El mundo de la cartografía no es fácil. Incluso el planeta en el que vivimos es complicado graficarlo a la perfección (si no, revisen este sitio con el que se llevarán más de una sorpresa). Así las cosas, uno pensaría que tener un mapa certero de Marte sería una tarea titánica. Y probablemente lo es, pero hay quienes dicen que los mapas del planeta rojo son hasta mejores que los que tenemos acá. ¿La razón?
Acá tenemos mucha agua, lo que dificulta todo. De hecho, según la NASA para el 2013 solo habíamos observado entre el 5% y el 15% de las profundidades oceánicas de la Tierra. Todo esto, mediante técnicas de sonares. Entonces, ¿qué tanto mejores son los mapas marcianos? Eso es lo que veremos a continuación.
Cualquiera pensaría que la cartografía y Marte entablaron una relación hace no mucho tiempo. Después de todo, no fue hasta hace algunas décadas que empezamos a mandar robots al espacio para conocer más de este. Pero la verdad es que como humanidad llevamos siglos y siglos imaginándonos cómo es la composición del segundo planeta más cercano a la Tierra (después de Venus).
Para ser más precisos, desde 1609. En ese año Galileo Galilei observó por primera vez a Marte a través de un telescopio, aunque en ese entonces la tecnología para hacerlo no era muy buena, así que no logró diferenciar muchos detalles de la superficie. Eso sí, también fue la primera vez que se usó un telescopio con fines astronómicos.
Pero ya a mediados del siglo XIX, los alemanes Johann Mädler y Wilhelm Beer se aventuraron con el primer mapa marciano. Después de observar a Marte en periodos de 759, 1.604 y 2.234 días, dieron con su período de rotación (que estuvo bastante cerca del verdadero) y con el primer mapa de dicho planeta en 1840.
¿Por qué esas manchas? Bueno, principalmente porque se creía que tanto Marte como la Tierra compartían características similares. Entre ellas, poseer enormes masas de agua líquida en su superficie. Aunque como ya sabemos, se trataban de unas especies de ilusiones ópticas por la geografía del lugar, algo que Richard Proctor tampoco tenía claro cuando hizo su mapa en 1867.
Pues bien, se podría decir que cientos de años después ya hemos avanzado tanto en esta materia de explorar el universo, que hasta tenemos separado a Marte por regiones, planicies, montañas, etc. Una de las primeras maravillas que se lograron hacer fue el mapa geológico del planeta en el 2014: una minuciosa radiografía a su superficie en términos de elevación, profundidad, unidades geológicas, formas de relieve, etc.
Pero eso no es todo. Al igual que con Google Earth en la Tierra, la compañía estadounidense creó una versión 3D para Marte (y la puedes revisar aquí). Además de tener la opción de echarle un vistazo a las partes más icónicas de su superficie, como el río negro, las ondas del desierto y las cumbres más altas como el Monte Olimpo, que mide 22,2 kilómetros (casi 3 veces el Everest). También se pueden apreciar las zonas en donde se han emplazado las distintas misiones que han llegado ahí.
Ahora, no podíamos hablar de mapas sin ver qué nos tiene para ofrecer la NASA al respecto. Y claramente tiene algo. La organización espacial posee en su sitio un mapa interactivo del planeta rojo en el que además de recorrer su superficie, puedes “jugar” a trazar rutas, guardar la ubicación de lugares estratégicos.
Está bien. No vamos a encontrarle una cura al hambre en la Tierra haciendo mapas de Marte, pero su importancia va mucho más allá, sobre todo si queremos que la humanidad sobreviva a través del tiempo. Una de las principales razones por las que nos preocupamos de mapear lugares como Marte, radica en que es una actividad clave para la exploración espacial.
A medida que entendemos cómo se compone Marte, vamos adquiriendo conocimiento sobre aspectos tan importantes como la relación entre espacio/tiempo/planetas. También nos sirve para aprender más acerca de fenómenos como el cambio climático y del origen de materiales geológicos que puedan estar presente en otros lugares, además del planeta rojo.