Estamos acostumbrados a teleseries extranjeras con protagonistas como Maricarmen: una joven de familia humilde que fue rescatada de la selva, para después descubrir que en realidad la es heredera de la mansión en la que trabaja como empleada doméstica. Todo muy dramático, es cierto.
Pero ahora se está creando una nueva novela cebollera y su origen está en nada más ni nada menos que Estados Unidos. Aunque aquí no hay ninguna Maricarmen entre medio, sino que quien está en el ojo del huracán es Donald Trump y por algo que no ha pasado desapercibido por nadie.
Todo partió a comienzos de esta semana, cuando el diario Washington Post publicó un artículo acusando al presidente estadounidense de haber compartido información clasificada con autoridades rusas. Dichas autoridades habrían sido el ministro de Relaciones Exteriores y el embajador del país del vodka. Y todo esto habría tenido lugar en una reunión durante la semana pasada.
¿De qué se habló supuestamente? De datos de inteligencia sobre el Estado Islámico. Chan, chan.
Bueno, para empezar, no se sabe si es realmente cierto, ya que la Casa Blanca lo ha negado hasta ahora. Pero para hacerse una idea, estas serían las razones por las que se podría considerar como algo muy grave, si es que realmente pasó:
-Se cree que la fuente de inteligencia del gobierno estadounidense podría estar en peligro tras haberse dado a conocer esa información a un país no-aliado (las relaciones entre Estados Unidos y Rusia nunca han sido de las mejores, sobre todo ahora que, por ejemplo, apoyan bandos distintos en la guerra civil de Siria).
-No se trataba de cualquier información. Era tan importante, que incluso no se le había comunicado a autoridades del gobierno y a los mismos aliados de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico (Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Australia, Turquía, Italia, Polonia y Dinamarca).
-Antes de ser presidente, Trump sostuvo que Edward Snowden había cometido una traición a la patria por compartir información clasificada con Rusia. ¿Suena familiar? Por suerte, al ser presidente, Donald tiene la facultad de comentar este tipo de información sin que sea considerado un delito (aunque no deja de ser muy mal visto).
-Durante su campaña presidencial, Trump no dudó en enrostrarle a Hillary Clinton su rollo con los correos y la divulgación de información clasificada que eso implicó. Tsss.
-Si bien el terrorismo es un asunto super serio en todo el mundo, en Estados Unidos es un tema mucho más sensible después de los atentados de las torres gemelas. En ese contexto, hay quienes creen que la acción de Trump podría poner en riesgo la seguridad de miles de estadounidenses, si es que la información compartida termina en “malas manos”.
Con todo, los conflictos sobre compartir información con Rusia no son algo nuevo en la administración del magnate de cabellera particular. Por ejemplo, en febrero de este año renunció el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Michael Flynn, tras conocerse que era potencialmente vulnerable ante un chantaje ruso y que había mentido sobre las comunicaciones que había mantenido con el embajador de dicho país.
Aunque incluso antes de eso, durante la campaña de Trump, se cree que su equipo habría mantenido una relación comunicacional con Rusia para divulgar información desfavorable para la candidata demócrata, Hillary Clinton. Es decir, una posible intervención de nadie menos que Rusia en una campaña electoral gringa.
Y a raíz de lo anterior es que se detonó otra “bomba” en la política estadounidense: hace menos de diez días, Trump despidió al director del FBI, James Comey, (Buró Federal de Investigaciones), quien había sido designado por Obama en el 2013. La razón habría sido que el director no contaba con las capacidades para liderar a la institución, lo que podría sonar razonable si no fuese el mismo director el que hubiese estado investigando los vínculos de Trump con Rusia en medio de la campaña presidencial. Uhhh.
Dato aparte: el director saliente del FBI dejó por escrito que Trump intentó persuadirlo de frenar las investigaciones en contra de Flynn, asegurando que "es un buen tipo".
Era de esperar que Vladimir Putin se asomara y dijera algo al respecto y así fue. El presidente de Rusia desmintió que se haya compartido información clasificada en la reunión con su ministro y su embajador, además de ofrecerle al congreso estadounidense la transcripción de lo que se habló durante esa junta, para esclarecer las dudas.
Y quizás lo más serio de todo esto es que se está empezando a hablar de un “impeachment” o juicio político, que podría terminar en una posible destitución del presidente. Aunque eso sería algo más lejano, ya que se necesitaría que el FBI y el Congreso inicien una investigación formal al respecto, cosa que aún no sucede.
De todos modos, hay algo que sí está ocurriendo: Trump está perdiendo apoyo dentro de los republicanos (los políticos de su propia coalición). Ya son varios los que exigen respuestas concretas del magnate, los que han dicho que no lo apoyarán “hasta las últimas consecuencias” y los que ya están hablando de la posibilidad de un juicio político.