Estamos en pleno siglo XXI y aunque gran parte de la población tiene acceso a telefonía celular o a televisores de última generación, todavía existe un porcentaje alto de familias que viven sin inodoro o sin las condiciones adecuadas para éste (independiente de si tiene celulares o TV). Esto los expone a todo tipo de enfermedades e infecciones, como cólera, diarrea, hepatitits A, etc.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 2.400 millones de personas en la actualidad no tienen acceso a instalaciones sanitarias básicas, como escusados o letrinas, e incluso 946 millones están obligados a defecar al aire libre. Y eso que tener acceso a agua potable y a saneamiento es un derecho humano.
¿Problema de prioridades? No, la verdad es que en muchos casos resulta más fácil, rápido y económico comprar un televisor HD y un celular con internet, que instalar un wáter en un domicilio, ya que éste requiere de construcción, instalación, mantenimiento, acceso a agua, etc.
Buscando una solución económica, la fundación Bill & Melinda Gates lanzó el concurso "Reinvent the Toilet Challenge" para financiar iniciativas que desarrollen sistemas que faciliten la eliminación de residuos humanos y que además permitan recuperar energía, agua y nutrientes.
Es requisito del concurso que todo funcione sin necesidad de corriente eléctrica, ni agua y su costo sea muy bajo, para que pueda instalarse en países en vía de desarrollo. Pero, a la vez, deben ser lo suficientemente atractivos y útiles para que cualquier país o familia quiera instalarlo en su casa y así prevenir la posible escasez de agua futura.
Uno de los proyectos financiados por la Fundación Gates fue el de la diseñadora Virginia Gardinier. Se trata de Loowatt, un novedoso escusado que cuenta con un sistema de "reciclaje" que envasa los excrementos al vacío, para convertirlos en fertilizantes y biogás.
Loowatt tiene muchos beneficios que lo hacen ser una buena alternativa, tanto para localidades de bajos recursos, como para cualquier lugar del planeta, ya que cumple con todos los índices de saneamiento y además cuenta con funciones que le dan valor agregado.
¿De qué estamos hablando? Cada vez que una persona va al baño, un dispositivo instalado en los inodoros recubre los residuos con una película plástica biodegradable, envasándolos al vacío sin productos químicos (evitando todo tipo de olores) y dejándolos en un depósito. Todo, sin necesidad de agua.
Una vez que ese depósito se llena, la parte superior del retrete se retira y los desechos quedan sellados en un compartimento ubicado en la parte inferior del recipiente. Una vez a la semana, este recipiente es retirado por la propia compañía de Loowatt.
Finalmente, el contenido es llevado a la planta de gestión de residuos de la compañía, donde se procesan los residuos para convertirlos en fertilizantes (biol) y en biocombustible (gas metano). Con un solo depósito de este wáter transformado en biocombustible, podría servir para calefaccionar, cocinar o generar electricidad.
Así funciona el sistema de Loowatt |
Otro de sus beneficios es su bajo costo. La instalación del inodoro cuesta cerca de 12 libras (10 mil pesos aprox.) y la mantención es de 3 libras mensuales (2.500 pesos aprox.) las que van destinadas para el retiro de los residuos.
A la fecha, el sistema ya se está instalando en algunos lugares de Madagascar y se está utilizando en eventos masivos y festivales de música de Estados Unidos e Inglaterra, para darlo a conocer al mundo.