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No es cosa de todos los días encontrarse con argumentos científicamente válidos sobre la existencia de vida fuera de nuestro planeta. Porque no, señores, esos videos borrosos de platos voladores, y la supuesta y sospechosa "inmortalidad" de Keanu Reeves no son razones suficientes.
Esta vez el argumento lo sostiene un crack de la astrofísica, Avi Loeb, profesor de Harvard y nada menos que presidente del Departamento de Astronomía de la prestigiosa universidad. Loeb ha publicado más de 500 papers científicos que abarcan temas como los agujeros negros, los rayos gama, la formación de estrellas y, por supuesto, la búsqueda de vida extraterrestre.
Una de sus últimas publicaciones, un artículo de 7 páginas que desarrolló con el también académico de Harvard Manasvi Lingam, hipotetiza sobre el origen de unas misteriosas ráfagas de radio. ¿Su teoría? Serían evidencia de una gigantesca nave alienígena.
En 2007, científicos se hallaban revisando antiguos reportes de radiotelescopios que "sapean" el universo a nivel de longitudes de onda de radio y se toparon con una sorpresa: en 2001 detectaron una señal muy intensa, que se extinguió en apenas 5 milisegundos (0,005 segundos).
Por sus condiciones, las bautizaron como ráfagas rápidas de radio, FRB en inglés, y hasta la fecha se han detectado 18, siendo la última de 2015 (y ojo que pueden haber sido miles las que no han podido ser detectadas).
The fuck? dijeron los científicos, quienes hasta el día de hoy no han logrado dar con una fuente fiable. Estiman, de hecho, que si la señal es realmente tan lejana como se cree, se necesitaría la energía de 500 millones de soles para generarla. Esos son muchos soles.
Loeb y Lingam tomaron esta problemática y, a diferencia de otras teorías que le otorgan un posible origen natural, especularon con una posible fuente artificial. En otras palabras, se fueron "en la volá": ¿podrían ser estas ráfagas de radio evidencia de vida extraterrestre?
Si estas ráfagas de ondas de radio tienen un origen artificial, lo que se preguntan los científicos es, ¿por qué las emiten?
Existen razones de origen sociológico, explican, como pedir ayuda o enrostrarle al resto de la galaxia lo avanzada que es su civilización. No lo descartan, pero señalan lo complejo que sería probarlo. En cambio, ¿y si tuviese que ver con tecnología de navegación espacial?
Según cálculos de los académicos, este tipo de ondas de radio podría utilizarse para mover una nave espacial conocida como velas solares. ¿Y por qué los aliens elegirían algo como esto para moverse por el vecindario? Por la misma razón que nosotros las estamos probando: no necesitan de combustible.
Las velas solares aprovechan el momentum de los fotones de luz para moverse. En el caso del proyecto Breakthrough Starshot, que busca desarrollar una flota de estas naves, se piensa darles un empujón desde la Tierra misma, mediante un haz de luz concentrado disparado por láser.
"La frecuencia del haz que es óptima para energizar una vela solar cae en el rango de las frecuencias FRB", explican, continuando con su ejercicio hipotético.
Pero el transmisor de radio solar capaz de generar una señal así de fuerte sería gigantesco. Estiman, de hecho, que tendría el doble del diámetro de la Tierra y que necesitaría tanta agua como la presente en toda la Tierra para enfriarse (asumen que se utilizaría este medio de refrigeración).
¿Y cómo sería esta vela solar extraterrestre que empujaría? Ya les decíamos que la señal es increíblemente intensa, por lo que la nave que movería también debería ser bastante grande. Según cálculos de Loeb y Lingam, se trataría de una nave con capacidad de carga de 1 millón de toneladas. Para que se hagan una idea: el MSC Flavia, la embarcación más grande que surca por nuestros mares, tiene capacidad para 139.418 toneladas.
"Eso es suficiente para llevar pasajeros a través de distancias interestelares o incluso intergalácticas", explican. El tamaño estimado recuerda a las "arcas interestelares", un concepto de nave espacial que surgió en los 50s, y que teorizaba sobre grandes embarcaciones de millones de toneladas de carga útil, capaces de preservar a la humanidad (o al menos a 100.000 de nosotros) en caso de una catástrofe.
¿Y por qué sería tan esporádica e irregular esta señal? Se explicaría por el movimiento tanto de la Tierra como del transmisor y la propia nave.
También es interesante que Loeb y Lingam sugieran que no sería una vela solar única, sino que posiblemente haya muchas más, solo que más pequeñas y por lo tanto indetectables.
Pero antes de que vayan a comprar antenitas y máscaras verdes, conviene recordar que el artículo fue un ejercicio de posibilidad más de probabilidad.
"Aunque la posibilidad de que los FRB sean producidos por civilizaciones extragalácticas es más especulativa que un origen astrofísico", escriben en su conclusión, "cuantificar los requerimientos necesarios para un origen artificial sirve, por lo menos, al importante propósito de permitir a astrónomos descartarla con datos futuros". En otras palabras, admiten que es más probable un origen natural, pero eso no le quita importancia a su trabajo: incentivará a que otros colegas puedan refutar esta alternativa, que si bien es menos plausible, quedó demostrado que se mantiene como una posibilidad.