(Llegando a la casa)

-Hola mamá.

-Hola papá.

(Aparece tu perro)

-¡Hola mi coshita ma’ linda de toda la galaxia y el universo! ¿Cómo está mi amorsh, mi dulzura, mi preciosura?

Si eres un dog lover, seguramente te sentiste identificado con la escena anterior. Llegar a la casa y saludar hasta al cansancio a tu amigo peludo es algo que te cuesta dejar de hacer. Que te lengüetee la cara, se ponga a temblar, de vueltas en círculo y salte para alcanzarte son, por lejos, unas de las mejores cosas que te puede ofrecer el día.

Aunque a veces, esas mismas alegrías se pueden transformar en frustración. Y es que a no podemos ocultar que nos encantaría poder comunicarnos con nuestras bolas de pelos de nariz húmeda. Saber qué nos dirían y que a la vez entiendan lo mucho que los queremos, sería el escenario ideal.

La buena noticia, es que parece que nuestros perros se han estado haciendo los tontos todo este tiempo.

¡¿Que los perros qué?!

Según una investigación llevada a cabo por un grupo de científicos de Hungría, la que fue publicada en la revista científica Science, la manera que tienen los perros de procesar la información que escuchan, es bastante similar a la de los humanos. De hecho, son capaces de hacer una serie de distinciones que no nos esperábamos.

Pero Tranquilein Jhon Wayne. Tampoco significa que hayan entendido sus secretos más profundos que verbalizaron cuando hablaban por teléfono o mientras se quejaban antes de acostarse. Eso sí, es probable que hayan detectado algunas palabras significativas para ellos, además de la entonación con la que las hayas dicho.

Por ejemplo, la investigación arrojó que los canes procesan, al igual que nosotros, las palabras importantes en el hemisferio izquierdo y diferencian las entonaciones y emociones en el hemisferio derecho. Lo curioso es que, sorprendentemente, son muy buenos para hacerlo.

En el experimento se observó que, independientemente de la entonación, los perros fueron capaces de reconocer ciertas palabras. Es decir, incluso si les dijeron “hola mi cachupín” en un tono similar al de Daria, los animales de cuatro patas entendieron que lo que les estaban diciendo era algo positivo. Lo mismo pasó al revés: si les decían que era hora de un baño, aunque se los dijera la mismísima voz de Barney, sabían que se venía algo malo.

¿Cómo lo descubrieron?

Para dar con estas conclusiones, los científicos “reclutaron” a trece perros de sus propios familiares. En su mayoría eran Border Collies y Golden Retrievers (aww). A ellos se les enseñó a quedarse quietos durante siete minutos, al interior de un escáner de Resonancia Magnética. Y tranquilos, que según los expertos, ninguno de los perros estuvo obligado a permanecer ahí y podían entrar y salir cuando quisieran.

El asunto es que a partir de eso, se logró registrar la actividad cerebral que mostraban cuando se reproducía la grabación de alguno de sus dueños más cercanos. Así, los perros escucharon cuatro tipos distintos de grabaciones: una con palabras de aliento (como “¡buen chico!”), otra con palabras neutrales (como “sin embargo” o “de todos modos”), pero cada una de ellas en una versión de entonación alegre y otra más neutral.

No, tampoco son genios de las comunicaciones

A partir de esto, los científicos esbozaron varias conclusiones. En una entrevista para el Huffington Post, el líder de la investigación sostuvo que descubrieron que los perros no sólo pueden entender qué decimos, sino que incluso cómo lo decimos. También agregó que en la medida que combinen esos dos elementos, pueden llegar a percibir incluso de manera más clara la información que les damos.

Eso sí, fue enfático al recalcar que esto no significa que estos animales tengan un conocimiento exacto de qué quieren decir aquellas palabras que les son más familiares. Aunque sí se puede concluir que son capaces de distinguir entre ciertas palabras, sobre todo si son importantes o no para ellos.

¿Lo sospechabas desde un principio?