Nos volvemos locos cuando nuestro perro hace cosas “inteligentes”. Aprender a dar la patita, sentarse, irse a acostar cuando se lo piden o ponerse boca arriba para que le hagan cariño, son acciones que nos roban el corazón todos los días a quienes tenemos un pequeño y peludo animal en nuestra casa.
Y como ya les contamos una vez, sabemos que los perros también son muy buenos a la hora de entender lo que decimos: de hecho, son capaces de percibir la emoción con la que hablamos y de comprender una que otra palabra clave de nuestro vocabulario. Así que se podría decir que sí son inteligentes.
Algo más o menos similar pasa con las gallinas. Estos plumíferos son capaces de realizar operaciones aritméticas simples, anticiparse a eventos futuros y además poseen memoria episódica (eso significa que, por ejemplo, son capaces de recordar trayectorias de movimiento). ¡Nada mal!
Pero existen otros animales inteligentes de los que no se habla lo suficiente. De más está decir que los delfines no son uno de ellos, ya que se habla de su inteligencia hasta en la sopa. No señores, hoy hablaremos de los chanchos, los inteligentes e incomprendidos chanchos.
Nos basaremos en un paper que recopila la evidencia científica que existe en torno a la psicología de los cerdos. Se llama Thinking Pigs (Cerdos pensantes) y se hizo gracias a un trabajo en conjunto del The Kimmela Center for Animal Advocacy y la Universidad de Emory.
¿Con qué podemos encontrarnos? Con aspectos cognitivos de los porcinos, como sus personalidades, nivel de memoria, capacidad para jugar, comprensión del ambiente de los rodea, etc. Y de todo eso rescatamos algunas cosas sorprendentes.
Tienen buena memoria: se ha demostrado que los chanchos tienen una memoria “robusta”. Por ejemplo, en un experimento realizado para comprobarlo, se les pasó a un grupo de cerdos un objeto durante dos días. ¿La gracia? Después de cinco días desde que les quitaron dicho objeto, los animales seguían mostrando una preferencia por este, demostrando así que poseen una memoria de largo plazo.
Priorizan sus recuerdos: no solo son capaces de recordar, sino que también aplican una escala de jerarquía al interior de sus cabezas (sobre todo si tiene que ver con comida, pero bueno, no los culpamos). En una oportunidad se les dio la oportunidad de acceder a dos fuentes distintas de comida, a través de dos caminos distintos. Y los porcinos solo eligieron el que los conducía a una mayor cantidad de comida. Es decir, a pesar de saber cómo llegar a ambas partes, decidieron ir a la que tenía más alimento, según lo que recordaban. Ojo, que ahí también descubrieron que se guiaban tanto por el olor, como por los colores y el reconocimiento espacial.
Son juguetones: que un animal tenga la capacidad de jugar habla muy bien de ellos. Significa que son creativos, que pueden innovar y que poseen habilidades sociales complejas. Y son varios los estudios que han demostrado que los chanchos son buenos para jugar, sobre todo cuando se trata de sacudir, mover y arrojar objetos; corretear, saltar, patear, dar vueltas, correr rápido, dejarse cae al suelo, jugar a las luchas, empujar, perseguir, etc.
¿Pueden percibir el tiempo? El paper menciona que no hay una investigación realmente concluyente al respecto, pero sí citan un estudio que puede arrojar información relevante al respecto. En este, se les presentó a los cerdos dos cajas: en una de ellas tenían que estar 30 minutos y en la 240 minutos. Después de saber esto, los chanchos eligieron mayoritariamente la caja pequeña, de lo que se desprende que serían capaces de percibir el tiempo (pero nunca se logró determinar si realmente les parecía algo malo estar más tiempo en una caja que otra).
Otro experimento de esa línea consistió en crear un ambiente en el que era necesario que unas chanchitas mantuvieran presionada una palanca con un pie durante una determinada cantidad de segundos para así recibir una recompensa. ¿La mala noticia? A las participantes se les resbalaba la palanca o usaban sus hocicos para presionarla, así que fallaron constantemente. ¿La buena noticia? Al parecer sus limitaciones eran físicas y no mentales, porque parecían entender la tarea que es les pedía, solo que sus esbeltos cuerpos lo hacían todo más complicado.
A fin de cuentas, son varios los expertos en comportamiento animal, específicamente de los cerdos, quienes aseguran que los porcinos son tan inteligentes que los perros e igual que un niños de tres años (en algunos aspectos, obviamente). Y cómo no, si además de todo lo que ya mencionamos, estos ejemplares de cola respingada pueden usar herramientas para lograr sus propósitos y les gusta “hacer aseo” (sí, son más limpios que algunos humanos).
Si todo esto aún no te convence, te dejamos un video de este lindo chancho resolviendo un puzzle. Y cuidado, que quizás la próxima vez que comas tocino te sientas un poquitito culpable.