Parecen ser pueblos que sólo visitarías escarbando en lo más recóndito de tu subconsciente, en tus sueños sin sentido luego de haber visto una película de Jodorowsky o de Tim Burton, pero te asombrarás al ver que sitios así de extraños existen y puedes visitarlos, aunque eso sí, cada uno guarda su historia particular haciendo que no todo sea color de rosas. ¿Perturbante o admirable?
Cada uno de estos 4 lugares que te mostraremos es peculiar en el mundo, y está en tus gustos darle el significado que más te haga sentido.
Okunoshima, o como es mundialmente conocida, “La isla conejo”, es una isla Japonesa cerca de la prefectura de Hiroshima que posee la particularidad de estar repleta de una plaga de conejos. Sí, leíste bien, en esta isla puedes estar tranquilamente caminando y cruzarte con conejos constantemente como lo harías en pleno centro de Santiago con las palomas. ¿El origen de la plaga?
Entre 1929 y 1945, el ejército japonés llevó a cabo un programa secreto para probar distintos tipos de armas químicas. Se necesitaba un lugar poco habitado por personas y alguna especie con la cual experimentar: una isla y una desafortunada población de conejos. Se produjeron más de 6.000 toneladas de gas venenoso y se probaron sus efectos en estos animales Okunoshima.
Con el paso del tiempo, estos mamíferos se fueron reproduciendo una y otra vez, hasta dejar la isla llena de ellos. Actualmente la isla es un destino turístico al que se puede acceder en un ferry de corto trayecto, y cuenta con bellas playas, un pequeño campo de golf y zonas de camping. También se realizan visitas a las instalaciones de gas venenoso (hoy abandonadas) y a las ruinas de puestos militares repartidos por la isla.
Puedes ver por ti mismo cómo realmente la isla está plagada de conejos.
Como salido de una historia post apocalíptica, donde la gente vive bajo tierra literalmente, al igual que el videojuego Fallout, en Coober Pedy la gente optó por habitar de manera subterránea, aunque no para alejarse del mundo por alguna catástrofe, sino para extraer el material tan preciado del cual viven, el ópalo.
En 1915, se encontró en zonas Australianas un ópalo gigante, que es una piedra semipreciosa de gran valor y su extracción en aquella época fue la que llevó a la época de la fiebre del ópalo. Al igual que en California en el siglo XIX con la fiebre del oro, una gran cantidad de inmigrantes de todas partes del mundo llegó al sector para extraer el material.
Serbios, yugoslavos y eslavos fueron los inmigrantes que por mayoría se asentaron en el lugar y por lo mismo, los primeros en comenzar a vivir bajo tierra, aprovechando de excavar el lugar para extraer más material. Con el tiempo fueron uniéndose distintas personas terminando por construir toda una ciudad, la cual hasta el día de hoy, está habitada por unas 3.500 personas, de 45 nacionalidades distintas, según estima el Consejo del Distrito de la ciudad.
En Coober Pedy tendrás la oportunidad de alojar en el único hotel del mundo bajo tierra, el Desert Cave Hotel, además de conocer la capital del ópalo.
En el suroriente chino, existe una pequeña localidad llamada Yangsi, en todos los sentidos, ya que su particularidad es que casi la mitad de la población no supera los 120 centímetros de altura. El fenómeno comenzó en la década de los 50, cuando una rara enfermedad arrasó en la región y una cantidad importante de niños, de entre 5 a 7 años, dejaron repentinamente de crecer.
Con el tiempo pudieron percatarse en la aldea, que la enfermedad se transmitía a las futuras generaciones de manera más frecuente, dando paso a una ciudad habitada por casi puros "enanos".
La ciencia por años ha tratado de investigar las causas de la enfermedad que afectó de sobremanera el patrón genético, pero en todos sus intentos ha fallado. Desde estudios en los cultivos, el agua, hasta en el aire que respiran, nada ha dado resultados que logren acertar con la causa real.
Este fracaso ha llevado a los habitantes del pueblo a crear una leyenda en la que creen que la causa viene de una maldición de sus ancestros, los cuales se habrían enojado por no haber sido enterrados correctamente y con honores.
Si en un principio hablamos de una isla cuya plaga son los conejos, existe también un pueblo con otra plaga, pero esta vez de objetos inertes, de maniquíes y sí, también en Japón. Tal vez algunos recuerden un artículo donde les contamos de este fenómeno, si no, aquí va.
Nagoro es un pueblo japonés donde actualmente habitan menos de 35 personas y éstas, son sobrepasadas en una proporción de 3 a 1 por muñecos hechos por Tsukimi Ayano, quien comenzó haciendo espantapájaros para cuidar los cultivos del pueblo que cada vez se iba deshabitando porque la gente dejaba el lugar y migraba a las ciudades en búsqueda de trabajo.
La mujer creadora de estos muñecos dejó de hacer espantapájaros para comenzar a hacer maniquíes de tamaño real que representaran a cada persona que haya abandonado el pueblo, ya sea porque murió o porque emigró del lugar.
En el pueblo puedes llegar a encontrar lo que pareciera ser alguien pescando o un grupo de personas esperando el bus, pero son solo muñecos que llevan ahí años y nadie ha movido por 11 años. Tsukimi Ayano comenzó a llenar escuelas que alguna vez tuvieron niños y maestros, casas que antes fueron habitadas por sus vecinos y así de cierta forma le fue dando vida a un pueblo fantasma con muñecos sin vida. Nostálgico y un poco perturbador a la vez.