Según la Sociedad Internacional de Mujeres Piloto de Líneas Aéreas, de 600 mil certificados de aviación, 40 mil corresponden a mujeres, lo que significa que solo un 6% de ellas tiene licencia para volar.
Pero Shaesta Waiz, de 29 años, quiere cambiar la historia. Ella es la primera mujer civil afgana en obtener el título de piloto, y así como ella lo hizo, quiere incentivar a otras jóvenes a tomar su mismo camino.
Para esto, se planteó un desafío: dar la vuelta por el mundo en un Beechcraft Bonanza y sobrevolar 19 países en cinco continentes, durante 90 días. Empezó en mayo, y hará 33 paradas en total como parte de su campaña (aquí puedes ver en vivo en qué parte de la ruta está).
Con esto, Shaesta quiere motivar a las mujeres a ser pilotos y conseguir fondos para becar a jóvenes, y así fomentar su educación en ciencias, tecnología, matemáticas e ingeniería. Dreams Soar es la organización que formó para financiar la hazaña y lograr aumentar el número de mujeres que eligen la aviación o cualquier carrera ligada a las ciencias.
Sin embargo, no fue en Afganistán donde comenzó su carrera, sino que en Estados Unidos. Shaesta es una refugiada que cumplió su sueño tras huir con su familia de la guerra entre la Unión Soviética y su país de origen en 1987.
Era solo una guagua cuando viajó desde su país a Richmond, California, para encontrar refugio junto a sus papás y seis hermanas. Al comienzo, no tenía mayores aspiraciones más allá de casarse joven y formar una familia, pero a medida que fue creciendo encontró en la aeronáutica su pasión de vida. Obtuvo una licenciatura y maestría en aviación en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, donde participó de iniciativas para incentivar la carrera de las mujeres.
Pero la idea de hacer un viaje alrededor del mundo surgió hace cuatro años, cuando se enteró de la primera mujer que dio sola la vuelta al mundo en una avioneta Cessna 180, Jerrie Mock en 1964. Ella, aburrida de ser ama casa, se aventuró en un viaje de 29 días por el globo, aterrizando exitosamente en Ohio.
Shaesta la fue a visitar para conocer más sobre su historia, donde le contó los detalles de su travesía. Este encuentro la motivó a la importante hazaña y a fundar Dreams Soar,para involucrar a niñas jóvenes y mujeres en este mundo, como también en las ciencias y la ingeniería, algo que no es tan común.
De hecho, según datos de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), solo un 28% de los investigadores en el mundo son mujeres. Es por eso que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Niña y la Ciencia, para empoderarlas a seguir este camino.
La piloto afirma que “el dinero (que les aporta la fundación) es importante, pero es más una cuestión de decir ‘creo en ti’ y transmitirles el mensaje de que son inteligentes y capaces”. Shaesta cada vez que abre la puerta de su avión, se pregunta: “¿Cómo una niña con esta historia detrás tuvo tanta suerte?”. La verdad, es que “cualquiera puede ser como yo”, cuenta en la página web oficial de su fundación.
Es una realidad que desde pequeñas, las mujeres creen que las carreras científicas no son para ellas, por lo menos esto demostró una investigación reciente.
Una publicación de la revista Science de enero de este año, arrojó que a partir de los seis, las niñas tienden a tener una autopercepción negativa sobre sus capacidades intelectuales, lo que determina sus intereses a largo plazo. En simple, los estereotipos de género las hacen evitar estudiar ciertas carreras, porque desde pequeñas no creen que son tan inteligentes como sus pares masculinos. Nada más alejado de la realidad.
La verdad es que varios íconos femeninos han hecho historia por sus increíbles aportes a la ciencia, así como también han sido grandes ejemplos de determinación. Un caso emblemático es el de la científica polaca Marie Curie quien ganó dos veces el Premio Nobel, la primera vez en física y la segunda en química.
Hace poco se hizo conocida la historia de Sabrina González, una joven de 23 años cubanoamericana que según la revista Forbes, es uno de los científicos más importantes con menos de 30. Algún día sueña con llevar a alguien a marte.
En un ejemplo más cercano tenemos a un grupo de estudiantes chilenas que crearon una órtesis (Oliber) para mejorar la calidad de vida de la gente con manos atrofiadas. Con este proyecto ganaron el séptimo lugar en un prestigioso concurso de innovación en Silicon Valley.
Estos son solos algunos ejemplos, casos hay miles. Así que sí, todo depende de un cambio de mentalidad y de la motivación, no hay excusas. Todos tenemos capacidades, seamos hombres o mujeres, solo es importante “creerse el cuento” y siempre trabajar duro para rendir frutos.