Llega la primavera y las ganas de ver crecer las plantas del jardín, rodearnos de verde y comer más frutas y verduras. Pero muchas veces los vegetales que están a la venta en el supermercado decepcionan, tenemos que ir a comprar a la feria y los precios cada día están más altos. Por eso, una buena alternativa es cultivar algunas verduras tú mismo.
No hace falta tener un gran jardín para plantar un huerto y convertirse en granjero urbano de un día para otro. Sólo necesitas de una buena ventana por la que entre el sol o, mejor aún, un balcón luminoso. Y bueno: motivación, voluntad y paciencia, que las plantas no crecen de inmediato.
La idea de hoy es ni siquiera invertir en almácigos o plantas, basta con aquellas verduras que tienes en la fuente de vidrio de tu mesa de comedor o dentro del refrigerador. Créelo, esa humilde cebollita triste en un rincón de tu cocina, tiene la capacidad de transformarse en una majestuosa planta que nutra a toda tu familia por un buen tiempo. ¡Vamos viendo todas las posibilidades!
Lo más importante para hacer rebrotar uno de estos vegetales tan utilizados en dietas livianas, es buscar la lechuga romana más linda del supermercado o la feria. Llévatela a la casa y córtale el tronco (la parte inferior blanca que sacas para comértela). Luego, pon esta sección en un plato con un centímetro y medio de agua. Coloca el plato cerca de una ventana y asegúrate de que le llegue el sol. Al pasar 15 días, ya deberías ver nuevos brotes alrededor del tronco. En este punto, tu nueva lechuga está lista para ser plantada en la tierra. Aparecerán nuevas hojas y podrás comerla cuando esté lista (y después volver a utilizar ese tronco para hacer brotar otra). Para ver más detalles entra aquí.
Con tan solo oler estas maravillosas hojas, somos capaces de imaginarnos un buen pastel de choclo, un exquisito pesto o una ensalada caprese deliciosa. Elige las hojas de albahaca que estén más verdes y bonitas. Corta sus tallos a los 10 centímetros exactos y quítales las hojas desde el primer cuarto hacia abajo. Pon estos tallos en un vaso con agua ubicado en un sitio donde le llegue la luz solar. Los esquejes comenzarán a echar raíces. Cuando éstas tengan 5 centímetros, puedes trasplantarlos a maceteros individuales y mantenerlos con abundante luz y agua. Para ver más detalles entra aquí.
¿Alguien dijo wok? El cebollín o cebolla de verdeo es muy simple de hacer brotar a partir de sus raíces. Calcula tres centímetros desde las raíces y corta justo ahí los tallos verdes. Colócalos dentro de un vaso con poca agua. Deja el vaso en una habitación a la que le llegue luz solar. Asegúrate de ir agregando agua en la medida en que se evapore y de que la parte verde nunca esté sumergida. El crecimiento de los cebollines con esta técnica es espectacular, ¡más de medio centímetro al día! Para ver más detalles entra aquí.
Cuando usamos zanahorias en la cocina, siempre cortamos la parte del tallo (las hojas verdes) para utilizar el resto (la raíz), y luego botamos las hojas. ¡Guarda esa parte! Podrás hacer crecer toda una planta de zanahorias y acompañar cientos de recetas con este sabroso y versátil vegetal. ¿Cómo? Corta la zona superior de la zanahoria (donde están las hojas) de 6 centímetros y colócala en un plato poco profundo con agua. Fíjate que el agua solamente cubra la mitad de las zanahorias. Al plato debe llegarle luz abundante y ser rellenado permanentemente con agua, en la medida en que ésta se vaya evaporando. En una o dos semanas, verás tu zanahoria germinar. Plántala en un macetero profundo, para que puedan crecer sus naranjas raíces hacia abajo. Para ver más detalles entra aquí.
Acaramelada, en cubitos, para el pino; la cebolla es indispensable y por eso siempre la necesitaremos. Y además, es extremadamente fácil de cultivar. Corta la sección del vegetal que usualmente desechas (el tallo) y luego colócala directamente en la tierra, no requiere que antes la hagas brotar en agua. Recuerda que la parte plana de la cebolla (donde la cortaste con el cuchillo) debe quedar hacia arriba, y la sección más “chascona” hacia abajo. Si algunas cebollas te han brotado en el refrigerador o fuera de él, puedes plantarlas enteras y se convertirán pronto en una planta. Para ver más detalles entra aquí.
El ajo es otro vegetal que brota muy fácilmente, úsalo para poder sazonar tus comidas y fortalecer tu salud como superalimento. Incluso muchas veces cuando vamos a usar uno, nos damos cuenta de que ya tiene tallos verdes y ni siquiera ha recibido agua. Para cultivar los tuyos propios, ponlos en un vaso con agua, con las raíces hacia abajo y los brotes (si los tiene) hacia arriba. Fíjate que el agua no cubra los dientes del ajo, porque podrían pudrirse. Mantén el agua fresca y pronto verás cómo comienzan a crecer las raíces. Cuando los brotes tengan 7 u 8 centímetros puedes utilizarlos y comerlos pero, ¡no los cortes enteros! Si no, los ajos no volverán a brotar. Tienen un sabor ligeramente más suave que el ajo y puedes usarlos en ensaladas, para aliñar papas al horno, pastas, salsas o como aperitivo con humus o guacamole. Para ver más detalles entra aquí.
Rico en las ensaladas y famoso por ser tan light que tiene incluso calorías negativas, este vegetal también puedes reproducirlo tú mismo. Corta la parte inferior del apio (donde se juntan todos los tallos) y quita las "hojas" de más afuera, dejando una circunferencia más pequeña. Lávalo y colócalo en un recipiente con agua que lo cubra hasta la mitad. En 7 días verás cómo comienzan a salirle hojas y en 10 días te sorprenderás al ver cómo comienza a generarse una pequeña planta: está listo para ser trasplantado a un macetero. Quita nuevamente las 4 o 5 hojas que tiene por fuera y que ya se han marchitado (las originales de tu tallo de apio) y trasplanta tu nueva planta, dejando las nuevas hojas hacia fuera. Para ver más detalles entra aquí.
Ésta es una delicia que vale la pena ahorrarse en el supermercado, pues la planta de la piña se puede multiplicar fácilmente a partir de su corona o parte superior. Debes comprar una piña que esté linda, sana y ojalá lo más verde posible. Corta la corona procurando que quede con la menor cantidad de carne posible, porque podría pudrirse. Déjala secar durante un día, luego límpiala y quita las hojas inferiores para que quede así. El tronco debería tener un aspecto sano de color amarillo o verde claro. Puedes plantarla directamente a la tierra o colocarlo en un vaso con agua para esperar que le crezcan raíces. Una vez crecidas, tienes tu futura piña lista para plantar. Para ver más detalles entra aquí.
Para infusiones, para combatir el resfrío, para darle un toque único a las comidas thai y para mucho más, vale la pena contar con este amigo en la casa. Con el jengibre hay que tener un poco más de paciencia, pero los resultados también son excelentes. Elige un jengibre sano, que no esté blando ni arrugado. Obsérvalos bien y mira si alguno tiene un pequeño brote verde, selecciona ése. Ponlo sobre un macetero con tierra de manera horizontal (como “acostado” sobre la tierra), con los brotes hacia arriba. Cúbrelo unos 5 centímetros con tierra. Mantenlo siempre húmedo y fíjate que no le llegue el sol directamente. ¡Tarda 10 meses en estar listo para ser cosechado! Por eso hay que ser paciente. Para ver más detalles entra aquí.
Con estas recomendaciones, podrás contar con una gran variedad de vegetales cosechados por ti mismo y repetir una y otra vez esta práctica a partir de la misma planta que coseches. Si eres persistente y esta primavera te pones las pilas, podrás tener verduras propias y orgánicas para el verano, ¿qué tal? Si no resulta a la primera, dale una nueva oportunidad, que echando a perder se aprende.