El habla no es la única forma que usamos para comunicarnos. Existe otro instrumento que puede expresar mejor y quizás más detalladamente lo que no podemos hacer en palabras: nuestro cuerpo.
Cuando estamos felices extendemos nuestras manos en señal de orgullo y levantamos la cabeza hacia arriba. Pero cuando nos sentimos tristes o achacados, pasa todo lo contrario. Nos ponemos cabizbajos y nos escondemos, como si no quisiéramos tener contacto con nadie. Es verdad, un solo gesto puede decir más que mil palabras.
Estas son expresiones evidentes de cómo usamos el cuerpo para demostrar lo que sentimos en verdad, pero hay otras que son confusas y no dejan de ser objeto de estudio de psicólogos y sociólogos. Las palabras dicen una cosa, pero pequeños movimientos, expresiones e incluso intenciones pueden denotar todo lo contrario.
En este artículo te mostraremos cómo el cuerpo es capaz de delatar lo que cualquier persona, desde un político hasta un reo, tiene metido en su cabeza.
Hace algunos meses que se venía hablando sobre la llamativa forma que el presidente de Estados Unidos saluda de apretón de manos a otros políticos y mandatarios. Mira este video (en inglés):
Si bien, históricamente el apretón de manos significa paz y cooperación entre personas, pareciera que Trump quisiera comunicar todo lo contrario. ¿Qué te produce a ti? Además de hacer sentir notoriamente incómodos a los que reciben ese “agradable” saludo, es evidente que el republicano quiere dejar su huella de control y poder. ¿O estaremos sobre interpretando el gesto?
Según esta columna escrita por el experto en expresión corporal, Peter Collett y publicada en The Guardian, esta forma particular de saludo es un “recordatorio de estatus”, es decir, de esta forma hace recordar a la gente que él es quien manda. Claramente no hay comunicación simétrica, que supone a dos iguales con las mismas intenciones.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, fue el único que no cayó bajo la autoimpuesta autoridad de Trump y supo salir airoso de un posible bochorno, al menos según Collett, pues dice que este tenía sus movimientos estudiados desde antes. Esta vez fue Trudeau el que tomó el papel de poder. ¿Cómo lo hizo? En la foto siguiente se alcanza a ver.
Le tomó tan solo milisegundos en poner esa cara distante y responder con total confianza. Después de eso, él fue capaz de invadir su espacio personal, lo que le impidió al mandatario estadounidense hacer cualquier gesto de poder. Bien pensado, ¿no?
Alejándonos de la política y en línea con el análisis de la comunicación del cuerpo, nos encontramos con las micro expresiones. Son gestos involuntarios y como su nombre lo dice, de corta duración, pueden denotar qué es lo que está sintiendo realmente una persona. Y en no más de un segundo.
El psicólogo estadounidense Paul Ekman, precursor en el estudio de las emociones y las expresiones faciales, fue quien acuñó este término. Él propuso que existen seis emociones básicas y universales: felicidad, miedo, sorpresa, tristeza, desprecio, asco y enojo. El experto supone que todas las personas del mundo, independientemente de su cultura, expresan estos estados.
Otra cosa que propone Ekman es que lamentablemente, no se pueden disimular (o bien, tendrías que ser un muy buen actor para hacerlo). En este estudio hecho por Psychological science, se analizaron las expresiones de jugadores de distintas partes del mundo cuando ganaban o perdían una medalla. En todos los casos, la primera reacción fue una microexpresión pero inmediatamente después, la reacción cambió a gestos acordes a cada cultura.
Es decir, el cuerpo es un delator. Tan importantes han sido los estudios de Ekman, que la serie de televisión Lie to Me se inspiró en ellos. Esta se trata de un equipo que se encarga de analizar expresiones faciales de imputados para saber si mienten o no.
Cada vez que mentimos, nuestro sistema nervioso simpático, ligado a la percepción de estímulos como el estrés, se activa. Entonces, una persona puede llegar a actuar de forma antinatural o algo tensa.
La experta en lenguaje corporal y colaboradora de la FBI, Lillian Glass, enumeró un listado de señales que pueden indicar que alguien podría estar mintiendo. Aquí van algunas de ellas:
Mirar fijamente con poco pestañeo: el desviar la vista suele ser una respuesta natural de algunos mentirosos casuales, pero para quienes están acostumbrados a hacerlo, miran a los ojos. Lo hacen para intimidar y parecer más creíbles.
Tocarse algunas partes del cuerpo: aunque no se sabe la razón con certeza, quienes mienten suelen tocarse la garganta, nariz, cuello y la cabeza.
Mover la cabeza: es una táctica para exagerar que se está interesado en la víctima. Antes de responder, es común que la giren o balanceen.
Por ningún motivo debes asumir que alguien no dice la verdad porque cumple alguna o más de una de estas características. Solo un experto está calificado para eso, así que no pierdas el tiempo analizando a un sospechoso.
Ahora que ya sabes el poder expresivo del cuerpo, tienes dos opciones: convertirte en un actor profesional para que no descubran tus debilidades o bien, puedes aspirar a ser un experto en el estudio del lenguaje corporal.