este año se realizó una protesta general en Washington y algunos de los residentes de Newtown asistieron. “Ahí se dieron cuenta de que se necesitaba un cambio sustancial y que Newtown necesitaba tener una voz en el proceso”, asegura Samples.

Comenzaron con una reunión pública a la que asistieron sólo 50 personas. Así nació la organización. “Personas que sintieron la necesidad de tomar medidas para mejorar la situación actual de la violencia armada en nuestro país”, dice la vocera de NAA.

Algunas de esas personas, explica, eran desde antes del tiroteo, conscientes de que había un problema con las armas, pero la mayoría había comenzado a educarse luego de la tragedia, para evitar que sucediera nuevamente en otra escuela o universidad del país.

“Somos una organización formada totalmente por voluntarios. Tenemos sólo cinco semanas de edad y tenemos más de 350 miembros que están trabajando duro. Estamos creciendo todos los días. Nos hemos dividido en comisiones que se centran ahora en la legislación y la creación de alianzas con otros grupos de todo el país, quienes también se dedican a la reducción de la violencia armada”, explica Samples.

Desde su creación la NAA se ha reunido con diferentes autoridades federales, ha asistido al Congreso, organizado protestas, corridas y distintas acciones para manifestar sus exigencias. Lo más increíble, explica la vocera, es que están siendo considerados en todas las negociaciones entre demócratas y republicanos para llegar a un acuerdo en cuanto a control de armas.

Metas claras

“El objetivo principal es reducir la violencia con armas de todo tipo, tanto en áreas urbanas como suburbanas”, explica Samples. Pero para eso, fijaron primero tres metas claras y concretas que han discutido con representantes locales y federales.

Primero, la verificación de antecedentes universal sin excepción, para evitar que personas con desequilibrios mentales, como Adam Lanza, posean un arma.

Lo segundo, la prohibición absoluta de las armas de asalto, que son aquellas que tienen más bien características militares, y que en opinión de la organización y también de distintas iniciativas del partido Democráta, no debieran estar en manos de civiles.

Por último, la eliminación de los cargadores de munición de alta capacidad. Tres metas que NAA espera ver que se sucedan a nivel nacional.

“Algunos de nuestros líderes en Washington piensan que la indignación por lo ocurrido en Newtown se desvanecerá, pero eso no va a suceder. Creemos que esto es el comienzo de una nueva era en América, una en la que ya no se tolerará la violencia armada como lo ha sido en el pasado”, explica Samples.

Cuando cumplan las tres metas que proponen, asegura la vocera, los miembros de NAA seguirán adelante en su determinación con detener las armas en Norteamérica. Todos creen, cuenta, que la comunidad de Newtown estuvo destinada a vivir una tragedia tan grande precisamente porque eran capaces de dedicarse a crear consciencia a nivel nacional.

“Pueden pasar muchos años para lograr nuestros objetivos, pero estamos, como muchos millones de personas en todo el país, completamente dedicados a hacer cambios positivos que se traducirán en una reducción significativa de la violencia armada y la muerte”, concluye.